El rompecabezas inconcluso del caso Cristian Mariscal

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El rompecabezas inconcluso del caso Cristian Mariscal

“No creo que Cristian esté muerto”, declara Roberto Gutiérrez, colega y amigo del desparecido.

Cristian Mariscal realizaba investigaciones periodísticas para el canal Plus Tv

Tres años y medio después no hay Cristian. No hay Justicia. Tampoco hay olvido. El caso de la desaparición del periodista Cristian Osvaldo Mariscal, cumple hoy exactamente 1.326 días. La mayor parte de Tarija conoce cómo empieza la historia. Sale de la discoteca donde trabajaba el domingo 19 de enero de 2014 de madrugada. Una cámara de seguridad lo filma caminando hacia su auto.

Desde ahí todo se basa en las declaraciones de los imputados. La versión generalmente aceptada es que fue a casa de su ex pareja, con quien había terminado la relación hacía unas pocas semanas. Nadie lo volvió a ver. Tras un largo proceso de investigación y peritaje de manchas de sangre descubiertas en el domicilio y una extraña contaminación de la supuesta evidencia, el caso quedó inconcluso.

La historia es ampliamente conocida, se cuenta de adelante, atrás y viceversa, se reconocen los puntos de los involucrados y los lugares donde faltan respuestas. Pero, ¿se conoce a Cristian?

Cristian invertía su tiempo en un periodismo contestatario, no sólo en el sentido de buscar desnudar a los poderes de turno, también en su práctica cotidiana. Sus investigaciones se dirigían a mostrar facetas alternativas del poder público. Empezó en Radio Fides e incursionó en televisión con el programa “En Contraste” del canal Plus Tv. Cada reportaje demandaba mostrar la sátira social que lo caracterizaba. Le encantaba hablar con la gente, en una Tarija que vive el día a día entre la confraternidad de sus ciudadanos y el quehacer político de sus autoridades.

El periodista producía contenidos de forma independiente. Algunas amistades lo destacaban como un periodista innato. Sus materiales no eran notas sencillas. Desde la dureza de recopilar información en las calles, la paciencia para darle forma a los contenidos en distintos soportes y la difusión en medios, todo pasaba por sus manos.

Se introducía en el personaje para realizar sus reportajes. “Nos tocó colaborar en muchas campañas de solidaridad. Se involucraba demasiado en la investigación. En las horas extra de trabajo se mantenía en campaña”, afirma Roberto Gutiérrez, periodista y amigo.
Los días aledaños a su desaparición mostraron emociones que caracterizaban al desaparecido. “No se guardaba las cosas, no se callaba”, comenta Raúl Saavedra, colega. La creencia general sostiene que su típica desmesura por conocer la verdad llevó a que ciertas personas, enfrentadas a los frutos de su trabajo periodístico habitual, desarrollen suposiciones acerca de su desaparición.

Sobraban las peripecias del personaje del periodismo tarijeño. Sus aventuras persiguiendo al director de las oficinas de la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC), o su adaptación a la vida de cárcel retrataban la viveza criolla del reportero.

Cristian solía rodearse sólo de periodistas. “Era una especie de consejero. Era jovial. Cuando era serio es porque tenía que serlo”, declara Igor Guzmán, compañero de trabajo.
Las disputas de poder con sus jefes eran continuas. El periodismo le brindaba insumos para hacer florecer su rebeldía. En momentos de frustración y por la sobrecarga de trabajo, Cristian tiraba la toalla, escapaba. “Me decía estoy en Sucre, ya voy a volver. Después venía y se disculpaba”, detalla Roberto.

La mirada mediática y política

El gremio periodístico de Tarija aportó a la causa hablando siempre de la desaparición; sin embargo, los resultados perdieron fuerza con el devenir del tiempo. “Los periodistas no abandonamos el caso. Está pendiente y tarde o temprano la verdad saldrá a la luz”, afirma Igor.

¿Dónde está Cristian? Se convirtió en el horizonte que orientaba el camino de los medios de comunicación, quizá el único sitio que irradiaba seguridad a Cristian. “Quisiera creer que Cristian está en otro país. Todos queremos eso. Uno quisiera pensar que es parte de su locura, que cambió de identidad y no quiso volver a Tarija. Imagínate si aparece vivo. Toda la gente lo condena, habría muerte social”, expresa Jesús Vargas, colega del diario El Periódico.

Así, Gutiérrez señala: “Yo no creo que Cristian esté muerto. Cuando me dijeron que desapareció, lo primero que me vino a la cabeza fue: no le importó el trabajo y se fue de nuevo. Cuando pasaron los días, la cosa iba en serio”, dice Roberto.

Por otro lado, el Alcalde de Tarija, Rodrigo Paz, dio a conocer su punto de vista: “Las dos únicas imágenes que tenemos vinculadas al caso son del desaparecido saliendo de la discoteca y en un surtidor en Santa Cruz. Si en ese momento hubieran habido más cámaras seguramente tendríamos mayor información para orientar de qué manera pasaron los incidentes supuestos con Cristian Mariscal”.

Jaime Mariscal, presente hasta el último aliento


El imaginario tarijeño narra la esperanza de un Cristian reunido con su padre. Fueron procesos burocráticos en la vida de Don Jaime Mariscal. Por su cuenta, defendió su versión de los hechos. Él sufría en la boca del estómago consecutivas quejas por el dolor.
El tratamiento era aplazado por las labores de investigar el paradero de su hijo. El abogado y amigo de la familia, Tamer Medina, le insistía en ir al médico. Y entonces Jaime decía “quién va a andar si no soy yo”.

La relación entre Tamer y la familia Mariscal se acentuó, a medida que el caso tropezaba. Medina y Jaime investigaban por su cuenta. Sacaron conjeturas, principalmente sobre la ex enamorada, Gabriela Torres.

En el letargo de buscar a su hijo, Jaime encontró amistades fuertes en otras víctimas. Sus reclamos dejaron de ser individuales para ser colectivos.  Así nació la Organización de víctimas de impunidad, inseguridad y corrupción, mantenida por el abogado hasta el día de hoy.

Poco antes de fallecer, debido al cáncer diagnosticado tardíamente tuvo una conversación con el periodista Jesús Vargas. “Cristian vio algo en el aeropuerto de Tarija. Vio un cargamento extraño. Le contó a su enamorada lo que había visto y le dijo que lo iba a decir”.
Don Jaime se fue con esa historia en el pecho…

Ambigüedad y contradicción en procesos de evidencia

Durante el proceso investigativo del caso, la claridad de las supuestas pruebas y evidencias se tornaron cada vez más difusas. El abogado de la familia, el Dr. Tamer Medina señala que bajo la consecuente insistencia del padre de Mariscal, se sugirió a las autoridades competentes  la realización de pruebas de luminol. Una prueba que pondría en rastro cualquier forma de sangre en el último lugar que Cristian visitó antes de su desaparición.

El domicilio de Gabriela Torres, ex enamorada del desaparecido, se tornó uno de los escenarios más importantes de la investigación. El resultado fue el hallazgo del rastro de trece manchas de sangre. El resultado de dichas pruebas, no fue esclarecido. Después de que los resultados, ocho meses,  el Instituto de Investigaciones Técnico Científico Policial (ITCUP) confirmó que se trataba de sangre humana. Pero de nada sirvió. Según Medina, las pruebas fueron contaminadas durante el ir y venir entre ambos laboratorios y así la posible evidencia fue descartada. Asimismo, el abogado señala que este error pudo haberse evitado si se hubieran tomado más de una muestra.

La cuestión sobre este caso se plantea. ¿Cómo debió ser el protocolo forense?

“Todo depende del estado de la sangre Si son gotas se debe aprovechar todo lo que se tenga. Se debe recolectar más de dos hisopos y si es así, se debe hisopar con agua destilada”, indica el Dr. Fernando Márquez, experto en medicina forense. Para seguir a detalle el peritaje se debe obedecer una cadena de custodia que exige que las pruebas no puedan ser abiertas durante el trayecto.

Uno de los abogados de la contraparte del caso, Marco Antonio Castillo, alega que su clienta, Gabriela Torres fue imputada por presunto asesinato por “supuestas” evidencias.

“La fiscalía nunca acredito que Cristian Mariscal está muerto”, señalo Castillo. Esto definió que el caso de Gabriela Torres, junto a los otros cuatro imputados, Grover Weimar Carranza Casón, Sergio Guerrero, Nimer Melgar Mustafá y Carlos Olascuaga fueran sobreseídos luego de 28 meses por el supuesto encubrimiento y complicidad.

Por otro lado, uno de los temas más controversiales que se desarrollo fue el tema del peritaje informático de la investigación de Mariscal. El perito del caso, Carlos Facundo Olascoaga, fue imputado por desobediencia a la autoridad, al no presentar informes por parte de Instrucción Cautelar Cuarto en lo Penal. El abogado de Mariscal, lo acusa de no ser un experto en informática, ya que como tal el peritaje de la investigación no se logró culminar. Por otro lado, Olascoaga contrarresta que su rol en el caso fue claro. “Me encargue del  geo posicionamiento,  que se define como la referencia de ubicación en el caso de un teléfono apagado en el sitio de un desaparecido” añadió.

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El reportaje fue realizado por los universitarios:
-Isabella Bustamante Gálvez
-Rodrigo Andrés Rodríguez Fuentes
-Gabriela Isabel Weiss Palacios

Comentarios de periodistas a nivel nacional

Natalia Seas, Jefa de Redacción periódico El País, Tarija

 “Hemos decidido mantener en tapa recordando cuantos días lleva perdido Cristian Mariscal porque creo que si no mantenemos un poco de atención puesta en el caso, no lo hará nadie más”.

Mauricio Noya, periodista de Tele C, Cochabamba

“Como muchos bolivianos más allá de estar vinculado a esta actividad periodística, nosotros nos sentimos preocupados por la cantidad de hechos similares en el país que pueden quedarse sin esclarecimiento”.

Elizabeth Arrázola, Jefa de Redacción periódico Los Tiempos, Cochabamba

“El caso es emblemático porque concentra todos los problemas de la justicia en Bolivia. El caso se agrava por la negligencia del Ministerio Público”.

Óscar Díaz, periodista del periódico Correo del Sur, Sucre

“Hay una aparente negligencia de los investigadores, el amiguismo o la corrupción por alguna influencia externa al trabajo de fiscales y jueces que, por norma, debería ser independiente”. 

*El reportaje es producto del concurso impulsado por la Fundación para el Periodismo, denominado Primera Plana

Durante el proceso investigativo del caso, la claridad de las supuestas pruebas y evidencias se tornaron cada vez más difusas. El abogado de la familia, el Dr. Tamer Medina señala que bajo la consecuente insistencia del padre de Mariscal, se sugirió a las autoridades competentes  la realización de pruebas de luminol. Una prueba que pondría en rastro cualquier forma de sangre en el último lugar que Cristian visitó antes de su desaparición.

El domicilio de Gabriela Torres, ex enamorada del desaparecido, se tornó uno de los escenarios más importantes de la investigación. El resultado fue el hallazgo del rastro de trece manchas de sangre. El resultado de dichas pruebas, no fue esclarecido.

Después de ocho meses  el Instituto de Investigaciones Técnico Científico Policial (ITCUP) confirmó que se trataba de sangre humana. Pero de nada sirvió. Según Medina, las pruebas fueron contaminadas durante el ir y venir entre ambos laboratorios y así la posible evidencia fue descartada. Asimismo, el abogado señala que este error pudo haberse evitado si se hubiera tomado más de una muestra.

La cuestión sobre este caso se plantea. ¿Cómo debió ser el protocolo forense?
“Todo depende del estado de la sangre si son gotas se debe aprovechar todo lo que se tenga. Se debe recolectar más de dos hisopos y si es así, se debe hisopar con agua destilada”, indica el Dr. Fernando Márquez, experto en medicina forense. Para seguir a detalle el peritaje se debe obedecer una cadena de custodia que exige que las pruebas no puedan ser abiertas durante el trayecto.

Uno de los abogados de la contraparte del caso, Marco Antonio Castillo, alega que su clienta, Gabriela Torres fue imputada por presunto asesinato por “supuestas” evidencias.
“La Fiscalía nunca acreditó que Cristian Mariscal está muerto”, señaló Castillo. Esto definió que el caso de Gabriela Torres, junto a los otros cuatro imputados, Grover Weimar Carranza Casón, Sergio Guerrero, Nimer Melgar Mustafá y Carlos Olascuaga fueran sobreseídos luego de 28 meses por el supuesto encubrimiento y complicidad.

Por otro lado, uno de los temas más controversiales que se desarrolló fue el tema del peritaje informático de la investigación de Mariscal. El perito del caso, Carlos Facundo Olascoaga, fue imputado por desobediencia a la autoridad, al no presentar informes por parte de Instrucción Cautelar Cuarto en lo Penal.

El abogado de Mariscal, lo acusa de no ser un experto en informática, ya que el peritaje de la investigación no se logró culminar. Por otro lado, Olascoaga contrarresta que su rol en el caso fue claro. “Me encargué del  geo posicionamiento,  que se define como la referencia de ubicación en el caso de un teléfono apagado en el sitio de un desaparecido” añadió.

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