¡YA NO SOY INVISIBLE!

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¡YA NO SOY INVISIBLE!

“La ruptura o pérdida de los vínculos con la sociedad se refiere a que si bien las mujeres están presentes en la sociedad y tienen múltiples formas de aporte a la misma, su colocación, posicionamiento y reconocimiento están desvalorizados o se los invisibiliza a través de la naturalización de su supuesta inferioridad, aspecto que se agudiza en su intersección con la condición étnica, cultural, la edad, la orientación sexual, como determinadas adscripciones y per tenencias sociales”. (1) Coordinadora de la Mujer. La Situación de la Mujer en Bolivia, Encuesta nacional de discriminación y exclusión social 2014

Es importante visibilizar dimensiones diarias y trabajos que no solamente NO están siendo reconocidos, sino que además NO están siendo valorizados; es una fuerza de trabajo que se reproduce todos los días y no está siendo remunerado, pero que está sosteniendo al trabajo productivo lo que se hace en el mundo público. Nos referimos a todo ese trabajo que realizamos cotidianamente, por lo tanto es importante visibilizar esos trabajos y entender que cuando hablamos de economía, productividad y del mundo público, NUNCA se hace referencia a este trabajo NO remunerado doméstico y de cuidado del hogar, se siguen asociando estas tareas sólo a las mujeres, por tanto hay una feminización de las ocupaciones.

Curiosamente, el término “economía” tiene sus raíces en la palabra griega “oikosnomia” que significa “gestión del hogar”, con lo cual pareciera que la disciplina debiera incluir toda la producción que se realiza en los hogares al margen del mercado; pero esto nunca ha sido así, ni siquiera en sus orígenes. (2) Cristina Carrasco, Mujeres y Economía (1999)

Así terminamos de leer este párrafo junto a LUZ (nombre ficticio), una mujer cuya fuerza y empuje se pueden adivinar desde el momento en el que te da la mano, con esa seguridad que proyecta su alma y su semblante, sus palabras no hacen sino confirmar lo esperado.

“Estaba encerrada y amarrada de manos; aprender costura fue como encender la luz, …no soy víctima, soy superviviente, aunque he sido maltratada lo he superado, he adquirido habilidades como el oficio de costura y la tolerancia al fracaso, eso y otras cosas más que he aprendido, me sirvieron para salir adelante y estar donde estoy”. “Tengo 36 años y por mi constancia, perseverancia y con mucho esfuerzo, porque no fue fácil, he logrado montar un taller de costura donde realizo buzos que me encargar otras mamás en el colegio de mis hijos o uniformes para otras actividades en mi iglesia”.

Y termina diciendo: “…a las mujeres que están sufriendo dentro de sus hogares y su pareja,  no dejen que el miedo les gane, si pueden soñar, lo pueden lograr, el éxito es la perseverancia”.

En Bolivia, la insuficiencia en sus estudios junto con la discontinuidad, demuestra que las mujeres que no tuvieron continuidad en sus estudios tuvieron que enfrentar causas externas a su decisión que les obligaron a interrumpir sus estudios. Si bien, la causa más importante para que casi la mitad de las mujeres deje de estudiar es la económica (48%) que remite a las condiciones de pobreza como factor de incidencia directa. La igualdad de oportunidades en el acceso, los progresos educativos y de profesionalización alcanzados por las mujeres, no evita que las mismas ganen menos que los hombres, accedan a empleos precarios y que se incremente la desocupación femenina. (3)Idem

Esta invisibilidad y dependencia económica de las mujeres dentro del hogar, genera varios tipos de violencia, entendiéndola como una de las expresiones que demuestran que la modernidad contiene y se sostiene sobre un orden patriarcal.  A pesar de contar con varias leyes que nos amparan como la: Ley 348, Ley Integral para garantizar a las mujeres una vida libre de Violencia (2013); Ley 243 Ley contra el Acoso y la Violencia Política hacia las Mujeres (2012); Ley 263, Ley Integral contra la Trata y Tráfico de Personas (2012); mientras el Estado no cambie su mirada hacia nosotras, seguiremos siendo invisibles.

La frecuencia de la violencia contra las mujeres es alta, según los tipos de violencia se ratifica que es uno de los problemas más preocupantes por su magnitud. Sobre el total de mujeres en cada tipo de violencia, el 44% declara haber sido víctima de violencia psicológica; el 36% enfrentó violencia física; y el 15% del total fueron víctimas de violencia sexual, siendo en todas las anteriores,  la pauta económica en el ámbito urbano la que juega un papel importante en el reconocimiento y valorización en las relaciones sociales. (4) Idem

Silvia Federici dice: “…un indicador interesante, aunque más cualitativo, para comparar países sería interesante medir cómo el país cuida a su población; éste, nos daría elementos de más humanidad que el Producto Interno Bruto (PIB), los indicadores, siempre son: cuantas mujeres ahora participan en el mercado laboral, la brecha salarial, cuántas mujeres diputadas, cuántas mujeres técnicas de no sé qué, directivas… Yo nunca he visto indicadores de igualdad que digan cuantos hombres planchan las blusas de sus mujeres o cuantos hombres cuidan a su abuela que tiene alzhéimer. Estos no aparecen como indicadores de igualdad. (5) Silvia Federici, Experiencias Económicas de Subversión Feminista.

Haciendo un análisis de presupuesto nacional en Bolivia, menos del 1% del presupuesto se destinaba a programas de salud y reproductiva; programas de salud integral; programas específicos para promover el empleo de las mujeres, por lo que esta invisibilidad surge de la presunción que las políticas económicas son neutrales al género y desde la economía feminista se afirma que las políticas públicas y políticas económicas, no son neutrales al género, sino que son CIEGAS al género, por lo tanto, llevar adelante políticas públicas que permitan visibilizar esta discriminación y disparidades informa a las políticas públicas y puede ayudar a transformarlas. (6) Silvia Federici, Idem.

Una forma de transformar esta disparidad, es generando empleo para las mujeres fuera del hogar, dotándoles de capacitación, apoyo psicológico y educación integral.

ESPERANZA (nombre ficticio) mujer cuya mirada transparente cuando te mira a los ojos,  afirma que pudo capacitarse y salir del círculo de violencia que la tenía atada en su hogar. Proviene de una familia de 9 hermanos varones, ella es la cuarta y dice: “soy el sándwich”, tuve que atenderlos a todos en mi casa, a los mayores sirviéndoles la comida y a los menores cuidando de ellos.

“… ahora miro atrás y pienso que no todo fue malo pese al maltrato que recibí de mis hermanos (los mayores), porque como tenía que hacer todo, aprendí mucho – baja la mirada y sonríe – y cuando me fui a vivir con mi pareja fue lo mismo y peor todavía, en mi casa tenía que cambiar hasta los focos, ahora después de dejar a mi pareja, no me ha sido difícil aprender mecánica y electricidad, cuando me enteré del proyecto, escogí estos oficios porque no tiene nada que ver con la comida” se ríe con más fuerza.

“No tengo todavía mi taller propio, pero trabajo a domicilio y no soy esclava de los horarios, el WhatsApp me ayuda mucho, me llaman y me mandan “ubicación” y puedo nomás llegar. Mi comadre me ayuda en el barrio dando mis referencias y mis compañeras – amigas que hice cuando estudiaba también. Nos ayudamos entre nosotras y eso me hace sentir más segura y acompañada, ahora SOY ALGUIEN, YA NO SOY INVISIBLE”.

Gracias a los testimonios positivos y con la ayuda de mecanismos para que las mujeres desarrollen su total potencial y adquieran herramientas para salir de círculos de violencia a través de su empoderamiento económico, más mujeres se han sumado a ser visibilizadas.

“El emprendimiento y en general los procesos de participación en la dinámica económica, contribuyen a generar cambios personales porque las mujeres se sienten valoradas, útiles, inteligentes, reconocidas,” dice Martha Laverde, especialista en educación del Banco Mundial. “

En Bolivia entre 2015 y 2017, se le brindó apoyo socio-emocional y educativo a unas 200 mujeres víctimas de distintos tipos de violencia de 7 municipios, uno de los resultados fue que las mujeres se organizaron y crearon 20 planes de negocio, de los cuales 12 han sido capaces de sostenerse en el tiempo. (7) INE censo 2012

“En definitiva, en el contexto de crisis sistémica, las mujeres resuelven la reproducción cotidiana de la vida con la sobre explotación de su tiempo y su trabajo. Si bien podemos afirmar que esta es una realidad global, que afecta igualmente a la región de América Latina y Caribe (ALC), sus concreciones por países y regiones varían en función de múltiples factores. Y sus impactos en diversos grupos sociales son muy desiguales según la imbricación de opresiones que definen su posición”. (8) Silvia Federici, Espacios Economicos de subversión.

Nuestra esperanza, es que Estado coadyuve a fomentar políticas Públicas para que exista equidad entre hombres y mujeres, con la finalidad de construir una sociedad igualitaria, despatriarcalizada, descolonizada  y exenta de la explotación económica capitalista.

 

 

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