Mujeres: Multifacéticas formas de afrontar el conflicto

Cómo las mujeres, desde diferentes espacios, con ideas a veces encontradas y presiones de todo tipo, fueron protagonistas de un conflicto que cambió el país.

La situación en Bolivia ante un posible fraude electoral en las elecciones presidenciales, fue un hecho inédito. Los días posteriores al 20 de octubre se vivieron bajo un clima tenso para los bolivianos. Las mujeres – como en todo aspecto de la vida- jugaron un papel importante, por su valentía y gran habilidad para mantenerse en pie ante las situaciones de convulsión.

21 días fueron los que aguantaron en la trinchera para defender “el voto”, ante el temor y la incertidumbre que generaba la idea de que se había cometido un “robo al voto” que coronaría nuevamente como triunfador al entonces presidente, Evo Morales. Conformando grupos de protesta para recorrer las diferentes calles de la ciudad de La Paz y de otras capitales. Entonando cánticos de repudio al fraude, en sus puntos de bloqueo, aliándose a las famosas “pititas” para cerrar las avenidas, y por las noches, cual camaleones, salir nuevamente con cacerolas en mano a marchar por sus vecindarios. Las aguerridas mujeres contribuyeron a un cambio que no se esperaría el país.

Los ánimos estaban caldeados en el común de los bolivianos desde el día de las elecciones, enfrentados unos con otros por lo que creían correcto. La protesta no distinguía sexo, edad,  raza o profesión. Todos vivían una lucha por la resistencia. Después del 10 de noviembre, inolvidable día en que renunció Evo Morales por las presiones de diferentes sectores del país, las cosas empeoraron aún más para los ciudadanos de La Paz y El Alto.

Una faceta que jugó un rol fundamental fue el de las mujeres que fueron amenazadas, golpeadas, agredidas e intimidadas; pero que aun así continuaron en la lucha, ya sea por sus convicciones o por sus instintos de protección.

Tal es el caso de la diputada de Unidad Democrática, Lourdes Millares, una mujer que confrontó en varias oportunidades al gobierno de Morales, y que temió por su vida cuando “las hordas” afines al partido de gobierno reaccionaron ante la renuncia de su líder. Ella fue víctima de amedrentamientos y amenazas a sus seres queridos que se encontraban en Sucre. Su hija de 10 años y su padre de avanzada edad estuvieron bajo presión.

Entre lágrimas, la diputada recuerda que el 10 de noviembre fue la noche más difícil de su vida. Ella se encontraba en la ciudad de La Paz y se enteró por una llamada telefónica que el nombre de su familia estaba en una lista como objetivo de represalia: la dirección de la casa de sus padres y la casa dónde estaba su hija habían sido fichadas para ser quemadas.

“Gracias a Dios no pasó nada”, cuenta. Después de una mezcla de sentimientos, hoy lamenta haber puesto en peligro la vida de su hija y la oportunidad de reencontrarse con ella, cuando intentó retornar a su departamento. Tras varios días en vigilia en plaza Murillo, cree que todo lo que hizo por el país valió la pena.

Al igual que ella, varias encontraron la manera de resistir al conflicto que vivió el país para llegar a la pacificación. Diversas fueron las vivencias de cada una de las mujeres que a continuación relatan sus historias:

 

Ha pasado más de un mes y el conflicto ha disminuido, pero lo que no ha desaparecido es la valentía e instinto que despertó en las mujeres que fueron amenazadas, golpeadas, que tomaron riesgos, resistieron y que aún deben pelear contra los estigmas de la sociedad.

Hijas, madres, hermanas, y todas las mujeres mostraron de qué están hechas ante la situación que aquejó al país. Todos los días colaboraron, cuidaron y protegieron a las personas que tenían al lado, muy a pesar de ellas mismas. Sin mostrar cansancio y sacando fuerzas de manera inexplicable, buscaron pacificar el país a través del diálogo.

En el país, hoy se vive con incertidumbres más que certezas por la idea de que se pueda dar el retorno de Evo Morales y con él se repitan los hechos que generaron zozobra a los bolivianos.

Indudablemente, las mujeres estarán al pie del cañón para defender su forma de pensar y proteger a los suyos o su país. Ellas están dispuestas a dar su vida por lo que creen correcto, porque cuando se trata de mujeres, nadie se rinde, nadie se cansa.