Fondo concursable: Un tercio de los «lustras» tiene entre 15 y 30 años

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El Fondo Concursable para Investigación Periodística sobre el Empleo Juvenil en Bolivia es una iniciativa de la Fundación para el Periodismo y Solidar-Suiza que, por segundo año consecutivo, publicó la separata “Prioridad” y fue distribuido junto al periódico Página Siete. Los reportajes que se presentan fueron seleccionados por su calidad y rigurosidad periodística en el marco del programa. Sus autores recibieron una beca para estimular su realización.

 

Nelson Miguel Peredo Cuentas

«No quiero lustrar botas para siempre, pero hasta mientras con mi caja estoy bien», dice Diego Cruz (20), un joven tarateño que trabaja de “lustra” desde hace ocho años y que forma parte de los más de 50 jóvenes que se dedican circunstancialmente a este oficio en el eje metropolitano.

Aunque no hay un censo oficial de lustrabotas en Cochabamba, se prevé que en las ciudades de Cercado, Quillacollo, Tiquipaya y Colcapirhua hay aproximadamente unos 150, de los que sólo 48 están afiliados a la Asociación de Lustradores 1º de Mayo, la única de este tipo en la región, según explicó el dirigente Roger AguilarLa Asociación, fundada en 1945, muchos años antes de la reforma agraria y de que se declarara en Bolivia el voto universal, va por su quinta generación de lustrabotas y no teme que el oficio se acabe, a pesar de que sólo hay 15 miembros jóvenes.

El oficio del lustrabota puede ser circunstancial e intermitente. Diego es ambulante, no forma parte del sindicato, a veces trabaja de peón, otras de ayudante en tiendas o lo que pueda y gana de 20 a 50 bolivianos por día.

–Son “muy cerrados”–  dice. Mi principal ingreso es lustrar botas—señala mientras dirige su mirada al piso.

José (18) y Ríchar (17) lustran botas en la esquina de la 25 de Mayo y Sucre, en el centro histórico de Cochabamba. Son amigos desde hace seis años. José empezó en el oficio a sus siete años, en cambio Ríchar a los nueve. Ambos aprendieron el oficio de sus padres.

Los jóvenes, que pidieron anonimato, aseguran que lustrar botas es más fácil que otros oficios y que sus ingresos son mínimamente 40 bolivianos, aunque llegan hasta 100 en un buen día.

Según la psicóloga Sofía Guaraguara, fundadora del Centro Uyarina, Punto de Encuentro, “Son trabajadores esporádicos, un día son lustrabotas y otro limpian vidrios, generalmente tienen una historia de calle, pero (los lustrabotas) habitualmente no están en esa situación, sino en riesgo. La calle es una institución donde los jóvenes buscan lo que no encuentran en casa”.

Éste no es el caso de Jhamil (nombre ficticio), un joven de 25 años que lustra botas en la Aroma y San Martín y trabaja en la silla que heredó de su padre. Acompañado de su concubina, que tiene seis meses de embarazo, comenta: “Trabajamos bien, pero nos falta apoyo. Si alguien se enferma no hay dónde ir y si no junto platita para fin de año, no tengo Navidad”.

El dirigente Roger Aguilar dijo que los que pertenecen al sindicato aportan 10 bolivianos al mes para apoyar en caso que alguno de sus asociados sufra algún problema de salud. “Dijeron que hasta fin de año buscarán al presidente Morales para pedirle que viabilice una ley de apoyo al sector, que está trabada en el Senado desde 2012”, informó.

Desempleo juvenil

La Población Económicamente Activa en Bolivia es de 4,5 millones de personas, de un total de 10,3 millones de habitantes, mientras la tasa de desempleo es de 3,2%, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), a 2013. Sin embargo, el Centro de Estudios Laborales  (CEDLA) señala que ésta alcanza a 14,5 por ciento, lo que significa en ambos casos que se trata de más del doble de la tasa de desocupación general.

La población joven, comprendida entre los 15 y 29 años de edad, llega al 28,5 por ciento del total nacional. En este sector están los lustrabotas.

Según el dirigente del sector, hay muchos niños que se inician en este oficio, pero la mayoría lo deja para terminar sus estudios. Los que se quedan lo hacen por falta de apoyo económico familiar o una inminente situación de calle.

En Bolivia, de acuerdo a datos del Fondo de Población para las Naciones Unidas (UNFPA, 2011), el 47,2% de los jóvenes (51,5%  de mujeres) está en situación de pobreza, mientras el 35,7% de los varones (37,7% en caso de las mujeres) está en situación de indigencia.

La cifra aumenta en el caso de jóvenes indígenas (58,2% de situación de pobreza) y más aún en el área rural, donde el 67,8% de los jóvenes son pobres. En el área urbana la cifra baja a 41,6%. En el caso de la población joven no indígena la cifra llega a 42,9%.

La directora del Centro de Planificación y Gestión de (CEPLAG) de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), Carmen Ledo, dijo que hay una intensa relación entre el desempleo y la migración.

Esta información refleja la procedencia de los lustrabotas, según Ledo, ya que el perfil de estos trabajadores es de un migrante joven, generalmente del área rural de Cochabamba, aunque también del interior del país y con ascendencia indígena.

Sin proyectos para reducir desempleo

La Alcaldía de Cochabamba no analizó aún el tema. Según el director de Desarrollo Económico, Ackbar Jalil, el municipio tiene dos programas dirigidos a generar condiciones de empleo juvenil: el programa mi primer empleo digno, creado por ley nacional y el otro dirigido a estudiantes de las promociones y a mujeres emprendedoras, creado por la municipalidad.

Jalil dijo que recién están “ordenando la casa”. La gestión de José María Leyes comenzó en julio pasado y aseguró que para 2016 se realizará un Plan Estratégico de Desarrollo Económico Local que tendrá un fuerte componente para empleo juvenil, del que no dio detalles.

Entretanto, la Gobernación de Cochabamba tiene algunos planes para mejorar la situación del empleo juvenil. La directora de Igualdad de Oportunidades, Primitiva Guarachi, dijo que en la actualidad hay cinco proyectos productivos en las zonas rurales y uno en el área urbana en los que trabajan unos 1.500 jóvenes que se dedican a la producción de pollos, cuis, miel y panadería. Sin embargo, admitió que el impacto de estos proyectos es mínimo.

Según el INE, existen al menos 850 mil niños, niñas y adolescentes trabajadores en todo el país. A ello se suma que más de 3.800 están sometidos a las peores formas de explotación en minas, zafras de castaña y caña.

El estado de situación de la niñez y adolescencia en Cochabamba es igualmente alarmante, debido a que de enero a junio de 2015 existían 2.000 niños, niñas y adolescentes en diferentes hogares del Servicio Departamental de Gestión Social (SEDEGES).

“No quiero ser lustra toda mi vida”

Ni Diego, ni Ríchar, ni tampoco José quieren ser lustrabotas toda su vida. Sus planes varían entre ir al cuartel y terminar el colegio. José llegó a segundo medio, Ríchar está en un nocturno, Diego llegó a quinto y ya no estudiará y buscará un trabajo más “fijo”. Sin embargo, mientras no haya opción, seguirán con la “pega”.

Casi no hay mujeres en el oficio. En la Asociación 1º de Mayo, sólo dos de sus 48 miembros son mujeres. Según los jóvenes, ellas aparecen sólo los días que hay desfile y llegan desde La Paz y no interactúan con los vallunos.

Las cifras de desempleo o los planes de las alcaldías pasan desapercibidas en la calle. José recibió una vez una caja junto a otros lustras, que fue regalo del presidente Evo Morales, en 2012.

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