Desempleo en Bolivia, realidad que pone en jaque a los bolivianos

 

Desempleo en Bolivia

Realidad que pone en jaque a bolivianos

Giovana Maribel de la Cruz Huanca 

Según la Constitución Política, “toda persona tiene derecho al trabajo digno, con seguridad industrial, higiene y salud ocupacional, sin discriminación, y con remuneración o salario justo, equitativo y satisfactorio, que le asegure para sí y su familia una existencia digna” (Art. 46 CPE). Pero, ¿este derecho constitucional está realmente garantizado para todos los bolivianos?

El gobierno asegura que Bolivia tiene en la actualidad la tasa de desempleo más baja de la región con 4,1%; seguida de Ecuador con 5,4%; Argentina y Perú con 6,5%; y Chile con el 6,8%, entre los más bajos.

Ante esta realidad, se presentan casos tales como el de Israel Lima Torrez, al que le dicen El Icha. Israel nació el 4 de noviembre de 1983 en La Paz, vive en la zona Alto Lima de la Ciudad de El Alto, junto a su esposa y sus dos hijos, uno de tres años y otro apenas de seis meses. Tiene 34 años y se ha pasado los últimos 25 años trabajando en no menos de siete oficios para salir adelante. Es el segundo de cuatro hermanos varones que no recuerdan mucho a su padre porque los abandonó cuando eran niños.

La mayor parte de su infancia se la pasó en el Mercado Rodríguez de La Paz, ya que en ese lugar trabajaba su madre y abuela vendiendo verduras. Con tan solo nueve años inició su primera experiencia laboral como quepiri (cargador), porque los ingresos que su madre y abuela generaban les eran insuficientes.

Según los datos del último censo (2012), en Bolivia un 65% de población en edad de trabajar tiene entre 15 y 64 años; apenas seis de cada cien son adultos mayores y el resto (29%) son niños.

Años después, Israel consiguió trabajo como guardia de seguridad privada, en  un inicio en las calles y luego en algunos bancos. En busca de un mejor salario se fue a trabajar a una empresa de textiles, pero por meterse en temas sindicales, a los pocos meses lo despidieron.

Salió bachiller del colegio nocturno Franz Tamayo de la zona de Villa Victoria, postuló a la Carrera de Ingeniería de Sistemas en la Universidad Pública de El Alto (UPEA), pues consideraba que con una carrera podría tener mayores oportunidades laborales. Para costear sus estudios y mantener a su familia, se vio obligado a trabajar medio tiempo en una fotocopiadora, pero a los pocos meses tuvo que abandonar la carrera debido a que sus gastos eran mayores que sus ingresos.

De acuerdo a datos del Ministerio de Trabajo, Empleo y Previsión Social, por nivel de instrucción, el 48,8 % de las personas desempleadas tiene educación superior, mientras que el 39,2 % presenta educación secundaria.

Entre los censos de 2001 y 2012, en Bolivia se crearon más de 1,1 millones de puestos laborales. Es más, en 2015, el índice de desempleo llegó a un mínimo histórico del 3%.

En 2016, el desempleo creció al 4,4%. Este fenómeno, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), puede generar un deterioro de la calidad del trabajo, ya que incluso los trabajadores con formación universitaria pueden verse obligados a aceptar trabajos por debajo de su formación.

Pasado el tiempo, Israel ingresó a trabajar a una empresa de electricidad para aprender el oficio. En ese trabajo jamás conoció un contrato, seguro social y menos aportes para su jubilación. Después de varios meses decidió trabajar de manera independiente e incluso generando trabajo ocasional para algunos de sus compañeros quienes también sufrían, además de los malos tratos, cero respeto a sus derechos laborales.

El subempleo en Bolivia se manifiesta, principalmente, entre los jóvenes, las mujeres y nuevos profesionales con alto nivel educativo y representa el 20% de la población en edad de trabajar, según Bruno Rojas, investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA).

El trabajo de Israel como electricistaera ocasional; sin embargo, cuando se le presentó la oportunidad de desarrollar una conexión eléctrica que le tomaría por lo menos tres semanascontinuas de trabajo bien pagado, no pudo desarrollarlas. Su estado de salud se lo impidió, pues padecía de dolores en los huesos por la baja temperatura del lugar.

Cansado de depender de otros para su manutención y con la esperanza de mejorar su situación económica y la de su familia, invirtió los ahorros de sus años de trabajo en su propio negocio de internet. Sin embargo, el negocio no duró más de año y medio debido a la poca afluencia de usuarios.

Pero este dinero resultó insuficiente  por lo que decidió acceder a un préstamo bancario. El nuevo reto fue importar mercadería de Chile para ofrecerlas como vendedor ambulante en las distintas ferias de la ciudad de El Alto. Esto le generó ganancias a mediano plazo, pero no suficientes debido a que sus gastos diarios eran elevados y muchas veces no vendía nada.

Según datos publicados por FUNDEMPRESA, en Bolivia hasta el mes de enero de 2017 se crearon227.986 empresas unipersonales, teniendo un incremento del 4% con relación al 2016.

El investigador del CEDLA, Bruno Rojas explicó que de acuerdo a una encuesta realizada en el eje troncal del país, el 65% del empleo generado pertenece al sector informal y el 35% al empleo formal. De ello, el Estado sólo genera el 9,6% y el sector privado el 22%.

El especialista indicó que el 70% del total de los empleos generados son precarios; es decir, no cuentan con beneficios sociales ni aportes a las AFPs. La precariedad incluso llega al ámbito formal, explicó.

Existe también un gran porcentaje de personas en el país que no cuentan con un empleo de alta productividad. Esto les impide contar con los recursos necesarios para satisfacer sus necesidades básicas. En muchas ocasiones debido a las condiciones limitadas de las familias, estas tienden a acercarse al sector informal debido a que éste no exige a las personas más que la voluntad de hacer y cierta habilidad.

Después de 25 años de su primer empleo, hoy Israel vive con la ilusión de que su situación mejorará algún día. Dice que no se rendirá y seguirá aplicando cualquiera de los oficios que aprendió a lo largo de su vida para sacar a su familia adelante y darles una vida digna, como dice la Constitución.

El presidente de Bolivia, Evo Morales, anunció el pasado mes de mayo que el Gobierno invertirá 346 millones de dólares en planes para reducir el desempleo en las áreas urbanas y la pobreza en las zonas rurales.

Este importe es la suma de los 146 millones de dólares que se destinarán a un «plan de empleo urgente» y los 200 millones dirigidos a la puesta en marcha del nuevo fondo para proyectos productivos de los pueblos indígenas.

Con estos nuevos proyectos el Gobierno pretende reducir la tasa de desempleo del 4 al 2,7% en el país.

Mientras los índices muestren a un país con varias oportunidades de empleo y la realidad sea otra, las cifras no serán más que números desconectados de una realidad que a diario se ve en las calles.

 

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