Condenados a la pobreza y el abandono
Envejecer es hacer un pacto con la soledad
El 80% de los ancianos que están albergados en hogares fueron abandonados. Sólo cuatro de los 25 hogares registrados por el SEDEGES son legales.
Virna Saravia Gutiérrez
“He venido por tres días para consulta y ya estoy un año”, así comienza su relato el profesor Genaro Gonzales Blanco de 78 años, aunque aparenta tener más.El anciano viste una chompa celeste combinada con rayas rojas, un saco café muy descolorido por el uso y pantalones negros. Al caminar arrastra los pies porque sus zapatos son grandes. Está albergado en el Hogar San Martín, uno de los cuatro asilos legalmente establecidos en La Paz.
La vida transcurre. Los años y las experiencias se acumulan, hasta llegar a la tercera edad. Los adultos mayores se convierten nuevamente en seres indefensos y necesitados de cariño. Manifiestan sensibilidad, ternura, inocencia y todavía conservan la esperanza. Muchos se quedaron sin hogar y no tienen dónde pasar sus últimos días. Los asilos sirven como refugio para encontrar la atención y el cariño que les niegan sus familiares.
Un país de viejos
Según la CEPAL, en 2061 en América Latina y el Caribe habrá 793 millones de habitantes. Los mayores de 65 años superarán en 25% a los menores de 20 años. Por ello, las “economías envejecidas” se extenderán en todo la región(1).
Para el CEDLA, los bolivianos se encuentran en un proceso de “envejecimiento moderado” y proyectan que el 2050 representarán el 20% de la población.
Según el Censo del 2012, en Bolivia hay 10.724.705 de habitantes. Del total de la población, hay 893.696 adultos mayores, lo que representa el 8,2% de la población boliviana. El 53% son mujeres. Por adulto mayor se entiende a aquellas personas que han superado los 60 años de edad.
Viejos, pero trabajadores
Cerca de 700 mil adultos mayores siguen trabajando como independientes o asalariados, el 56% son hombres. Para el CEDLA, el sector atraviesa “incertidumbre económica” porque el 41,5% no cuenta con ingresos propios.
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- Según CEPAL, en 2061 los mayores de 65 años serán grandes consumidores de productos y servicios.
Los abandonados
El Hogar San Martín recibe por semana hasta dos adultos mayores abandonados. Cuando mueren, el personal se encarga de pagar todos los gastos del sepelio y son enterrados en el cementerio de la zona Mercedario.
A su corta edad, Verónica Pacosillo tiene que lidiar con los problemas de ancianos de hasta 95 años. Como responsable del asilo cuenta que el 70% proviene de la ciudad de La Paz o de El Alto; sólo el 30% son del área rural. “En este sector tienen costumbres arraigadas, el adulto mayor es valorado y respetado”, afirma.
Los abandonados llegan deprimidos y enfermos y luego reciben atención médica. De los 45 albergados, 39 padecen demencia senil. Sus mentes se perdieron en el tiempo, hasta llegar a olvidar dónde están.
El abandono es violencia disimulada. Una de las principales causas para el abandono es que el adulto mayor ya no puede trabajar y comienza a generar gastos en la familia. Esta situación modifica el trato que reciben de sus familiares más cercanos. Entonces, el anciano es relegado y cambia la interacción con los miembros de su familia.
Aprovechando su fragilidad, falta de memoria o dependencia el anciano sufre abandono, es ignorado y agredido física o verbalmente. En ocasiones es llevado a asilos o albergues en contra de su voluntad, como el caso del profesor Gonzáles.
La violencia y el maltrato son sinónimos, porque son acciones intencionales que lesionan de forma física y dañan la dignidad de las personas (2). El maltrato es producto del desamor; es pasivo y silencioso cuando se deja solo u olvidado al adulto mayor. Es físico cuando sus necesidades no son atendidas; y psicológico porque se les priva del contacto afectivo.
Los adultos mayores sufren maltrato porque padecen alteraciones físicas o mentales relacionadas con su edad. Soportan en silencio porque están unidos al agresor por lazos de compromiso emocional o dependencia económica (3).
Hasta septiembre del 2016 el Defensor del Pueblo recibió 600 denuncias de vulneración de derechos contra adultos mayores. “…30 de cada 100 personas de ese grupo poblacional, sufren algún tipo de maltrato físico o verbal” (4).
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- OSORIO, Cruz Gloria,, El Abandono del adulto mayor en la casa dependiente del sistema Hidalgo, México, Junio del 2007, Pg 55.
- OSORIO, Pp 57.
- Defensoría del Pueblo, 2016, Informe sobre la situación de los Adultos Mayores, La Paz. Recuperado de defensoria.gob.bo en Junio del 2017.
La esperanza
El Director de Comunicación del Servicio de Gestión Social, Ramiro Salazar, menciona que en La Paz hay cuatro asilos legalmente establecidos, los otros son clandestinos o funcionan de forma irregular. Visitamos dos, uno en El Alto y el otro en la Zona Sur.
El Hogar San Martín pertenece a la Fundación Cuerpo de Cristo. Está ubicado en la zona San Felipe de Seque y es parte del distrito cuatro de El Alto. Se necesitan tres horas para llegar desde el centro de la ciudad de La Paz hasta la zona.
A San Felipe de Seque se llega por el camino a Laja. Es difícil ubicar el asilo porque está casi escondido en el barrio, aunque lo delatan las rejas de color verde que rodean el perímetro. El intenso frío y el gélido viento nos recuerda que estamos en la puerta de ingreso al Altiplano paceño.
Ocupa una hectárea y consta de dos plantas. La planta baja está concluida y alberga a 45 ancianos, entre varones y mujeres. La planta alta no está equipada. En total, tiene capacidad para albergar a 100 personas. Catorce personas trabajan en este asilo, un médico, dos cocineras, un portero, cuatro enfermeras, dos auxiliares y una lavandera. La cantidad de albergados varía, por el momento son 45 ancianos. Algunos fallecen, otros son internados en el hospital.Ninguno es rescatado por su familia.
El patio es amplio. Sentadas en las gradas, dos ancianas conversan tranquilamente; otra parece observar lo que ocurre a su alrededor. Las paredes del pasillo son de vidrio y está adornado con plantas de interior. A mano derecha hay varias bancas ocupadas por ancianas y ancianos que conversan.
La encargada del asilo nos obsequia un afiche, una fotografía llama la atención; es doña Teresa viuda de Tarifa. Tiene 68 años, pero aparenta menos edad. Llaman la atención sus enormes y tristes ojos cafés. Cuenta que vive en el asilo por decisión propia. “Una está por demás, a los hijos hay que dejarlos vivir”. Hace tres años que reside en el lugar, pero se queja que algunos albergados le faltan al respeto, aludiendo al profesor Gonzáles. El aludido responde con indirectas, asegurando que hay gente sana que no trabaja porque es floja. Luego, del bolsillo del pantalón saca una piedra e imagina que doña Teresa la utilizó para pedirle que sea su novio.
La encargada dice que subsisten con donaciones que provienen de Alemania, pero que necesitan gran cantidad de pañales. Atraviesa por dificultades cuando cualquiera de los adultos mayores tiene suelto el estómago…
También visitamos el asilo San Ramón, ubicado en la Zona Sur de La Paz. Por el momento alberga a 265 adultos mayores, 100 varones y 165 mujeres. Encontramos a dos amigos, don Alberto Ibañez y don Samuel Robles, que se hicieron inseparables desde hace un año. Estaban comiendo un sándwich en un kiosko ubicado en la esquina del hogar.
Don Alberto tiene 79 años y llegó hace tres. No tiene familia y recalca que las hermanas los atienden muy bien. Se siente tranquilo y dice que esperará con calma lo que venga… Su amigo Samuel, de 85 años, reside en el asilo desde que su hermana viajó a Francia y no retornó… Cree que “envejecer es irse muy rápido”.
Los cuatro adultos mayores hicieron un pacto honesto con la soledad, jamás se quejan del abandono. Todos perdieron a sus familias, pero los une la esperanza de que sus hijos vuelvan a recogerlos para llevarlos de regreso al hogar que nunca quisieron abandonar.
A pesar que saben que han sido olvidados por sus familiares, ninguno de los ancianos muestra sentimientos negativos o resentimientos; no guardan rencor. Por el contrario, recuerdan a sus familias con cariño y nostalgia. Muestran amor y aceptación, aquello que nos permite buscar mejores opciones en otro camino.
Don Samuel y don Alberto, que viven en el “San Ramón”, están resignados a su suerte. Saben que nunca recibirán una visita , pero dicen que se apoyan mutuamente para continuar con sus vidas. En El Alto doña Teresa aguarda con ansias que su nieto retorne de Santa Cruz para que la lleve nuevamente de paseo. Pero el profesor Gonzáles, que hasta ahora no recibió visitas, todas las tardes espera en la puerta del hogar San Martín a que alguno de sus hijos pase para recogerlo y llevarlo a su casa.
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- CEPAL, Octubre 2015, “Hacia el 2060 la región tendrá 25% más de habitantes, con más adultos mayores que menores de 20 años”, Chile.
- OSORIO, Cruz Gloria,, El Abandono del adulto mayor en la casa dependiente del sistema Hidalgo, México, Junio del 2007, Pg 55.
- Defensoría del Pueblo, 2016, Informe sobre la situación de los Adultos Mayores, La Paz. Recuperado de www.defensoria.gob.bo en Junio del 2017.
- ERBOL, Mayo 2017, “Estudio devela desventajas económicas de adultos mayores”, La Paz. Recuperado de www.erbol.com.bo en Mayo del 2017
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