Viaducto Belisario Salinas: ¿Tráfico fluido en lugar de una identidad urbana?

2242
Foto: El carril subterráneo pasará por la Plaza Avaroa. Vía GAMLP

A pesar de la preocupación de arquitectos y arqueólogos, el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz ha anunciado que comenzará a construir el último de cuatro viaductos entre Miraflores y Sopocachi en enero.

Aaron Wörz / La Paz

Los conductores en la avenida 6 de Agosto a menudo deben ser pacientes. Durante las horas pico, por la mañana y al caer de la noche, miles de coches hacen cola y el tráfico se detiene. En el futuro, 268 metros de cemento garantizarán que choferes y pasajeros lleguen a sus destinos más rápidamente.

A principios de la primera semana de diciembre, el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz (GAMLP) anunció que la construcción de la obra “Viaducto Belisario Salinas” comenzaría el 20 de enero de 2020 con las primeras excavaciones. Este viaducto que es el último de los cuatro planificados: (San Martín y Tejada Sorzano en Miraflores, San Ramón en Achumani y Belisario Salinas en Sopocachi) modernizará la ciudad y resolverá los problemas de la circulación vehicular. Según el alcalde Luis Revilla, los conflictos sociales de los últimos meses han retrasado el punto de arranque.

Sin embargo, antes de que inicie su construcción ya se levantan voces críticas. Por un lado, la obra de 18,7 millones de bolivianos se financia exclusivamente con un préstamo prestado de la entidad privada Banco Bisa ante la falta de recursos estatales. De su realización se encargará la empresa tarijeña El Ceibo SRL. Por otro lado, se teme que la situación del tráfico conduzca al caos vehicular en las avenidas 6 de Agosto y 20 de Octubre durante los cierres necesarios para su construcción.

Después de un período de construcción de 343 días, el viaducto, que conectará las zonas de Miraflores y Sopocachi, será inaugurado oficialmente el año 2020. El plan es cerrar las dos vías principales durante 90 días, pero no al mismo tiempo. En las estrechas calles de Sopocachi no hay una ruta alternativa que puedan utilizar los 1.745 vehículos que circulan cada día durante las horas pico en el sector de la intersección en la Belisario Salinas, 6 de Agosto, 20 de Octubre; por ello el Secretario Municipal de Infraestructura Pública, Rodrigo Soliz, espera que se cumpla este apretado calendario porque sabe la importancia que tienen ambas avenidas para la circulación vehicular de la ciudad.

Anteriormente, durante las excavaciones del viaducto San Martín en Miraflores, los trabajadores encontraron un gasoducto subterráneo que, según el plan, no debería haber estado allí. El carril subterráneo para la conexión entre Sopocachi y Miraflores tiene una longitud de 135 metros, por lo tanto, no se puede descartar un retraso en la construcción por la misma razón.

Foto: Los opositores del proyecto critican la intervención en el paisaje urbano de La Paz. Vía GAMLP

El GAMLP calculó que el tiempo de viaje de Miraflores a Sopocachi se reducirá de nueve a cinco minutos con la ayuda del viaducto. Los cuatro minutos de ganancia, para los críticos, no son un argumento suficiente para justificar un cambio tan profundo en el paisaje urbano.

En octubre de 2018, Favio Augusto Selaez, arquitecto y presidente del Colegio Departamental de Arquitectos de La Paz, expresó su preocupación en la mesa redonda “La Paz que soñamos: la modernidad de los viaductos contra la identidad de la ciudad”, organizada por el Observatorio La Paz Cómo Vamos. Según Selaez, en toda la infraestructura pública debería estar contemplado un atrio porque es una forma de devolverle el espacio al peatón. El arquitecto duda de que se haya aprendido lecciones de errores del pasado, como la construcción del nudo de Villazón. “Al final del túnel, la gente espera su movilidad en lugares peligrosos y no se podía evitar trancaderas a través del túnel”, expuso. Durante el debate, la arqueóloga Karina Aranda señaló que se dejó de lado el criterio urbanístico, paisajístico y patrimónico en los diseños presentados en 2018.

Sin embargo, el GAMLP recién ha anunciado el inicio de la construcción de la obra. Las preguntas sobre cuándo se abrirá exactamente, cuánto costará al final y cómo el cierre de las calles importantes para el tráfico afectará a la calidad de vida de los habitantes de la ciudad se podrán responder en el futuro.