Medio ambiente
Aguas servidas tiñen de verde el Lago Titicaca
La contaminación en el Lago Titicaca es un hecho. Año tras año, se registra en la agenda de diferentes gestiones gubernamentales, sin que hasta la fecha se haya implementado algún proyecto para paliar esta situación.
Alina Ayala Escobar
En las turbias y verdes aguas de una de las orillas del lago Sagrado, una pequeña lancha está a punto de naufragar con las olas provocadas por Marcelino (10 años), que simula ser un gran navegante. Después de atracar su bote, Marcelino toma una bolsa vacía de galletas que había encontrado junto a un montonal de basura, con ella se dispone a extraer peces diminutos, logrando, después de algunos segundos, terminar con lo que él considera “su pesca del día”.
Junto a Marcelino juegan sus hermanos con el mismo objetivo: ser pescadores. Todo ellos se confunden con sus presas cuando se sumergen entre botellas plásticas, peces muertos y un conjunto de totoras podridas y malolientes que se encuentran en las riveras de Puerto Pérez en la provincia los Andes del departamento de La Paz, uno de los sectores más afectados por la contaminación.
Metros más allá, dos trabajadores del hotel de aquel sector, lavan la suciedad de un par de alfombras, para luego enjuagarlas y despachar toda esa agua sucia al mismo lago donde los infantes aún continúan con sus travesuras.
Al montonal de suciedad y restos de peces muertos, se suma el aroma fétido que trae consigo el viento del amanecer del lago, como cuando un alcantarillado rebalsa y expulsa la suciedad al exterior. “Por las mañanas es insoportable el olor que viene de Cohana, incluso dice que llega hasta Perú”, cuenta Germán Quispe(42), comunario de la isla Suriqui.
Cohana es la bahía que registra el mayor grado de contaminación al ser el punto donde desembocan todas las aguas provenientes de El Alto, Viacha, Laja y Pucarani.
Contaminación infame
“De los 8,400 km2 que constituyen la superficie total del lago, sólo el 2% está contaminado”, asegura Jorge Peña, representante a.i. de la Autoridad Binacional del Lago Titicaca (ALT), quien explica que la contaminación crónica es la más preocupante, debido a la falta o mal manejo de los sistemas de tratamiento de aguas servidas, que progresivamente van depositando contaminantes que superan la capacidad de autodepuración de los sistemas acuáticos.
Según la información proporcionada por el Gobierno Autónomo Departamental de La Paz (GADLP), las ciudades de El Alto y Viacha serían las principales causantes de esta problemática, a las que se suman los municipios de Pucarani y Puerto Pérez.
Los estudios que identifican a los cuatro sectores mencionados fueron registrados de forma independiente por la alcaldía de El Alto, dejando de lado el trabajo que realiza la ALT quienes coordinan con el Perú bajo un mismo objetivo: la preservación del Sistema Hídrico Titicaca, Desaguadero, Poopó y salar de Coipasa.
La contaminación de ecosistemas es evidente en puntos focalizados como la bahía interior de Puno, Huata y la cuenca del río Ramis (Perú), y las bahías de Cohana y Copacabana en el lado boliviano, siendo que en las ciudades más pobladas sólo el 42% cuenta con sistema de alcantarillado. Sin embargo, los sistemas de tratamiento están colapsados o tienen problemas de funcionamiento como la planta de Puchucollo de la ciudad de El Alto, explica la autoridad de la ALT.
Las aguas servidas de uso doméstico e industrial serían las principales fuentes de contaminación de las riberas del lago Titicaca, dichos residuos provenientes de las zonas urbanas circunlacustres más pobladas como Puno, Copacabana, El Alto y Viacha tiñeron de verde lo que años atrás fue un espejo de aguas cristalinas.
No hay peces en el lago
La contaminación y por ende la alteración del medio de subsistencia de los peces sería una de las causantes para que se vea afectado el ecosistema de las especies ícticas. Estas han disminuido alarmantemente en los últimos años. Algunas como el carachi negro (especie nativa), se encontrarían en peligro de extinción. Otras se sumergieron aguas adentro.
Al igual que Marcelino, su madre Antonia Paye (41años), también se dedica a la pesca. Ella muy temprano se interna en el lago en busca de mauris. “Ya no hay peces en el lago”, exclama molesta pues habría estado casi toda la mañana en las aguas y sólo extrajo media libra de la especie nativa.
“Yo soy pescador de tercera generación, pero mi hijo ya no se dedica a esto, porque ya no hay pescado, la plata no alcanza”, se lamenta Germán Quispe, quien acongojado tuvo que aceptar que sus descendientes busquen mejores oportunidades de vida en las ciudades.
De este modo, se puede apreciar que las comunidades aledañas al lago están, de a poco, quedando vacías, debido a la migración de varios lugareños, sobre todo de los jóvenes. Don Germán recuerda que décadas atrás se podía extraer hasta diez arrobas de pescado pejerrey, pero en la actualidad apenas se consigue seis libras.
Antes, el pescador no tenía que navegar aguas adentro, pues los peces estaban muy cerca a las orillas y era fácil su trabajo. Hoy en día, la lenteja de agua -producto de la contaminación que generan las aguas servidas- cubre gran parte de las riveras. Esto impide que los rayos del sol penetren la profundidad dejando sin vida el interior del lago, lo que ocasiona que los peces migren a otros sectores.
Proyectos alternativos
Las instituciones binacionales, departamentales y municipales en busca de una pronta solución al crecimiento de la lenteja de agua en la bahía interior de Cohana, implementaron un centro de procesamiento de dicha planta acuática, que era convertido en compus y utilizado como fertilizante en los cultivos. Poco duró este proyecto, “sería tanto como decir:‘que sigan contaminando, nosotros lo convertimos en abono’, era fomentar la contaminación”, explica Edwin Maydana de la ALT. En la actualidad el plan quedó en el abandono.
Sin embargo, este sería uno de los tantos proyectos que se vienen efectuando en beneficio del lago sagrado. También está la implementación a nivel piloto del programa BELU “Baños Ecológicos en las Islas de Los Uros (Puno- Perú)”, cuyo proyecto está adaptado a las condiciones frágiles de más de 90 islas flotantes y gestiona un adecuado manejo de las aguas residuales que actualmente son descargadas directamente al lago Titicaca.
Según un diagnóstico realizado por la ALT en 46 localidades de las riveras del lago Titicaca en Perú y Bolivia, sólo el 70% de la población urbana dispone de agua potable, cuya fuente principal es de manantial; el 42% cuenta con alcantarillado. Treinta ciudades tienen algún sistema de tratamiento de aguas residuales, de los cuales, 21 son lagunas de estabilización, y nueve, plantas de tratamiento.
Otro de los proyectos es la construcción de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) del municipio de Viacha en la provincia Ingavi. Su edificación sería una de las más modernas en Bolivia por la tecnología que se implementará. “El diseño de esta PTAR es innovador, no sólo por el poco espacio que utilizará -que son tres hectáreas-, sino también por los filtros UV para el tratamiento de los sedimentos”, explica los especialistas de la ALT.
“El principal objetivo, es dejar de contaminar el lago Titicaca”, comparte Claudia Domínguez directora de proyectos del Gobierno Autónomo Municipal de Viacha (GAMV). El lago sagrado es uno de los principales destinos turísticos de Perú y Bolivia, lo que ayudó al progreso de algunas regiones como Viacha, que es parte del circuito turístico de las iglesias coloniales en las riveras del Titicaca.
Pero todo desarrollo viene de la mano con el controversial tema de la contaminación, más aun cuando se habla de un sitio que retiene grandes cantidades de agua dulce como es el lago.
Poco o mucho se dice del aporte que la mayoría de los pobladores de los municipios aledaños al lago hacen para mantener o disminuir el grado de contaminación que este presenta. Mientras se generan más proyectos en pro del lago Titicaca, Marcelino junto a sus hermanos continuarán navegando en las verdes aguas que dejó la falta de información,concienciación y preservación que se debiera compartir con los turistas que llegan a estas regiones.
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