Desafíos y oportunidades de las madres adolescentes

 

Fondo Concursable para la investigación periodística
La Fundación para el Periodismo, con el apoyo de Solidar Suiza, publicó por tercer año consecutivo la separata “Prioridad” que este año abordó la temática del empleo/desempleo en casos de mujeres y madres jóvenes. El objetivo de este programa es visibilizar en los medios de comunicación impresa la situación laboral, social y económica de ese segmento de la población, reflejando la problemática de conseguir un empleo digno cuando se es joven, mujer y madre.
De las postulaciones de todo el país, fueron seleccionadas las propuestas de periodistas de La Paz, Cochabamba, Oruro y Tarija.
A partir de este lunes 05 de diciembre, presentaremos los 16 reportajes que son parte de la separata “Prioridad” publicada con el periódico Página Siete, el martes 29 de noviembre de 2016.

                                                                                                                                                     Autora: Delia Guaygua

En una Unidad Educativa, de muchas que tenemos en la ciudad de La Paz, encontramos a más una estudiante que es madre y trabajadora; conversamos con ellas sobre qué le significó ser madre a tan temprana edad.

Las mamás trabajadoras

Valentina, nombre convencional, tuvo su bebé el 2015, en septiembre. En el colegio le otorgaron el permiso correspondiente para el nacimiento de su hijo, ese año cursaba 6to. de secundaria junto a su pareja, que estaba en el mismo curso.

Ahora, ella tiene 18 años de edad, nos relata que sus padres se enteraron de su embarazo a los seis meses. Unas compañeras de curso lo notaron y avisaron a la dirección del colegio. Intervino un profesor, quién conversó con su madre y con la madre de su pareja y afortunadamente todo salió bien.

La adolescente vive con su familia, que la ayudan al sustento de ella y de su hijo. El padre de su niño continúa viviendo con su respectiva familia, no le pasa pensiones fijas pero colabora con su crianza. Ella trabaja en un puesto de venta, 8 horas al día pero no diariamente, su sueldo es menor a un salario mínimo nacional, no tiene seguro de salud, ni otros beneficios. Su hijo queda al cuidado de ella, principalmente, y al cuidado del padre o de su familia cuando ella no lo puede atender.

Si bien es cierto que necesita trabajar todos los días para cubrir sus gastos, no lo hace –recalca Valentina– porque debe cuidar a su hijo, llevarlo al médico cuando se enferma, hacerle colocar sus vacunas. Tiene proyecciones de vida, quiere estudiar en la universidad, ya que sus padres decidieron apoyarla, o tal vez cursar una carrera corta para dedicarse a la crianza de su niño.

Raquel, que así la denominaremos, nos relata su experiencia. Ella tiene 20 años, tuvo su primera hija a los 16, cuando cursaba el 2do de secundaria, con un compañero de su mismo curso. Por la nueva situación económica que le planteaba su maternidad tuvo que dejar sus estudios en la mañana, para buscar trabajo: lo consiguió en una pizzería, aunque reconoce que sus padres también la ayudaban económicamente.

Nos narra que cuando se enteró su embarazo “estaba asustada, en shock, no sabía qué hacer”, su pareja no se responsabilizó completamente de ella ni de su hijo, porque mientras vivió con él, su familia los apoyaba económicamente. En el trabajo asegura que sus compañeros varones tienen el mismo trato que las mujeres, “lo mismo hacemos y ganamos con un varón”, afirma. No gozan de todos los beneficios, pero sí tienen seguro médico.

Continuó los estudios secundarios en horario nocturno, luego volvió a la mañana, para salir bachiller. Estuvo acudiendo a un Instituto gracias a la ayuda de sus padres, pero no pudo terminar porque ellos dejaron de apoyarla y no pudo sola con los gastos. Al presente, tiene una nueva pareja y un renovado entusiasmo por continuar sus estudios, él también estudia y ambos sostienen su hogar, tiene confianza en que saldrá adelante por su hijita.

Lamentablemente, perdió al segundo bebé que tuvo con su actual pareja, a pocas semanas de nacido. Entre charla y charla, me comenta que el tiempo que vivió con su primera pareja sufrió violencia en su hogar, él la golpeaba constantemente debido a los celos o a la falta de dinero. Ella ocultaba a sus familiares los moretones que tenía en el cuerpo, hasta que la violencia aumentó y sus padres le exigieron a tomar la decisión de alejarse de él definitivamente. Hoy por hoy aún tiene problemas con su expareja porque la busca por su hija, a pesar de no otorgarle pensiones ni apoyarla con su crianza.

El rostro triste de Leonora, nombre ficticio, muestra su preocupación por el futuro, en espera del nacimiento de su criatura, pero ella no se encuentra sola, tiene el apoyo de su pareja. En este momento, estudia en un colegio fiscal de nivel secundario y con sus 18 años de edad saldrá bachiller este año.

El papá de su bebé y pareja de ella tuvo que abandonar sus estudios secundarios para asumir la responsabilidad de formar una familia. Él trabaja para la manutención de ambos, su salario “no es mucho” –recalca– y “pasan dificultades económicas”. Leonora no trabaja porque decidieron que en su estado de embarazo no podría hacerlo y tampoco le darían trabajo. Pagan el alquiler de un cuarto pequeño, tienen pocas cosas pero van comprando lo que necesitan poco a poco.

Leonora enamoró desde los 17 años –nos cuenta–. Su mamá se enteró de su embarazo cuando ya tenía 6 meses: una profesora se percató de ello y avisó a la directora. Convocaron a la mamá para informarle de la situación. Ella, nos dice, reaccionó muy enojada y decidió no apoyarla, hubo un momento en que le pidió que no tenga al bebé. Sin embargo, la adolescente decidió ser madre consciente de la responsabilidad que asumiría. Infortunadamente sus padres no viven juntos y ella no tendría su apoyo ni su comprensión.

Desmoralizada, la muchacha decidió huir de su hogar, buscando refugio en la casa de una amiga que la ayudó junto a su madre, por un tiempo. Posteriormente, su pareja decidió responsabilizarse de ella y de su hijo. Por ahora, está más tranquila y espera el nacimiento de su criatura, cuenta con el apoyo de sus compañeros del colegio y de la comunidad educativa.

La opinión profesional

La educadora del CIES –Deysi Flores subraya– que “hay muchos factores que van a desembocar en un embarazo…no hay un solo motivo, un solo factor, por qué los adolescentes se ven involucrados en embarazo en la adolescencia. Ella solita, mujer adolescente no se ha embarazado, la ha embarazado el adolescente, la responsabilidad tiene que ser de los dos, y tenemos que promover que los chicos adolescentes asuman esa responsabilidad”.

Asimismo, señala que la sociedad (familia, unidades educativas, instituciones de salud, políticas de salud, etc.) somos responsables ante un embarazo en la adolescencia. Una mujer adolescente embarazada, se va a sumar a la fila de los niveles de pobreza, porque tiene que cuidar al nuevo ser, debe empezar a trabajar en lo que haya y es víctima de la explotación laboral. También posterga sus aspiraciones de tener una profesión porque debe mantener a su hijo.

Flores considera que “sí, sería un problema social si es que nosotros no tomamos medidas con lo que es el embarazo en la adolescencia”. Entonces debemos “brindar todo el apoyo a una mujer adolescente embarazada, darles oportunidades de trabajo, que tenga oportunidades de estudiar, trabajar con su bebé, que no se la explote y que pueda salir adelante”.

El Director de un colegio del centro de la ciudad de La Paz, A.B., cuenta con 7 años en dicho cargo en diversos colegios, en este tiempo conoció unos 15 casos de embarazos. “Parece que es un hecho que va creciendo en la juventud, el embarazarse a temprana edad, de 14, 15, hasta 17 años, es una preocupación…”, concluyó.

“Yo me acuerdo de una niña de 14 años, estaba embarazada, la madre de familia se enteró por información de los profesores. La madre no sabía qué hacer y en su desesperación, preocupación quizás, quería sacarla de inmediato, pero se le explicó y se quedó. Pero igualmente, tenía que hacer sus trabajos y la madre de familia entregarlos. Me parece un caso especial, muy joven la chica. Después de algunas investigaciones, se debió al abandono de la hija, y a esa edad ya la habían mandado a trabajar, seguramente en el trabajo ha debido ocurrir, también eran de padres separados, todo eso influye…”, expone el Director.

Señala también que en los casos que tuvo que atender, las estudiantes no abandonaron el colegio y casi todas concluyeron el ciclo de estudios. Sin embargo, una que otra no volvió al siguiente año porque es más difícil con un bebé, porque es necesario trabajar, entonces las madres adolescentes se fueron a un colegio nocturno para concluir sus estudios.

Políticas Municipales

Matilde Pérez, Coordinadora del Proyecto Segunda Oportunidad, dependiente de la Dirección de Coordinación de Políticas de Igualdad del Gobierno Municipal de La Paz, nos informa que el proyecto Segunda Oportunidad está dirigido a madres adolescentes, con el objetivo de fortalecer su desarrollo personal, formativo y productivo a través de acciones que les permitirían lograr mejores condiciones de vida. El proyecto se inició el 2015, en su etapa piloto con 35 participantes, porque Pérez comenta que: “Se ha visto, que el tema de embarazos en la adolescencia se ha incrementado en La Paz y también en el país. Hay muchos programas y proyectos de prevención, pero no hay tantos proyectos para trabajar con las adolescentes que ya son madres o están en etapas de gestación”, asegura.

El proyecto se desarrolla a través de talleres, con temáticas de desarrollo personal, social, familiar y formativo laboral. Las clases son dinámicas, lúdicas, creativas para que las madres adolescentes tengan una participación activa. El producto es su proyecto de vida, con sueños y objetivos. Así, Segunda Oportunidad logra que no abandonen el colegio y tengan más posibilidades de tener un trabajo digno. También se trabaja en prevención de un segundo embarazo, porque una adolescente con un segundo niño necesitaría más tiempo, más dinero para cuidar a sus hijos y su responsabilidad aumentaría.

El proyecto es totalmente gratuito, el único requisito es que las madres adolescentes lleven una fotocopia de su carnet de identidad y que participen en todas las sesiones, dos veces a la semana durante cuatro meses. El diseño de la metodología de los talleres está dirigido solamente a las madres. Sin embargo, Segunda Oportunidad piensa hacer un taller específico para trabajar con el padre del bebé o la pareja de la adolescente.

“Las adolescentes, muchas veces, no tienen a quién dejar a su hijito entonces lo que hemos hecho, como proyecto, es habilitar un espacio exclusivo para el cuidado de los niños y tenemos personal especializado para que mientras ellas están pasando los talleres sus hijos puedan ser atendidos y cuidados”, explica la Coordinadora del proyecto. Además, Segunda Oportunidad obtiene el apoyo de instituciones como Aldeas Infantiles SOS, que fortalece la temática de la niñez y su cuidado, de SOLIDAR SUIZA, que financia el desarrollo de los talleres y la intervención tesonera de la esposa del alcalde, Mary Cruz Rivera.

Las madres adolescentes son formadas en gastronomía, repostería y comida rápida, para que obtengan un oficio que les genere ingresos y alcancen la independencia económica. El proyecto, que cuenta con un espacio céntrico propio en el Pipiripi (Av. del Ejército frente al parque Laikakota), ha tenido buena respuesta, este año tiene alrededor de unas 50 madres adolescentes que están en este proceso de formación.

Las políticas municipales no terminan, Israel Miranda, Coordinador del Centro de Jóvenes y Empleo de la Alcaldía de La Paz, nos comunica que este Centro tiene como objetivo brindar información y orientación con direccionamiento a jóvenes empresarios, emprendimiento, empleabilidad y orientación vocacional. Cuenta con servicios especializados y gratuitos para jóvenes entre 15 y 30 años de edad del Municipio. Asimismo, coadyuva a la integración socioeconómica y cultural de los jóvenes,  siendo un espacio de acogida, de información, de consejería, asistencia y derivación; valorando las capacidades personales, desarrollando su autoestima y construyendo su proyecto de vida.

Atiende a todas las personas que buscan trabajo, entre éstas a madres embarazadas o que están solas; desarrolla talleres de empleabilidad donde aprenden a elaborar  currículum vitae, cartas de presentación y otros. Asimismo, las direccionan con instituciones privadas para que encuentren trabajo, “la idea de nosotros es poder hacer el nexo de trabajo, el nexo de información para que ellas puedan conseguir un empleo, porque nosotros no podemos darles un empleo directamente”, explica el Coordinador del Centro.

A propósito, Miranda cuenta el caso de una madre universitaria de 19 años, quién quedó embarazada y cuya pareja no se hizo cargo: participó de un concurso de emprendimiento  y estaba entre los finalistas para poder ganar capital semilla, con el objetivo de generar algún tipo de ingreso económico extra mientras estudiaba “era un caso muy importante, una exvoluntaria nuestra, entonces la apoyamos bastante”.

El Técnico de la Unidad de Fortalecimiento Productivo de la Plataforma Empleabilidad y Emprendimiento del Gobierno Municipal de La Paz, René Quispe Rodríguez, explica que se abocan a jóvenes de escasos recursos entre 17 a 25 años, dentro de ellos están contempladas las mujeres en situación de vulnerabilidad y con hijos, a quienes apoyan dándoles una oportunidad de trabajo a través de una capacitación totalmente gratuita. El municipio de La Paz les da el material y la ropa de trabajo, hasta material de escritorio para que los jóvenes se capaciten en 4 horas y media sobre temas de motivación, empleabilidad y emprendedurismo.

Durante tres meses, ellos dedican su tiempo a desarrollar competencias para el mercado laboral en tres ejes temáticos: proyecto ocupacional, empleabilidad y el tema de emprendedurismo. Otros tres meses consolidan su capacitación con la práctica laboral en empresas, previo convenios de apoyo económico a los jóvenes. En muchos casos logran ganar un sueldo mínimo nacional, porque demuestran una buena capacitación en diversas áreas.

Al curso del Municipio participan unos 150 jóvenes en los diferentes rubros, “no hay cantidades precisas de asistencia de madres adolescentes y las mamás por seguridad asistían solas”, comenta Quispe. Hasta el año 2014 se les pagaba un pasaje de 10 Bs. y se les daban 8 Bs. adicionales para el hijo o hija, pero actualmente ya no gozan de este beneficio por la reducción de presupuesto.

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