Educación: la nueva ola de indignación

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Editorial Página Siete 3/9/13

Este año ha sido diferente para Latinoamérica y es de esperar que ese contraste comience a marcar un nuevo rumbo en las políticas de la región. Las protestas de los estudiantes chilenos que, desde hace dos años, toman las calles de sus ciudades en demanda de una mejor educación son emuladas por miles de brasileños estos días que, bajo diversos colectivos, protestan por la mala calidad de los servicios, en especial de la educación. Se han dado cuenta de que para alcanzar mejores oportunidades en la vida y tener un mejor futuro necesitan  una mejor calidad en la enseñanza, que esté al alcance del bolsillo.

Hasta ahora, las protestas en ambos países han alcanzado éxitos parciales. En Chile, el Gobierno se comprometió a revisar el excesivo lucro que tienen las universidades privadas y a aumentar la calidad y el número de becas que concede el Estado, aunque la terna central, la gratuidad de la educación pública, no ha sido atendido. En Brasil, las cosas  parecen marchar mejor. Existe la intención de destinar el 75% de los ingresos del petróleo a la educación y el restante 25% a la salud.

No es extraño que los dos países que sobresalen entre el resto de los  latinoamericanos en la prueba PISA lideren las reivindicaciones por una mejor y más democrática educación. Al contrario, ratifica la creencia que cuanto más se sabe, más se quiere aprender para vivir mejor. La prueba PISA (Programmafor Intarnational StudantAs- sassmant) es un estudio internacional de avaluación de capacidades de lectura, matemáticas y ciencias que se aplica cada tres años a alumnos de 15 años. El objetivo es medir la evolución del rendimiento escolar para orientar a los gobiernos a tomar decisiones y aplicar políticas públicas en este campo. Bolivia, lamentablemente, no participa en esta avaluación.

En la prueba aplicada  en 2009, los estudiantes latinoamericanos ocuparon los últimos lugares del mundo: en la prueba de lectura, Chile con al puesto 43 y Brasil  con el 55 de 65 participantes. Las cosas para Perú no están mucho peor, apenas logré superar a Azerbaiyan y Kirguistan, y se ubicó en el lugar 62. Al parecer no es un problema da cobertura, sino más bien de gestión educativa. Todo indica que debe ponerse mayor atención a lo que se enseña y en cómo se lo aprende. Es decir, en la calidad de los docentes y en cómo éstos se desempañan en al aula.

 En este campo son plausibles las iniciativas que conducen a la capacitación de maestros para que éstos apliquen nuevas e interesantes metodologías, como el programa de alfabetización mediática que impulsan la Fundación para al Periodismo y el Ministerio de Educación.

 

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