Falencias de los periodistas en el tratamiento de casos de violencia en contra de la mujer

Falencias de los periodistas en el tratamiento de casos de violencia en contra de la mujer

A pesar de la normativa y los protocolos para tratar adecuadamente la información con enfoque de género, los periodistas de Tarija sienten que falta mucho por aprender.

Fabiola Ríos

El protocolo para el abordaje informativo de la violencia contra las mujeres basada en género refiere que “bajo el compromiso de tolerancia cero de las y los periodistas a la violencia de género, acordamos que todas las personas que intervenimos en la elaboración y difusión cotidiana de la información, debemos desarrollar una sensibilidad de género para evidenciar y transmitir la necesidad de cambiar los patrones socioculturales patriarcales que provocan la violencia que viven las mujeres”.

En Tarija existen diferentes medios de comunicación, televisivos, radiofónicos y escritos  que difunden información referida a hechos de violencia machista cometidos en contra de la mujer. Sin embargo, al hacer una lectura  de las noticias publicadas en los periódicos se observa cómo los periodistas e incluso editores hacen un inadecuado tratamiento de la información, dando lugar a la naturalización de la misma y reforzando los patrones socioculturales patriarcales que provoca la violencia que viven las mujeres.

 “Celos le traicionaron: Policía “chicoteó” a su pareja con cinturón por culpa del WhatsApp”. Éste  es uno de los titulares del 17 de noviembre de 2017 que fue publicado en  el diario Nuevo Sur, en el área de Seguridad. En este titular el periodista refleja que la mujer fue agredida por culpa de los celos y por el WhatsApp, existiendo una naturalización de la violencia, además tampoco se refleja que la violencia machista en contra de las mujeres es un delito y que tiene sanción. Asimismo, se minimiza la acción de agresión y deja en estado de “víctima” al agresor.

En el desglose de la información, el periodista refuerza aún más los patrones socioculturales patriarcales que existen no solo en los encargados de elaborar y difundir información, sino también en las instituciones encargadas de brindar protección a las mujeres víctimas de violencia. “Un policía golpeó a su concubina con su cinturón porque ella recibió un mensaje por WhatsApp y esto fue suficiente para que le dé “waska”, dijeron el Fiscal de Materia, Carlos Oblitas y el Jefe de Relaciones Públicas, Luis Carvajal”, dos autoridades que naturalizan un hecho grave de violencia.

El total del contenido de la información habla de los celos que provocaron la agresión, habla del mensaje que encontró el agresor en el WhatsApp, lo que detonó su ira; habla de que la agresión ocurrió por primera vez y da a conocer el cargo que el agresor tiene dentro de la Policía Boliviana. Sin embargo, no se refiere a la situación de la víctima, si tuvo o no días de impedimento, si el agresor tiene o no antecedentes en la Policía Boliviana o antecedentes judiciales, y no menciona las medidas de protección que las autoridades establecieron por el hecho, o cuál será el destino del agresor al ser un efectivo policial.

En todo el texto no se da a conocer que la violencia es un delito de orden público que es sancionado a través de la Ley 348, ley para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia.

Las cifras que crecen

“El fiscal General del Estado, Ramiro Guerrero, informó el viernes que de enero al 20 de noviembre de 2017 registró 30.743 casos de violencia, de los cuales 28.060 fueron contra las mujeres y 2.683 en contra de los varones”. Esta información es reflejada por el sitio web La Voz de Tarija, en su publicación del 21 de noviembre de 2017. En la información se ve la gran cantidad de casos de violencia cometidos en contra de la mujer, asimismo la autoridad informó que en el departamento de Tarija, de enero a la misma fecha, se  registró un total de 2.908 casos de violencia en contra de la mujer.

Frecuentemente en los medios de comunicación de Tarija se publica información referida a hechos de violencia cometidos en contra de la mujer, con mayor frecuencia hechos de violencia sexual, violencia física, violencia intrafamiliar y violencia feminicida. Lamentablemente, el inadecuado manejo de la información provoca que las víctimas -e incluso sus familiares- sean revictimizadas.

“Un caso de violación se dio en el barrio Lourdes, cuando una estudiante de 16 años tomó un taxi cualquiera y el conductor la llevó a otro lugar diferente al solicitado, cerró las puertas y ventanas del auto y la violó, informó el subcomandante departamental de la Policía, Rommel Raña Pomier.  La menor pretendía dirigirse a su escuela donde había una feria, ella emocionada llevaba una garrafa de gas y decidió tomar un taxi marca Nissan March. La adolescente indicó la dirección de su colegio, Lindaura Anzoátegui de Campero, pero el depravado la llevó por el barrio Lourdes y detrás del colegio del mismo nombre se estacionó, aseguró las puertas y ventanas y comenzó el vejamen.

Ella al volver a su casa comunicó lo que le había sucedido a su madre quien hizo la denuncia y por los datos que proporcionó la menor buscaron al sospechoso.

El taxista logró ser detenido y el caso se puso primero a conocimiento de la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV), para que inicie las investigaciones y del mismo modo se puso a conocimiento del Ministerio Público”.

La información es del 6 de octubre de 2017 y fue publicada en el diario Nuevo Sur. Este relato es una aberración por su falta de conocimiento de las normas, leyes y la falta de respeto y empatía con la víctima, sus familiares y la sociedad. En esa información no solo se naturaliza la violencia machista que se ejerce en contra de las mujeres, sino también se identifica y revictimiza a una jovencita que fue agredida de manera brutal.

Si bien en la información no se da a conocer el nombre de la adolescente que sufrió el vejamen, se da a conocer el colegio en el que estudiaba, la edad de la misma, el producto que lleva a su colegio para exposición de su materia y, por último, da el nombre completo de la madre (quitado para esta publicación), lo que permite una identificación total de la víctima.

Es posible que por el inadecuado tratamiento informativo que realizan los medios de comunicación, en este caso un periódico, se haya dañado completamente a la vida de una jovencita víctima de la violencia machista, que con gran probabilidad no volverá a tener una vida social normal, e incluso como consecuencia podría abandonar sus estudios escolares. Este tipo de trabajo periodístico puede dañar permanentemente la vida de una mujer víctima de violencia machista.

Testimonios de periodistas

María (nombre ficticio), periodista que trabajó durante nueve años en medios de comunicación (tres años en periódicos), explica que la mayoría de los medios de comunicación no se preocupan por el nivel académico que tienen los periodistas, por lo contrario buscan el personal más barato que les permita ahorrar ingresos económicos.

“Es triste la realidad de los periodistas en Tarija. Cuando sales de la universidad e incluso cuando aún eres estudiante, todos los medios de comunicación te ofrecen trabajo, y con mayor insistencia los periódicos. Te hacen una oferta laboral, con un salario mínimo y en algunas oportunidades hasta por debajo del mínimo sin ningún tipo de seguro laboral y te dicen: éste va a ser tu trabajo, y éste tu sueldo, toma en cuenta que recién estás aprendiendo y ese también es un costo para la empresa. Como eres joven y evidentemente estás aprendiendo aceptas la oferta, con el tiempo cuando ya conoces el área y decides capacitarte en el trabajo que desarrollas, pides a la empresa que reconozca tu trabajo y haces algunas exigencias, como aportar en AFP, el seguro de salud y otros, es en ese momento donde recibes un carta de despido y ves que en tu lugar entra otro estudiante de la universidad”.

Otro periodista quien también prefiere guardar su nombre en reserva, explica que cuando empezó a trabajar en un periódico era estudiante de segundo año de la universidad. “Cuando empecé en el periodismo era muy joven, me ofrecieron para entonces pagarme 600 Bolivianos por llenar dos páginas del área de ciudad del periódico. En su momento acepté la oferta porque no tenía experiencia y creí que escribir noticias era un trabajo liviano, pero con el tiempo me di cuenta que no, y el sueldo se me iba en los pasajes. Posteriormente formé mi familia y para poder sustentar mi hogar tuve que buscar otras alternativas. Los periodistas en Tarija, en su mayoría, trabajan en dos, tres y hasta cuatro medios de comunicación, porque los ingresos son muy bajos”.

El ultimo entrevistado refirió que existen medios de comunicación “como las redes nacionales” que contratan con exclusividad a un periodista, le pagan “bien” y les dan lugar a capacitarse, pero esto no ocurre por lo menos en el 90% de los periódicos de Tarija.

Con las tres entrevistas se puede observar que los medios de comunicación escritos de Tarija, en su gran mayoría no se preocupan por contratar personal capacitado para tratar los diferentes temas informativos, más aún en los casos de violencia machista.  También se hace evidente que el factor económico es influyente en el trabajo que realizan los periodistas, pues es difícil prepararse o capacitarse en un área cuando debes cumplir con más de una fuente laboral. La rotación constante de personal es otro de los factores que influye negativamente para que persista un inadecuado tratamiento informativo en casos de violencia cometidos en contra de la mujer.

 


 

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