Fondo concursable: ¿Me quedo, hasta cuándo y cómo?

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El Fondo Concursable para Investigación Periodística sobre el Empleo Juvenil en Bolivia es una iniciativa de la Fundación para el Periodismo y Solidar-Suiza que, por segundo año consecutivo, publicó la separata “Prioridad” y fue distribuido junto al periódico Página Siete. Los reportajes que se presentan fueron seleccionados por su calidad y rigurosidad periodística en el marco del programa. Sus autores recibieron una beca para estimular su realización.

Lilian Castillo

Es una pregunta que se hacen muchos jóvenes que tienen acceso a un trabajo.   Pero en nuestro medio, la calidad de los empleos en su mayoría es precaria. Los jóvenes no pueden aspirar a una remuneración por lo menos aceptable. Por otro lado, está el tema del poco conocimiento, poca preparación de los interesados por lo que no son competentes a la hora de acudir a una convocatoria y lo que permiten es engrosar los puestos en los que explotan su fuerza de trabajo. Los menos, así estén preparados, tienen escasas ofertas para un aporte intelectual.

Ocho de la mañana, es martes, Román vive solo, su familia está en el campo, hace un esfuerzo por despertar. Llegó a su cuarto a la una y entre hacer sus tareas de la facultad, alistar su ropa y poner algo de orden, logró dormir a las tres y media de la madrugada. Se levanta como autómata y reacciona en la ducha.

Volvió a llegar tarde a la universidad, para su suerte también el docente. Culminadas las clases, almuerza lo que encuentra en el camino y va a dormir un poco más. Ingresa a las cuatro de la tarde al restaurante donde trabaja hasta la media noche.

Nuevamente reclama su paga atrasada de más de dos meses y el cambio de tarea, sin resultado. Era cajero y terminó pelando papas y lavando platos. Debe esperar, -¿Cuánto más?- “hasta el lunes sin falta y con reintegro”. Ante esa afirmación asiente con la cabeza.

Llegó el esperado lunes, luego martes. El miércoles comentó con sus compañeros su situación. Para su sorpresa no era el único, todos tenían alguna queja. Fue a la oficina del trabajo a presentar la suya y volvió con una citación para los propietarios del local. En ese instante lo echaron.

A la fecha acordada en la oficina del trabajo, la otra parte no asistió. Le dieron otra citación, más fuerte en contenido pero tampoco fueron y para colmo terminaron su intervención aseverando “Hasta aquí termina nuestro papel, no podemos hacer más para ayudarte”, fueron las palabras del personero de la entidad.

La institución no pudo lograr el pago de los sueldos atrasados y esclarecer el cambio de tareas en el restaurante porque la entidad solamente realiza una inspección laboral técnica para ver las condiciones reales de los trabajadores y tiene una función conciliatoria. Más allá no puede hacer nada.

MEDIA JORNADA Y LOS RIESGOS

Daniela tiene un horario de una jornada completa de trabajo, pero le cancelan menos porque para los empleadores ella trabaja solamente media jornada. Ingresa a las 07:30 de la mañana y se retira a las 15:30. Gana 1.000 Bolivianos atendiendo un internet de lunes a sábado, alternando un domingo sí y otro no. Con lo que gana puede costear sus gastos de la universidad a la que asiste por la noche.

Su mamá es comerciante y no apoya que ella estudie porque piensa que la mujer está hecha para las labores de casa. “Es una lucha diaria pero ya voy en tercer año de derecho, aunque después no será fácil el trabajo porque hay tantos abogados”, suspira profundamente al hacer esta aseveración y repite: “Debo continuar”. “Desde que comencé a estudiar trabajo en diferentes lugares, aunque la paga no es como quisiera”, concluye.

Juan Tórrez Aramayo, Inspector de Trabajo en el Área de Conciliaciones en la Oficina Departamental del Trabajo en Oruro, se refiere a las empresas formales e informales. Las primeras cumplen con las normas establecidas, pero el sector informal, al no tener a sus miembros registrados, incumple con las obligaciones que otorgan beneficios a los trabajadores como sueldos, aportes, seguros, etc.

En relación al salario, indica que el mínimo establecido en nuestro país es de Bs 1.656 por ocho horas de trabajo, pero el sector informal no lo cumple.

“Se abusa de la condición juvenil afirmando que no pueden ganar el sueldo de un empleado de mayor edad y los contratan como aprendices, les hacen trabajar horas extras, feriados, etc.”, asevera Tórrez.

En la Ley General del Trabajo no existe la media jornada, se refiere a ocho horas de trabajo y un salario mínimo nacional. En caso de existir esa anomalía, el trabajo tendría que ser de cuatro horas y la paga, la mitad del mínimo nacional. No es necesario que una empresa esté legalmente establecida, si se contrata el servicio de un o una trabajadora, los empleadores deben cumplir con las normas. Contraten a estibadores, albañiles, vendedores, etc.

Otro es el factor de riesgo al que están expuestos los jóvenes por falta de experiencia. Tórrez comentó que le tocó atender el caso de un joven en su segundo día de trabajo como albañil, cayó de un segundo piso golpeándose en una piedra la columna, quedó parapléjico. Otro se electrocutó. También se dan casos de mutilaciones de dedos y manos por el poco conocimiento de los jóvenes; quienes, por tener un empleo, aceptan tareas en las que no tienen experiencia.

La historia de Manuel, es otra vivencia para contar. Egresó de la carrera de Ingeniería Civil, no tiene experiencia en su rubro y se cansó de mandar su hoja de vida. Trabaja tres años y siete meses como mensajero, y las obligaciones como padre de familia no le permiten dejar el trabajo porque cuenta con beneficios sociales. “Sigo en el mismo lugar tanto tiempo y si me retiro pierdo el seguro, mis aportes, aguinaldos y no podré mantener a mi familia”, comenta.

EMPRESA PRIVADA

¿Y qué de la oferta de empleo en el sector privado?

Fernando Dehne Franco, presidente de la Federación de Empresarios Privados de Oruro (FEPO), comentó que con el Programa de Apoyo al Empleo (PAE) del Ministerio de Trabajo, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), lograron insertar una cantidad importante de jóvenes en las empresas; pero también aseveró: “No podemos absorber la mano de obra que existe en este momento, por las políticas salariales del gobierno”.

Para citar, “Infocal depende de la FEPO y tenemos la posibilidad de mandar al mercado gente joven muy capaz, pero la empresa privada no puede,  lamentablemente esta población va a engrosar la fila de comerciantes que en este momento crece más y más, ellos van a ir a hacer trabajo informal y en muchos casos no van a poder superarse”, dijo.

“Ahora bien, hay empresas que podrán pagar el segundo aguinaldo pero otras no. El gobierno no puede poner a todas las empresas en la misma bolsa. Las medianas y pequeñas, están en peligro de cerrar y dejar de funcionar por las obligaciones existentes. Seguramente al año también estará el tema del aumento salarial, el que pondrá en peligro la estabilidad de muchas empresas”, sentenció Dehne. Esta situación echa en saco roto las opciones de trabajo que podría ofertar este sector; por ende, de mayor calidad a las del sector informal.

APOYO A LA JUVENTUD

Ante todo este panorama, es menester nombrar el trabajo que realiza la fundación Fautapo, institución que convoca, capacita e inserta  oficios  a jóvenes en Oruro y otras ciudades desde el 2005.

Samuel Tapia Soria, Técnico de Área de Fautapo, cuenta que el programa dura nueve meses y está dirigido a jóvenes bachilleres de 17 a 25 años. La oferta académica está diseñada en función a la demanda laboral demostrada por las empresas que postulan a un estudio de mercado, teniendo que probar la existencia de espacios laborales. El empresario se compromete a pagar el 80% de salario en la fase de práctica laboral y en la inserción, por lo menos el mínimo nacional.

Pero Fautapo culminó el proyecto como responsable del programa, se trabaja en los informes finales y la transferencia de todos los componentes al  Gobierno Autónomo Municipal de Oruro (GAMO) para se haga cargo del mismo.

Ahora se trabaja en la 13ª convocatoria. Principalmente se trabajó en capacitación para confección, procesamiento de alimentos, metal mecánica, instalación de gas, transformación de motores al uso del GNV, hotelería, turismo y guiaje, orfebrería, ventas, trabajo en madera, instalación de sistemas eléctricos, sanitarios, construcción de viviendas y otros.

Hasta el año 2014 se capacitó a 2.028 jóvenes postulantes entre mujeres y varones; en muchos casos, en rubros solamente para varones participaron también  mujeres y viceversa. Nos permitimos dar a conocer estadísticas de Fautapo Oruro gracias a la gentileza del Ing. Tapia.

En total participaron 51% de mujeres y 49 % fueron varones

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