Prótesis 3D: Conoce cómo cambió la vida de Ovidio

Anabel Vaca / La Paz

La noche del 12 de julio de 2017, Ovidio Susaño vivió su peor pesadilla dentro de un bus de la flota 6 de Agosto mientras viajaba de la ciudad de La Paz a Cochabamba, por motivos laborales. Recuerda fugazmente que se durmió y despertó con un golpe en la cabeza cuando su rostro rozaba en el vidrio roto de la ventada al lado de su asiento. Al darse cuenta de lo que pasaba, su mano izquierda se encontraba atorada entre el suelo y el bus volcado.

A raíz del accidente, los doctores amputaron el brazo izquierdo de Ovidio, por encima del codo. Cuatro meses después, cuando curaron sus heridas, volvió a trabajar como repartidor de lubricantes en una pequeña camioneta azul.

Se daba mañas para realizar sus actividades. Su discapacidad le obligó a volverse aún más diestro. Pero nunca se acostumbró a la exclusión de la sociedad. Mucho menos a que se notara la ausencia de su extremidad en la manga de su camisa.

El pasado 16 de septiembre el alteño recibió, junto a otras tres personas, una prótesis de plástico fabricada con impresoras 3D y auspiciada por la Fundación Creo Bolivia. Esta asociación fue creada hace cuatro años. De manera informal, sus integrantes llegaban con chocolate, juguetes y víveres a comunidades pobres del altiplano boliviano.

Hace un año y medio que esta fundación sin fines de lucro empezó a financiar prótesis a personas de escasos recursos que perdieron brazos, manos, dedos o a quienes nacieron con alguna enfermedad congénita.

Fotos: Cortesía de la Fundación Creo Bolivia

Antonio Riveros, fundador de la asociación, busca recursos económicos para costear las prótesis mediante empresas, instituciones o incluso busca padrinos para que apoyen el proyecto. Uno de los beneficiados fue Ovidio por lo que recibió su brazo gratuitamente.

Su nuevo brazo de plástico de color rojo con negro le devolvió la confianza. “La gente ya me mira como si fuera una persona normal”, dice. El que más disfruta de la prótesis es su hijo de tres años. El pequeño mira a su papá como a un superhéroe, Iron Man.

A pesar del apoyo que tiene de su familia, Ovidio aún oculta el brazo robótico que lleva. Al encuentro de esta entrevista, llegó con una chamarra y apenas se asomaban los dedos coloridos de la prótesis. La curiosidad de los niños y el asombroso de los adultos, son algunas de las cosas que todavía lo incomodan. Por ese motivo, prefirió conversar en un sitio con poca gente en Ciudad Satélite en El Alto.

Ovidio continúa trabajando como repartidor de lubricantes y conduce su camioneta con mucha seguridad. Tiene la prótesis, pero no la usa para manejar ya que su brazo solamente se extiende y se flexiona apretando dos botones.

Antes de su accidente, su trabajo era también cargar cosas pesadas y grandes. Subir y bajar material de su movilidad. Ahora levanta pequeños botes de plástico, bolsas livianas y objetos que sean cómodos de manipular.

Creo Bolivia ya benefició a siete personas, entre ellas Ovidio. Los próximos meses, otras 15, de diferentes partes del país, también tendrán sus prótesis impresas en 3D. Cada pieza es diseñada y creada de acuerdo a las necesidades de cada paciente  para que le permita recuperar, en parte, su independencia motora.

El emprendimiento Creo Bolivia es una fusión de la empresa especializada en drones DronTec y Robotics Creators, donde su fundador Roly Mamani crea las prótesis y asegura que si la tecnología no ayuda a las personas, no sirve nada.

El equipo de la asociación también cuenta con el apoyo del hermano de Roly, Juan Carlos Mamani, estudiante de kinesiología quien se encarga de la parte médica de las personas.

Colaboración internacional

El trabajo de Creo Bolivia con las prótesis no es algo único. Existe un movimiento de diferentes asociaciones a nivel mundial con el mismo objetivo, usar la tecnología 3D para ayudar y hacer accesible económicamente las prótesis.

Un ejemplo claro de colaboración dentro de América del Sur, es el argentino Gino Tubaro, quien creó la fundación Anatomic Lab. Viaja por las provincias del norte de su país, una de las regiones más deprimidas económicamente y entrega las impresiones en 3D a un costo mínimo de 20 dólares.

Los niños son la mayor inspiración de estas asociaciones, todas buscan hacer un diseño llamativo para ellos. Por ejemplo, la fundación colombiana Materialización 3D recrea prótesis inspiradas en los superhéroes favoritos de los pequeños.

No obstante, la mayoría de estas asociaciones e incluso las empresas que comercializan impresoras 3D, suben a sus páginas diseños y prototipos. Cualquier persona en el mundo puede descargarlos gratuitamente e imprimirse su propia prótesis.

La Fundación Creo Bolivia empezó de esa forma, descargando proyectos de estas comunidades y luego adaptándolas a las necesidades de sus pacientes. El trabajo colaborativo que se comparte libremente en Internet, devuelve la sonrisa y la movilidad en forma de prótesis. Según la Organización Mundial de La Salud, son 1.000 millones de personas en el planeta que tienen algún tipo de discapacidad. Estás fundaciones hacen posible que algunas puedan acceder a una solución factible, como lo hizo Ovidio.

 

Plan de difusión en las redes sociales

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