El Fondo Concursable para Investigación Periodística sobre el Empleo Juvenil en Bolivia es una iniciativa de la Fundación para el Periodismo y Solidar-Suiza que, por segundo año consecutivo, publicó la separata “Prioridad” y fue distribuido junto al periódico Página Siete. Los reportajes que se presentan fueron seleccionados por su calidad y rigurosidad periodística en el marco del programa. Sus autores recibieron una beca para estimular su realización.
Santiago Espinoza A.
Sergio de la Zerda
Pamela (nombre ficticio) tiene 27 años, un marido, una hija, una licenciatura en Comunicación Social, experiencia laboral, pero no un empleo. A sus 22, cuando aún estudiaba en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), tuvo oportunidad de trabajar por unos meses en un medio impreso, en reemplazo de otra periodista. Había leído y escuchado que el periodismo -García Márquez ipse dixit- era “el mejor oficio del mundo”. Y aunque la experiencia laboral no desmintió del todo esa sentencia, sí le imprimió algunos matices.
Trabajaba sin horario hasta terminar sus notas, hacía turnos nocturnos y de fin de semana, debía costearse algunos gastos extraordinarios como sus pasajes y, al final del mes, la paga estaba lejos de ser sustanciosa. Aun así, al concluir el periodo de reemplazo, estaba decidida a persistir en el periodismo, sólo que, no habiendo un cupo para ella, debió dejar el periódico. Desde entonces, por más que lo ha intentado en reiteradas oportunidades y en distintos medios, no ha vuelto a conseguir trabajo como periodista.
Pamela ya no está tan segura de que el periodismo sea el mejor oficio del mundo. Y aun siéndolo, cree que es más conveniente definirlo como el mejor oficio peor pagado del mundo. No por nada ha decidido dejar de buscar trabajo en él y comenzar a estudiar otra carrera que le abra más oportunidades laborales.
Trabajar mucho, ganar poco
A diferencia de Pamela, a Carlos Pérez, también comunicador formado en la UMSS, no le fue difícil conseguir empleo en medios de comunicación. Vinculado a la producción radiofónica desde antes de estudiar Comunicación, Pérez debió resignar su vocación por estar detrás de los controles de la cabina para salir a la calle y recoger noticias. “No me gusta, pero creo que es lo que mejor sé hacer”, bromea este reportero que trabaja para la radioemisora estatal Patria Nueva y que, a sus 30 años, ya no se siente tan joven.
Pero si conseguir trabajo como periodista no le fue difícil, sí le cuesta encontrar mejores condiciones de vida con el sueldo que gana. Aunque reconoce que su salario, de poco más de tres mil bolivianos, es uno de los más altos de su gremio, asegura que le es insuficiente para costear algo más que sus necesidades urgentes. “Soy soltero y, ayudando a mis papás, ese sueldo sólo es para cubrir gastos básicos y deudas al banco. Si quiero algo nuevo, debo esperar por el doble aguinaldo”, relata Pérez, quien funge actualmente como Secretario de Conflictos del Sindicato Mixto de Trabajadores de los Medios de Comunicación de Cochabamba.
Si la situación de Pérez es crítica, ni hablar de la de sus colegas de radio que ganan un promedio de 2.200 bolivianos. Con variaciones, esta situación de salarios bajos rige también en otros medios. En impresos, los periodistas más jóvenes comienzan con un sueldo cercano a los dos mil bolivianos, dice la periodista, docente e investigadora Amparo Canedo. Y en televisión, esta suma también es válida.
Estando así el panorama, no debería sorprender que para buena parte de los estudiantes de comunicación, el mercado laboral del periodismo resulte poco interesante. En la UCB de Cochabamba, por ejemplo, sólo el 5% de los estudiantes se decanta por esta profesión, “por el tipo de trabajo (más demandante) y sobre todo por la baja expectativa salarial”, sostiene el comunicador y docente Marcelo Guardia. “Es el campo de la comunicación peor remunerado y más devaluado por los empleadores”, remata.
Eso lo sabe bien Pérez, que no es partidario de abandonar el periodismo, sino de hacer algo desde la dirigencia sindical para buscar mejorar las condiciones laborales de su gremio.
¿Trabajo o familia?
Julieta (nombre ficticio) estudió comunicación en la Universidad Católica Boliviana (UCB) de Cochabamba y destinó prácticamente toda su juventud a trabajar en medios radiofónicos, televisivos e impresos.
A sus 37 años, casada y con dos hijos pequeños, Julieta hoy ya no trabaja como periodista. En un momento dado, supo que tenía que elegir entre su trabajo o su familia. El periodismo “crea distanciamiento y problemas por la reiterada ausencia en el hogar, tanto que he preferido cambiar de trabajo, antes de cambiarlo por la familia”, dice.
Aun así, entiende que de haber seguido en un medio habría acabado fallando a su familia, pero también al trabajo. Porque como sentencia Amparo Canedo: “Un periodista que no descansa bien, que no se capacita, que encima pelea con su familia porque llega tarde todo el tiempo, no puede producir bien”.
“Prostitución de la profesión”
Si algo lamentan los periodistas es la complicidad de algunos jóvenes colegas, que a fin de conseguir una fuente laboral ofrecen su trabajo por salarios más bajos aún de los que ya rigen en el medio periodístico. A este fenómeno Carla (nombre ficticio), una periodista de televisión, califica como “prostitución de la profesión”. “Los recién egresados o los titulados, en el afán de conseguir una fuente laboral, aceptan salarios bajos y los empresarios de los medios se aprovechan de eso”, afirma. Carlos Pérez, periodista radiofónico y dirigente sindical, cree que este comportamiento vuelve más soberbios a muchos dueños de medios al momento de contratar personal. “Prefieren contratar a practicantes que sólo pidan pasaje y no así a periodistas ya formados con experiencia, porque su salario es superior, debido a que tienen más necesidades”, explica.
Perciben que las universidades no facilitan ingreso al mercado laboral
Periodistas de prensa, radio y televisión coinciden en que la formación universitaria no les permite un desenvolvimiento solvente una vez que comienzan a trabajar.
Julieta (nombre ficticio), quien estudió la carrera de Comunicación en la UCB de Cochabamba, recuerda que, si bien aprendió a escribir y manejar estructuras de textos periodísticos en las aulas universitarias, éstas no le enseñaron a buscar la noticia ni saber cómo tratar a las fuentes, entre otras técnicas. “La experiencia hace un gran papel para que aprendamos lo bueno y, a veces, lo malo del oficio”, reconoce.
No siendo suficiente el paso por la universidad, es común que los estudiantes de comunicación empiecen recién a familiarizarse con el trabajo periodístico al momento de hacer prácticas no remuneradas en medios.
Sólo una vez que demuestran sus aptitudes en el trabajo y el medio les otorga cabida, tras periodos de baja o nula remuneración, que pueden extenderse indefinidamente, algunos periodistas noveles acaban adaptándose a la rutina laboral.
Es el caso de Carla (nombre ficticio), periodista de un canal de televisión cochabambino, quien estudió Comunicación Social en la UMSS y sólo encontró un trabajo como reportera tras hacer prácticas.
“La universidad me ha formado para ser comunicadora social, es decir, ‘todóloga”, apunta. “Comencé a incursionar en los medios de comunicación, primero haciendo prácticas no remuneradas. Y así fui abriéndome espacio y con la ayuda de una mano amiga logré conseguir mi primer trabajo”, añade.
Carreras
Conscientes de estas limitaciones formativas, algunas carreras del país pusieron en marcha medidas para promover una mejor capacitación en periodismo que facilite la adaptación de los comunicadores al mercado laboral.
Así, por ejemplo, la carrera de Comunicación de la UCB de La Paz abrió la modalidad de titulación mediante un gran reportaje multimedia, indica Amparo Canedo, una de las docentes del área de periodismo. “Han empezado a haber defensas de reportajes multimedia, cuyo nivel no se ve en los periódicos”, destaca Canedo.
Otro ejemplo es el de la carrera de Comunicación de la UCB de Cochabamba, en la que, tras el rediseño de su último pensum, se duplicó la cantidad de materias periodísticas, precisa Marcelo Guardia, docente de la carrera.
Esperan que las condiciones mejoren
Periodistas activos o temporalmente desvinculados de los medios confían en que las condiciones laborales en su gremio vayan mejorando de a poco, por lo que demandan un papel más activo de sus organizaciones sindicales y llaman a no dejarse amedrentar por los propietarios de las empresas periodísticas.
Julieta (nombre ficticio), ahora alejada del periodismo, observa que, aún lentos, hay avances para cualificar las condiciones de trabajo. “Si los mismos periodistas se unen y exigen mayor cumplimiento de sus derechos, se puede avanzar de mejor manera”, dice.
Un criterio similar tiene César Arellano, quien trabajó por más de ocho años en medios impresos. Sin dejar de reconocer que “muchas de las prácticas de los periodistas, directores y propietarios de medios están naturalizadas”, estima que el panorama laboral puede mejorar a largo plazo, un proceso en que deben jugar un rol importante “las organizaciones sindicales de la prensa”.
El reportero radiofónico y también dirigente sindical Carlos Pérez cree que los propios periodistas deben dejar de hacerles el juego a los propietarios y denunciarlos si es que cometen abusos, cosa que muy pocos hacen. “Siendo periodistas no denunciamos, algo irónico, pero cierto”, observa. En la misma línea, la periodista e investigadora Amparo Canedo apunta: “Siempre decimos que somos un sector supuestamente rebelde, pero nunca luchamos por nuestros propios derechos”.
Datos y apuntes
– 14,5% fue la tasa de desempleo abierto registrada en 2011 por Fundapro, en ciudades del eje, para personas de 15 a 24 años. La cifra equivale aproximadamente a 58 mil desocupados.
– 38% es el porcentaje que representan los jóvenes del total de desocupados en el país, según Fundapro.
– 66% de los periodistas consultados para un estudio sobre condiciones laborales, realizado por el Observatorio Nacional de Medios (ONADEM), entre 2005 y 2008, afirma tener contrato, aunque paradójicamente -en muchos casos- dicen no conocerlo.
-En Bolivia hay 44 carreras universitarias de comunicación, pero ninguna de ellas se dedica exclusivamente a formar periodistas, sino solamente a comunicadores sociales.
– En su estudio “Periodistas ante el espejo”, sobre condiciones laborales de los periodistas en el país entre 2005 y 2008 e incluido en el libro “Medios a la vista”, el ONADEM señala que el salario promedio que reconocen percibir los periodistas es de tres mil bolivianos, con variaciones según ciudad y empresa.
– En el mismo estudio, se señala que los periodistas trabajan alrededor de 12 horas y hacen turnos de noche, fines de semana o días feriados sin remuneración extra. El 32% dice que no tiene computadora propia, al 40% no le dan material de escritorio.
El 63% de los periodistas afirma que tiene acceso a teléfono fijo y un porcentaje similar tiene teléfono celular proporcionado por la empresa.
– Este reportaje se efectuó gracias al Fondo Concursable para Investigación Periodística impulsado por la Fundación Para el Periodismo (FPP) y Solidar Suiza, que seleccionó y apoyó 16 proyectos periodísticos de todo el país.
Punto de Vista
Hacia la igualdad en el trabajo
*Pedro Luis López
*Presidente del Colegio de Comunicadores de Cochabamba
Si bien las carreras de comunicación aportan con profesionales jóvenes a los medios, no es suficiente. Con la proliferación de los medios, siguen apareciendo los “usurpadores de la profesión” que, a nombre de la libertad de expresión, se aprovechan para fines e intereses propios. Por eso las universidades, las instituciones que aglutinan a los comunicadores sociales, debemos encausar una defensa intransigente del ejercicio de la profesión en cumplimiento de la Ley 494 y su decreto complementario. Otro aspecto fundamental que se debe considerar para todos los periodistas, es el respeto a sus derechos laborales. Es necesario buscar igualdad en el tratamiento laboral y salarial. Los derechos laborales son respetados para pocos y no para la mayoría. Por ejemplo, muchos no cuentan con un seguro médico y no aportan para su jubilación. Por tanto, se debe mejorar las condiciones internas y externas que hacen del trabajo periodístico. El ejercicio de una verdadera libertad de prensa no sólo depende de las instituciones sino de las personas que están detrás. Las ganancias que buscan los empresarios de la comunicación deben estar acompañadas de la responsabilidad del manejo informativo con ética, transparencia y equilibrio.