Descubriendo nuevos mundos
La alfabetización mediática e informacional
La Fundación para el Periodismo y el Ministerio de Educación, con el apoyo del European Journalism Centre y de la UNESCO, organizaron el taller de “Alfabetización mediática e informacional en la formación docente“, del que participaron 20 profesores seleccionados por la FPP y 30 profesionales invitados por el Ministerio de las Escuelas Superiores de Educación de Maestros, del PROFOCOM y de la UNEFCO.
En esta entrevista, Ramiro Cuentas, Director General de Secundaria, nos habla sobre su pasión por la enseñanza, la importancia de fomentar la criticidad a la hora de utilizar los medios digitales y la importancia del programa de “Alfabetización en Medios” que desarrolla la FPP y el Ministerio de Educación.
¿Cuándo decidió optar por la docencia?
El haber elegido docencia ha sido una especie de casualidad dentro de la necesidad. Cuando yo salí del bachillerato sucedieron dos hechos importantes en mi vida: Uno, muy familiar, murió mi padre. Fue prácticamente asesinado en un golpe de Estado y el que se hizo cargo un año después, Hugo Banzer Suárez, cerró las universidades. Entonces, estaba huérfano familiarmente y huérfano de una posibilidad profesional. Allí apareció la necesidad de continuar o buscar una profesión. Y vi una convocatoria para la Escuela Superior de Maestros. Después de hacer un análisis de mi situación, vi que la profesión de docente era una función social que se debe cumplir dentro de la sociedad, entendiendo que el maestro tiene una responsabilidad: es un ser que trabaja moldeando otros seres y planteando ideales, como ideales de justicia, libertad, responsabilidad etc. Por ello decidí en ese entonces optar por postular a la Escuela Superior de Maestros de entonces.
¿Por qué le apasiona la educación a usted?
La literatura, la enseñanza y el aprendizaje son unas pasiones porque no desentrañan a seres humanos. Y, si con la literatura y la comunicación desentrañamos al ser humano, con la enseñanza le alimentamos para que sea un ser crítico, analítico y reflexivo. Enseñarles a los estudiantes a descubrir el mundo, a buscar la esencia de las cosas, las causas de los fenómenos -y no quedarse en los fenómenos-, guiarlos a encontrar aquello es apasionante.
¿A qué se refiere cuando habla de un ser crítico?
Un pensamiento crítico lo entiendo como desentrañar las causas de las cosas, compararlas con la realidad y asumir la práctica como criterio de verdad. Es decir, si siempre repito lo que me dicen, no encuentro la verdad sobre una afirmación. El pensamiento crítico está en buscar la verdad de un fenómeno, de una afirmación, y demostrarlo. Y, frente a eso, asumir mi conclusión… si no (se consigue) seguir buscando la verdad, porque si no buscamos la verdad, somos presas de ese velo en el que vivimos y solo nos convertimos en reflectores. Esa falta de criticidad, esa falta de ver lo que es y lo que no es nos hace seres cosificados. La criticidad está en encontrar o en ver el fenómeno dentro de lo que es y dentro de lo que no es para desarrollar lo que es, para avanzar con lo que es y para mostrar aquello que no es y decir que hay que seguir trabajando.
¿Por qué es tan importante fomentar en las escuelas esa criticidad hoy en día, en tiempos en las que la digitalización invade cualquier ámbito de nuestras vidas?
La digitalización te hace un ser mecánico, te hace un ser repetitivo. Te hace un ser sin discriminar lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto, lo bello de lo feo, lo cómico de lo trágico. La digitalización es como un mojazón en la lluvia. Es decir: te mojas, no puedes escapar, te mojas, te secas allí mismo y te vuelves a mojar. Te automatiza, te mecaniza. En ese sentido, aparece una noticia que dice que Bolsonaro es fascista. Muchos la repiten, pero ¿qué es el fascismo? ¿por qué es fascista? El que es crítico y el que no se deja influir buscará en el diccionario: ¿Qué es el fascismo? Y partiendo de la definición semántica del término buscará la definición política de aquello. Yo creo que en el momento actual la digitalización nos hace un ser mecánico y allí recuerdo un poco la película “Tiempos Modernos” de Carlos Chaplin, donde el ser humano es un engranaje de todo ese sistema capitalista. Y creo que es un poco lo que pasa ahora: Cada persona ahora es un dígito. Toda la comunicación digital se reduce a un dato, a un número y, a partir de eso, mecánicamente voy haciendo las cosas sin reflexionar.
En este proceso de digitalización y la pérdida del pensamiento crítico que muchas veces conlleva ¿qué rol tiene o debe tener la alfabetización mediática?
Las personas viven en un mundo lleno de sol, pero a oscuras. Diógenes caminaba con una vela en el día y cuando le preguntaron qué está buscando, les dijo: “Al hombre”. Resulta que, igual, las personas analfabetas de la letra viven, pelean, luchan y conviven, pero en una oscuridad. El analfabeto digital es igual. La alfabetización le enseña a discriminar: ¿Qué te sirve y qué no te sirve? ¿Cómo entras a lo que te sirve, cómo sales de lo que no te sirve? Y, en última instancia, la tentación que puede tener en todos los medios digitales, él sabe rechazar o sabe aceptar un contenido. La alfabetización digital nos crea un ser que tiene reflexión, que tiene criticidad, que tiene conciencia de su actuar frente a toda la digitalización.
¿Ante qué retos se enfrenta la alfabetización mediática en las Escuelas Superiores de Formación de Maestros y Maestras en Bolivia hoy en día?
Yo creo que ante todo, porque detrás de todos los medios siempre está una ideología. Entonces, la ideología o es conservadora o es liberadora, humanista; de recuperar al ser humano, de proyectar valores en el ser humano, de proyectar respeto en el ser humano. Yo pienso que uno de los problemas es el problema ideológico. Y, allí, no creo que estemos desideologizados, pero estamos ideologizados en otra dirección. Estamos ideologizados en el sentido de que el ser humano es una mercancía más, hay una inversión de valores donde lo que es bueno nosotros lo tomamos como malo y aquello que es malo parece ser común. Entonces, en las Escuelas Superiores y en el ejercicio docente, hay la necesidad de que el maestro se alfabetice mediáticamente para que él también enseñe y guíe cómo utilizar y cómo asumir los mensajes que llegan mediante el mundo digital. Y descubrir lo subliminal de aquellos mensajes: ¿Qué nos dice detrás de lo que estamos leyendo o lo que estamos viendo? Detrás de la lectura directa hay tantas cuestiones que, probablemente de manera inmediata, no tengan efecto, pero el efecto es posterior, en otro tipo de conductas y pensamientos.
¿Cómo se tomará en cuenta entonces la alfabetización mediática e informacional en el currículo de la Formación de Maestros y Maestras?
Está tomado en cuenta, pero yo creo que aquí nos hace falta un elemento: hay que trabajar de manera interdisciplinar. Los maestros somos maestros de una especialidad. En el Área de Comunicación y Lenguaje existe poco de comunicación y más de lenguaje. Y ése es el detalle: la currícula, o los contenidos de comunicación, tiene que estar trabajada con un especialista del siglo XXI. Yo creo que, en toda la educación, tenemos que trabajar de manera más precisa con los especialistas de comunicación para establecer una currícula que, en el área que corresponde, tiene que ser más profunda, más precisa. Y, en las otras áreas, que son complementarias, como química o física, se detengan como algo esencial de lo que significa la alfabetización mediática para descubrir lo que dicen los mensajes, pero también para utilizar los medios digitales como instrumento de aprendizaje.
¿Cómo evalúa el trabajo que aporta el programa de “Alfabetización en Medios” del convenio entre el Ministerio de Educación y la Fundación para el Periodismo?
“Una maravilla. Porque los maestros a veces caen en un error: no se van actualizando. Y, si se actualizan, se actualizan en su propia área. Es decir, muchas veces hay una concepción un poco cerrada. Pero todos los maestros, de cualquier área, están expuestos a los medios de comunicación. Y muchas veces piensan que los medios digitales no tienen “venenos” para el ser humano. Hay que enseñarles los “antídotos” para esos “venenos” para que sepan protegerse, utilizarlos y, también, proteger a los demás a través de su trabajo en el aula. Por eso me parece que es muy importante lo que estamos haciendo y la reacción de los maestros en la clausura del taller “Alfabetización mediática e informacional en la formación docente” lo ha confirmado. Entonces, entrar a los medios digitales y alfabetizarse en esos medios es descubrir otro mundo en cual estamos viviendo: la alfabetización mediática significa el enfrentarse de manera reflexiva y crítica a los retos de este mundo. Por eso, yo creo que es un buen convenio y la cooperación que se tiene especialmente con la FPP le dan la solidez profesional y la capacidad de movilización. Es un convenio que tenemos que mantener. Tal vez, lo que hay que hacer ahora, es ampliar su difusión. Es decir, muchos de los trabajos que se han desarrollado con la FPP, hay que universalizarlos”.
Benjamin Hindrichs es voluntario de la Deutsche Welle Akademie en la Fundación para el Periodismo.