LA DISCRIMINACION MI HERENCIA

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LA DISCRIMINACION MI HERENCIA

Desde que tengo uso de razón amo la pollera, un amor inspirado en mi abuelita quien fue para mí un modelo a seguir, siempre radiante, elegante, de caminar erguido, con sus trenzas negras y largas. Ella creía en el vivir con tranquilidad y paz, ”cuando haces bien, te va bien sin hacer daño a nadie” decía sabiamente mi abuelita.

Vivía con mi abuelito en una casita muy sencilla en Pampahasi, allí ella sembraba, le gustaba criar cuyes, tenía una habitación exclusiva para almacenar papa, chuño, tunta, maíz, haba seca, donde me dejaba entrar para jugar a la vendedora y una tiendita de donde me abastecí de dulces para mis recreos, pese a la fama que tienen las propietarias de las tiendas de barrio, mi abuelita era muy seria, poco conversadora y nada amiguera, un día a la semana, feriados y a veces fines de semana la iba a visitar y en vacaciones me quedaba allí para hacerles compañía.
Así tuve las enseñanzas que aun practico como la siembra, crianza de animales, valorarizacion por los productos bolivianos, que no importa que algo este viejito siempre que este limpio y sobre todo el respeto hacia los demás.

Algunas veces la acompañaba a hacer compras para abastecer la tienda, pero en el micro o en la calle no faltaba alguien que le decía “esta chola como va subir con su bulto” “estas cholas ocupan todo el campo con su pollera” y muchas cosas desagradables, cuando era pequeña me asustaba, pero al crecer yo le preguntaba porque permitía que la gente le diga eso sin responder algo, ella siempre decía que no hay que responder a ninguna ofensa, que Dios se encargaría de todo, que mientras nosotras no hagamos daño a nadie, no importaba que les moleste su presencia. Me dolía que no se defendiera, me sentía impotente; Hoy entiendo que en esos años la discriminación hacia la mujer de pollera era común, constante e hiriente, pero de ningún modo justificable.

El amor por las pollera y flecos siempre estuvo en mi desde pequeña, me encantaba vestir de pollera pero mi mama’ y mi abuelita decidieron que no podía ser así, debido a que podría haber sufrido discriminación, así que solo en casa podía vestir pollera usar mantillas. Cuando cumplí 16 años decidí vestirme de pollera para una fiesta, ese día pude retomar mis raíces públicamente, pero mi abuelita murió antes de verme así y eso es algo que aún me duele.. Muchos de mis familiares no lo tomaron bien, ya que ser de vestido trae consigo una forma de status dentro de esta sociedad según ellos y es cierto, pero a medida que pasaban los años lo seguí haciendo cada vez más frecuentemente ya que era una decisión que solo yo podía tomar. Así fue el inicio de cómo por decisión propia, vuelvo a retomar mi herencia.


Con el pasar de los años nació mi primera hija y mi amor por las polleras se fue fortaleciendo, el retomar mi herencia, reconocer mis raíces y mostrar mi cultura, para poder transmitirla, esto me llevo a diseñar trajes para la mujer de pollera, de manera tradicional y también estilizados. Luego a fusionar los trajes bolivianos en especial el de la chola paceña con la ropa de vestir para hombres, mujeres y niñ@s.

Pero aun sentía que lo que hacía por visibilizar a la mujer de pollera no era suficiente, así que inicie el estudio de modelaje para cholas, donde no solo enseñamos pasarela, creamos un circulo de amistad donde nos apoyamos para mostrar desde donde estemos el valor de nuestra identidad, fundamentalmente enseñamos historia de la chola paceña de donde viene nuestro traje, la importancia de usarlo, porque es importante que sepamos adecuadamente de dónde venimos para saber hacia dónde vamos.

El empoderarnos como mujeres de pollera, con conocimiento de nuestras raíces, orgullo de nuestra vestimenta, es muy importante para cambiar la mirada de extranjero/as y los mismos boliviano/as, mostrando que las cholas pueden lograr llegar a puestos jerárquicos importantes, ser empresarias, emprendedoras, profesionales, exitosas, trabajadoras, luchadoras, buscando la equidad.

Fue así que mediante mi trabajo, donde tuve la satisfacción de participar en diferentes proyectos artísticos, también de dar muchas entrevistas especialmente en medios extranjeros como Vice México, Canadá, Estados Unidos, Airfrance, BBC de Londres, revistas de moda en Europa y Estados Unidos, a los que les interesaba saber cómo evoluciono la ropa de la mujer de pollera y como sobrellevamos la discriminación, increíblemente los extranjeros llegaban a Bolivia bien informados de nuestra historia y la situación actual de nuestro país en todos los aspectos para hacer sus notas, fueron todas estas experiencias que me dieron el panorama de cómo somos vistas las mujeres de pollera dentro y fuera de nuestro país, mujeres desarregladas, sucias, sin formación académica, pobres, encasillándonos en muchos estereotipos. Así es como en cada una de las entrevistas siempre realzo el valor, el alcance, la importancia de la chola en nuestro país.

A medida del reconocimiento a mi trabajo fui siendo invitada a eventos donde llegue a ser la única mujer de pollera, que si bien fui recibida por muchos con cariño, también hubo otros muchos a los cuales les molesto mi presencia, pero en el 2010 se decreto la Ley 045 CONTRA EL RACISMO Y TODO TIPO DE DISCRIMINACION, en el Artículo 15. (PROHIBICIÓN DE RESTRINGIR EL ACCESO A LOCALES PÚBLICOS),si bien algunos quisieran echarme de algunos lugares por estar vestida de pollera ahora no pueden hacerlo, pero las miradas de desprecio, las preguntas incomodas como “tu estas sirviendo los bocadillos?”, “ te contrataron para recibir a los invitados?”, “haces algún espectáculo?”, también hubo quienes se me acercaron solo para decirme ”que asco me da que estés aquí”, “porque no te vas y te juntas con las de tu clase” y otras frases a la altura del evento, que me toco vivir pese a que existe el Artículo 281 octies.- (INSULTOS Y OTRAS AGRESIONES VERBALES POR MOTIVOS RACISTAS O DISCRIMINATORIOS), que para mí era desconocido, pero fiel a la enseñanza de mi abuelita solo me quede callada como ella lo hacía. Aunque sinceramente cuando estoy en la calle y las palabras vertidas son más fuertes como “chola de mierda” trato de contenerme, a veces sin tener éxito. Pero estoy convencida que la mejor forma de buscar la igualdad y luchar contra la discriminación es invadiendo espacios que se creen exclusivos siempre con respeto y orgullo.

Hablando con amig@s fui viendo que muchos desconocen o tienen una mala versión de nuestras tradiciones y costumbres, que influye en su percepción de las mujeres de pollera, lo que hace que desvaloricen, subestimen, minimicen, menoscaben, critiquen a la chola y sus raíces.

Fue esta inquietud que me llevó a escribir un blog, contando mis experiencias propias, en lo cultural, tradiciones, costumbres, moda, etc. todo esto desde mi visión como mujer de pollera, para que así pueda cambiar la visión que tenemos los mismos bolivianos y los extranjeros. Para poder enorgullecernos, de nuestra cultura viva, nuestras raíces y nuestra gente.


Para mí fue difícil tomar la decisión de hacerme más visible atreves de mis trabajos y proyectos, por mis dos hijas y mi hijo. Si bien me siento orgullosa de vestir de pollera, no quise perjudicar a mis wawas, exponiéndolos a ser discriminados por mi herencia, como fui criada de vestido no estoy todo el tiempo con pollera, así que cuando voy al colegio siempre voy de vestido por temor de cómo reaccione el entorno; Enseñe a mi hija mayor a cuidarse de ciertos comentarios o preguntas que le pudieran hacer, pero en su colegio no tuvimos ningún incidente.
A mis wawas pequeñas, aun no puedo explicarles muchas cosas, si bien los compañeros de mis wawas nunca les dijeron nada, si tuve varios momentos incómodos con algunas mamás, que al ver en alguna publicación o publicidad, en la que visto de pollera, llegaron a hacerme preguntas incomodas, dejaron de saludarme, hasta insinuarme que “el colegio ya no tiene un buen filtro”, haciendo que mi temor porque mis wawas sean lastimadas crezca.

Aun así se que estos incidentes ajenos al colegio son pasajeros, ya que el colegio tiene como valores la libertad, igualdad y fraternidad, siendo dentro del mismo una condición indispensable, el respeto al otro con sus diferencias para vivir en comunidad, se que la generación de mis wawas será diferente a la mía, si todos llegaran a tener estos valores.

Todas estas formas de discriminación, para muchos imperceptibles, solo por vestir de pollera, hacen que a veces ya no quiera vestirme de pollera, porque me lastiman y generan miedo dentro de mí, pese a que ya existen leyes como la 045 que sancionan la discriminación, aun hay este tipo de trato hacia la chola.

Pero cuando esto me afecta me pregunto, si dejo de vestirme de pollera y niego mi herencia por decisión propia, que les enseñare a mis wawas, el aparentar algo que no son, el olvidar sus raíces, avergonzarse de su origen, para buscar ser aceptados, por quienes se avergüenzan de sus propias raíces?, el encontrarme en esta encrucijada me hizo entender porque mi abuela tomo la decisión de no vestirnos de pollera a mi madre y a mí, ella no quería que nos lastimaran como ella fue lastimada, ni relegada, por el único hecho de ser chola.

A mis wawas trato de enseñarles todo lo que me heredo mi abuela, el sembrar papa que es una costumbre que nos une como familia, valorando el trabajo hecho por nuestras manos, el criar animales, llevándolos a pastear, limpiando los establos, ocupándose de su comida sembrando cebada y recolectándola para la época de sequia, enseñándoles el buen trato a los animales, pero por sobre todo a ser humildes, educados y respetuosos con los demás, orgullosos de sus raíces y su herencia.

Estoy consciente que en los últimos años hubo cambios importantes en cuanto a la discriminación, se crearon leyes para erradicar esta práctica que fue pasando de generación en generación como una herencia de odio, que al transcurrir de los años fue perdiendo su poder, espero que las nuevas generaciones puedan aprender a vivir con respeto y paz, en la diversidad que tenemos.

Como cholas también luchamos por la equidad que buscamos todas, pero también igualdad al ser tratadas por las mismas mujeres, en una doble lucha, con las mismas mujeres para ser reconocidas como igual y con los hombres en su trato patriarcal que en nosotras en especial está muy enraizado.

Estoy segura que a mi abuelita le hubiera gustado vivir en estos tiempos, ya que la discriminación no es tan hostil como en sus tiempos, pero también sueño que mis wawas puedan crecer y criar a mis nietos en una Bolivia orgullosa de su diversidad, libre de discriminación y con equidad.

 

 

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