La mujer en las fuerzas policiales
Existe un estereotipo de género en el ámbito laboral de la institución policial con referencia a la mujer. Este reportaje busca identificar qué roles tiene la mujer en el ámbito laboral de la institución policial.
Javier Ortega Villegas
Al ingresar a las fuerzas policiacas las mujeres se empoderan y potencian sus posibilidades de desarrollo, pero al desempeñar sus actividades lo hacen reproduciendo roles de género que las colocan en desigualdad respecto a los hombres.
Para tematizar, quiero enfatizar la polémica que causó en Cochabamba el letrero machista de la Policía, ubicado en la avenida Blanco Galindo, que fue duramente criticado en redes sociales.
“La gran diferencia entre el hombre y la mujer es que la mujer hiere por despecho y el hombre sin razón”, señala el mensaje del cartel ubicado en la vía pública”
La representante del colectivo Mujeres de Fuego, Ángela Nogales, cuestionó vehementemente este hecho porque la palabra “despecho” detona muchas interpretaciones. “Ese letrero es completamente machista, peor si viene de una institución que debería proteger a las mujeres; yo he quedado aterrada al leer eso”, dijo al diario Los Tiempos.
Desde la Fuerza Especial de Lucha contra la Violencia (FELCV) manifestaron desconocer quién colgó ese letrero. La directora interina de la FELCV, Nidia Gutiérrez, aseguró que es de su total desconocimiento.
Sin embargo, hasta la fecha no existen responsables del letrero. Extra oficialmente se sabe que por órdenes superiores nadie puede dar información al respecto.
Anhelo de ser policía
Esta es la historia de una madre de familia y abogada de profesión, Marcela Vargas, quien desde pequeña tuvo el anhelo de ser policía. Cuando se presentó la oportunidad, en el año 1996, no dudó en presentarse. Nacida en La Paz, se desempeña hoy como directora de la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV) en Tarija.
-¿Cómo decide ingresar a la Policía?
MV.- Es una decisión como cualquier otra. Afortunadamente en ese entonces se abrió la posibilidad para el ingreso de mujeres a la Academia Nacional de Policías, pues era un anhelo que tenía desde muy chica y siempre con la convicción de servicio a la sociedad, porque era algo que me inculcaron los padres.
Mi padre, debo reconocer, era una persona sumamente honesta, es la virtud que lo caracteriza a él; y de mi madre, siempre caritativa con la gente, es una persona que tiene muchas amistades y dentro de su círculo ha sabido practicar la caridad y ayudar a la gente más necesitada.
Cuando salí bachiller de colegio se abrió la posibilidad, en un proyecto presentado por mi general WillY Arriaza Monje, de participar de un curso piloto a damas policías. Nos postulamos 98 damas, fuimos recibidas 35 luego de los exámenes y finalmente egresamos solo 22. Pese a eso, somos una de las promociones más numerosas en cuanto mujeres se refiere.
¿Cuándo entró a la Policía?
MV.- El año 96 y egresé el mismo año porque era un curso piloto. Luego, fuimos convocadas las mujeres egresadas de diferentes carreras o ya tituladas como abogadas, psicólogas, trabajadoras sociales comunicadoras sociales y hasta de relaciones públicas.
¿Usted tiene otra profesión?
MV.- Yo había egresado de la carrera de Derecho de la Universidad Mayor de San Andrés cuando se presentó esta posibilidad. Mis padres me apoyaron para el ingreso. Presenté los exámenes de admisión, tanto físicos como de conocimientos y en forma posterior salí en una publicación de las damas que fuimos aceptadas. Desde entonces me encuentro en filas de la Policía.
¿Terminó la licenciatura de Derecho?
MV.- Sí, soy abogada hace ya bastante tiempo e incluso tuve la suerte de que me hayan nombrado miembro del Tribunal de Ética del Colegio de Abogados de Tarija.
¿Usted anhelaba ser policía?
MV.- Siempre he tenido ese anhelo. Francamente, confieso que fui a averiguar al Colegio Militar para ver si podía entrar a la Policía Militar, pero también se me cerró esa posibilidad. No había en ninguno los institutos la aceptación de damas en esa época.
Así que cuando mi padre vio la convocatoria en la tele, inmediatamente me lo comunicó. Yo en principio no le puse mucha atención, toda vez que ya tenía básicamente una carrera profesional que estaba bastante avanzada, pero vimos los requisitos y se me dio la oportunidad y se me abrieron las puertas para que ingrese. Soy orgullosa de ser Policía, es una institución muy noble, sacrificada, pero que también nos otorga muchas satisfacciones.
Por lo menos a la que le habla, le ha traído mucha satisfacción, el hecho de salvar vidas es lo más grande que uno puede tener en la vida y con la ayuda de Dios he desarrollado mis actividades a la fecha sin mayores inconvenientes.
Hemos tenido apoyo también, al principio no muchos, pero con el transcurso de los años ha ido evolucionando y perdiéndose el machismo en la institución. Tuve la suerte de trabajar con excelentes hombres, tener excelentes catedráticos, excelentes compañeros de trabajo, subalternos, muchos que me han enseñado el camino de la investigación policial.
¿Fue complicado su año de preparación en la institución verde olivo?
MV.-Es una vida sacrificada. Posiblemente la parte más costosa ha sido estar arrestada, sin poder salir semanas enteras del instituto. Sin embargo, como explicaba al principio, hemos tenido mucho apoyo, excelentes damas instructoras. Mi general Rosa Lema Sanier ha sido una de mis instructoras.
Hemos tenido muy buena formación en la época y siempre hay los altibajos, pero creo que lo que más le afecta a uno, es precisamente el régimen cerrado que hay que aprender a sobrellevar.
¿Qué era lo que más le costaba a usted?
MV.- Creo que la superación de los arrestos. Era siempre encargada de mi curso, era la más antigua de las damas cadetes egresadas y tenía que asumir el cargo de la dirección del curso en el que estaba. En esa perspectiva siempre le llega a uno, aunque de rebote, los arrestos. Esa ha sido la parte más difícil, el hecho de no salir o tener la posibilidad de salir un fin de semana a divertirse.
Y en esta profesión uno no puede hacer ningún tipo de planes. No podemos planificar fiestas, reuniones familiares, porque como ahora (semana de conflictos con la COB), estábamos acuartelados desde el día miércoles.
Yo recuerdo que veía el año pasado fotos de una fiesta, gente que se estaba divirtiendo a todo dar en Año Nuevo y nosotros en la calle trabajando. Siempre decimos que cuando la gente se divierte nosotros tenemos que trabajar; posiblemente esa sea la parte más delicada de nuestro trabajo, el hecho de dejar a nuestras familias.
¿Es más duro para una mujer que para un hombre todo esto?
MV.- Es precisamente esta situación del machismo que les ha negado la posibilidad de expresar sus sentimientos a los varones, pero yo he compartido con señores funcionarios que lloraban cuando veíamos este tipo de hechos. Tenemos que enfrentarnos todos los días como mujeres a los retos, tenemos que meternos a la cabeza, la forma adecuada de solucionar los conflictos que se nos presenta, precisamente para que no se incremente el riesgo del que somos víctimas todas las mujeres.