Alberto Martínez:
“Los números solo son la llave para dar significado a las historias”
No solo los periodistas, sino todos los ciudadanos en América Latina debemos perderle el miedo a la economía. Hay 300 empresarios en el mundo que son los propietarios del 80 % de la riqueza global. ¿Les estamos hablando a ellos o a los siete mil millones de habitantes del planeta? Así cuestiona el colombiano Alberto Martínez, periodista y docente, la labor comunicacional del periodismo económico en la región.
Como capacitador del cuarto módulo “Periodismo Económico” de la Formación Dual en Periodismo que impulsa la Fundación para el Periodismo con el apoyo de la DW Akademie y la GIZ, Martínez propone una forma «sexy» para contar historias económicas como una actividad que nos enseña a vivir, en un lenguaje sencillo y cercano a la gente.
- ¿En qué consiste hacer periodismo de una manera sexy?
A.M. Ser sexy es ser atractivo, interesante, entretenido, inteligente, sensible, que se deje dialogar al tiempo que dialoga.
Queremos que las historias que construyan los muchachos a partir de este curso tengan esas características sexys para que más audiencias puedan interactuar con sus textos, historias o informes. Lo que queremos es seducir con esas historias a la ciudadanía, a aquella que cree que la economía es un asunto distante y gris, que ahora se complementé con ella. Ésa es la idea: seducir y conquistar.
- ¿Es verdadero el mito que un periodista no se lleva bien con los números?
A.M. Hay mucha teoría alrededor del tema. Hay un autor que se llama John Allen Paulos que dice que los periodistas somos sujetos anuméricos. Yo creo que la gente no se lleva bien con el número independientemente de que sea o no sea periodista. Los ingenieros tendrán alguna cercanía con ellos, los matemáticos ni qué se diga, pero en el lenguaje que tú y yo utilizamos hablamos renunciando a los números.
Lo que hemos intentando hacer aquí es, primero, darle significado y valor al número como elemento que cuenta historias. Pero, más allá de ello, hemos querido enfatizar a lo largo de este taller que la economía no sólo se encuentra en los números. Y ésa es la búsqueda en la que los muchachos han estado toda la semana.
- Es difícil hacer este acercamiento entre los números y las historias humanas ¿Lograron encontrar historias?
A.M. Lo han logrado y de qué manera. Hoy una estudiante me presentó su historia. Ella quería hablar sobre las remesas de los bolivianos y encontró que el primer producto de exportación de Bolivia es el boliviano, el ciudadano boliviano que se va a trabajar porque es el que más divisas le está reportando. Mira qué interesante esa historia.
Escribimos esta semana la historia de las tempestades de las verduras en el mercado que no solamente son las del ciclo climático, sino también las del doble aguinaldo y de la especulación en las centrales mayoristas.
Estamos escribiendo una historia entre todos y es fantástica. Es sobre la deuda externa y el texto empieza de la siguiente manera: “usted le debe mil dólares a los bancos internacionales”. Ése es un texto que inmediatamente va a seducir, es un texto sexy.
- ¿Qué condiciones o características debe tener un periodista económico?
A.M. Debe tener un conocimiento básico de economía, que también hemos tratado de repartirlo aquí en la clase. Pero más que eso, es perderle el miedo a la economía. El primer elemento es perderle el miedo a la economía, es entender que la economía nos enseña a vivir. Por ejemplo nosotros hoy en la mañana nos levantamos, bañamos, nos pusimos una ropa, tomamos desayuno, buscamos un medio de transporte y cada una de estas decisiones fue de carácter económico. Si yo entiendo la economía desde una perspectiva de una actividad que me enseña a vivir, yo tengo que compenetrarme más con la economía, tengo que perderle el miedo.
Lo segundo es entender que ahora la economía tiene que ver con todos los ciudadanos y hay que contársela de la manera en la que ellos la viven. La viven en el transporte, en el mercado cuando compran la verdura, la miran en el plato de comida cuando se sientan a la mesa. Esta semana fuimos al mercado y preguntaron ellos, sin saber, por los productos que luego iban a encontrar en el almuerzo. Se encontraron con el arroz, la papa, la zanahoria y la carne que habían preguntado. Entonces le dieron sentido económico a un plato que simplemente era una actividad básica dentro del conjunto de la economía.
Esta semana realizaron el concepto de que es muy paradigmático, e inventamos la historia de un emperador africano en el siglo XII o XIII que es considerado el tipo más rico del mundo y de todos los tiempos. Tenía alrededor de 60 mil sirvientes, 12mil esclavos, hizo un viaje de 2 años a la Meca con 70 mil personas y cada viernes construía una mezquita para rezar. Ése tipo fue el más rico del mundo y no tenía ni internet, ni luz ni agua ni aviones, ni radio. La conclusión a la que llegamos es que nosotros somos más ricos que el hombre más rico de todos los tiempos.
- ¿Cómo evalúa la situación del periodismo económico en el mundo y en Bolivia?
A.M. Yo creo que el mundo en general está entendiendo el valor que tiene la economía para la toma de decisiones. No hay un hecho social, una decisión política que no pase por la economía. Y creo que hay un reencuentro paulatino entre los medios de comunicación y la ciudadanía a través de la información económica.
En América Latina no estamos dando pasos tan certeros pero tenemos que empezar a darlos para que al final de cuentas ni el ciudadano le tenga miedo a la economía, ni el periodista le tenga pánico a los números.
Mira lo que pasa: como yo le tengo miedo a la economía y otros ciudadanos también le tienen miedo a la economía al final quienes toman las decisiones económicas son dos, tres o cuatro personas. Hay 300 empresarios del mundo que son los propietarios del 80 % de la riqueza. ¿Les hablamos a esos 300 ciudadanos o les hablamos a los siete mil millones de habitantes del planeta que tiene que interactuar con este tipo de temas? Ése es el desafío y en América Latina empezamos a dar un paso para encontrarnos con un periodismo económico que no es periodismo especializado en un sentido de transmitir información técnica a quienes ya lo manejan, si no de decantar esa información técnica y comunicarle en un lenguaje sencillo a la gente.
- ¿Cómo evalúa la marcha de formación dual? ¿Qué evaluación puede realizar de este programa?
A.M. Yo creo que Bolivia es el país en América Latina que más avances tiene en formación dual. Es un modelo que responde a una pregunta tradicional convencional que nos hemos hecho siempre los periodistas, sobre todo en los medios de comunicación. ¿Por qué hay un divorcio entre medios de comunicación y academia? Al responder esta pregunta estamos dando un elemento conceptual muy fuerte y vigoroso al estudiante, pero él tiene la posibilidad ahora casi en tiempo real de poner en perspectiva su trabajo, sus conceptos, si sirve o no y cómo puede servir. Lo que viene ocurriendo es que el periodista se somete a toda la información teórica y cuando llega al medio se olvidó de todo aquello.
La formación dual que veo en Bolivia es una formación muy interesante porque el periodista aprende haciendo o hace aprendiendo. Y es bien interesante porque le da valor a toda conceptualización que también es importante.