Editor febrero 25, 2022
Alasita GAMLP

Hoy, a diferencia del pasado, las mujeres también ofician los rituales de ch’alla (foto: GAMLP).

 

Piezas de arte en miniatura son diseñadas y moldeadas también por cientos de mujeres que trabajan junto a sus familias todo el año. Con diversos materiales dan forma a sus diseños y luego los ofrecen para el sostén de sus familias.

 

Por: Claudia Quenallata y Patricia Cusicanqui

La feria de Alasita, una de las expresiones culturales más importantes de Bolivia y del mundo, tiene rostro de mujer. Y no es que las mujeres ocupen únicamente los cientos de puestos con miniaturas a la venta, sino que ellas forman un ejército de artistas del yeso, la madera, los textiles, las cerámicas y otros materiales con los que producen pequeñas piezas de arte.

Verónica tiene 43 años de edad y es artesana desde su adolescencia. Diestra en moldear con el yeso, muestra con regocijo las alcancías que aprendió a hacer gracias a su abuela, de hecho, el puesto que ahora ocupa también lo heredó de ella. Desde hace ocho años que dirige el taller y el negocio de la familia, donde su madre también jugó un rol protagónico. “Este puesto era de mi abuela, ahora yo lo he agarrado sola, antes vendíamos con mi mamá, pero ella está delicada y por eso yo debo hacerme cargo”, cuenta Verónica.

La pandemia del covid-19 ha golpeado a la economía de los suyos, así que pese a los peligros aún latentes no tuvieron más remedio que retomar actividades para generar ingresos. La feria es una gran oportunidad de obtener ganancias, así que se dedicaron a la producción y retomaron el puesto.

Además de artesana, Verónica también es madre y la mayoría de las veces lleva a su hijo de solo dos años al puesto de ventas. “Con la pandemia, a mi esposo le da miedo que me contagie, a veces él se queda al cuidado de nuestro hijo porque le preocupa que lo traiga, pero cuando se le presenta algún trabajito no queda más que traerlo al puesto”.

Hábiles manos como las de Verónica producen miniaturas en yeso (alcancías, piezas decorativas), tela (ropa y accesorios para muñecas), en madera (muebles en miniatura y adornos tallados), en mimbre, cerámica y otros materiales. Hasta se las puede ver oficiando los rituales de ch’alla y bendición de los productos que con tanta fe adquieren los asistentes, una tarea que en el pasado solo podían permitirse los varones.

De igual manera, en los puestos de comida y de pastelería reinan ellas. Especialmente en estos sectores, las productoras y vendedoras han desarrollado interesantes estrategias de marketing para atraer clientes, como el invitar a la gente con mucha calidez a probar sus comestibles.

Su presencia es tal, que por años también han ocupado los cargos más representativos de sus asociaciones. De hecho, en esta nueva gestión, la máxima dirigente de la Federación Nacional de Artesanos y Expositores de la Feria de Navidad y Alasitas (Fenaena) es una mujer: Judith Mancilla.

Mancilla explica que unos 5.000 artesanos conforman la feria. Son de diversas regiones del país, principalmente de la anfitriona La Paz, pero también de Cochabamba, Potosí, Oruro, Santa Cruz y Chuquisaca; este y el anterior año, el temor a los contagios redujo la llegada de feriantes de otras regiones, mas las actividades se regularizan de a poco.

Juana talla cuadros y marcos en madera. Lo hace durante prácticamente todo el año junto a sus hijos, y cuando llega la Alasita los ofrece en su puesto de ventas, pero también como ambulante, para mejorar sus ingresos. En cada pieza incorpora una impresión con figuras de Cristo. “Para venir a la feria, todos los cuadros que hemos preparado con mis hijos nos toma casi todo el año, estamos siempre para su presentación en la feria. Ahorita, yo estoy ambulando, mis hijos están en el puesto, así nomás hay que ofrecer, ya que no todos (los visitantes a la feria) pasan por el puesto de ventas”.

 

Alasita Verónica

Doña Verónica prefiere que se fotografíen sus productos, ella no es muy amiga de los retratos,
pero gentilmente acepta que la cámara muestre parte de su producción artesanal.

 

Exposición de piezas de arte

Además, la Casa de la Cultura Franz Tamayo organizó la exposición de 1.105 obras de arte en miniatura. La muestra se denominó “Alasita, Arte y Tradición de Mil Colores”, y entre la oferta se presentaron piezas elaboradas por nóveles y destacadas artistas bolivianas.

En la exposición participaron 200 artistas de La Paz, El Alto, Cochabamba, Potosí y Oruro. Las esculturas fueron creadas específicamente para esta exposición y, dada la coyuntura, algunas de las piezas artísticas reflejan la situación que atraviesa el país debido a la pandemia del nuevo coronavirus.

Entre las obras destacó la escultura de una chola paceña con la máscara de un médico de la peste negra, de la artista Mabel Lazarte. A la vez, la artista Maritza Salazar elaboró la escultura de un Ekeko. También se exhibieron fotografías de Paola Quisbert y Sheraldine Languidey, que en sus postales capturaron elementos propios de la Alasita, como los materiales de construcción, los títeres e imágenes de soldaditos de plomo.

La Alasita es una de las fiestas más importantes del departamento de La Paz, pero su valor como expresión cultural trascendió al mundo, por eso, en 2017, los Recorridos Rituales en la Ciudad de La Paz durante Alasita (los que se desarrollan cada 24 de enero al mediodía) fueron inscritos en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Como cada año, la feria empezó el 24 de enero y ocupa el Parque Urbano Central, en el corazón de La Paz. Los feriantes permanecerán al menos hasta el domingo 6 de marzo.