La feminista Lola Gutiérrez durante la sesión virtual del Diplomado.
El proceso de transformación de la sociedad empieza por lo individual, por reconocer quién es uno o una, de dónde viene y cómo puede hacer frente a todo el constructo sociocultural que le da al varón privilegios que le niega a las mujeres.
Por: Josué Daza
Edición: Patricia Cusicanqui
El desmontar las estructuras patriarcales es un proceso que demanda de las personas un ejercicio personal de toma de conciencia acerca de las desigualdades que privilegian a los hombres por encima de las mujeres y a la heterosexualidad por sobre la diversidad sexual.
Esta experiencia, según Lola Gutiérrez, feminista, socióloga e investigadora especializada en derechos humanos, es altamente vivencial, personal y política. “El género, más allá de ser un concepto teórico, abstracto y ajeno, es personal y lleva a la reflexión propia sobre rol personal, de cada quien, en la sociedad”, dice Gutiérrez.
El recurso pedagógico, estudiado y reconocido por la teoría crítica feminista con este fin es la pedagogía de lo invisible, un tipo de investigación que parte de la autoevaluación y las interacciones sociales. Este tipo de metodología hace visible lo invisible naturalizado, como los discursos violentos, los micromachismos y las formas más graves de violencia de género, y lo hace a través del diálogo, la confianza.
Grupos de autoconciencia
Gutiérrez recuerda los inicios de esta práctica en los llamados grupos de autoconciencia, que consistían en reuniones de mujeres que compartían sus experiencias de opresión, razón por la cual eran descalificadas ante la mirada pública. Esta vivencia personal, el despertar de la conciencia latente como método científico para entender que lo personal es político, fue considerada un acto político inconsciente.
El estudio feminista data el origen de esta práctica en 1895, en coincidencia con el Movimiento de Mujeres Negras (Blackclubwomen’s Movement), tras la guerra de secesión y la abolición de la esclavitud, en Estados Unidos. Ya en el siglo XX, en 1960, el feminismo estadounidense reconoció esta práctica como parte de la epistemología feminista, que cuestiona la manera en que, por años, se masculinizó el conocimiento.
“¿Qué te hace tomar conciencia?, el despertar la conciencia latente, lo que está en nosotras y nosotros, y de ahí pensar en tu propia vida a partir de tu pasado. Esta toma de conciencia latente es importante porque uno o una asumen quiénes son y cómo enfrenta al sistema patriarcal y a la opresión”, afirma la experta
Gutiérrez abordó el tema como parte del proceso formativo de un grupo de cerca de 80 periodistas de toda Bolivia que participan del Diplomado Violencia de Género, Derechos de las Mujeres y Periodismo. El Diplomado es organizado por la Fundación para el Periodismo (FPP) y Vida Sin Violencia, proyecto de la Cooperación Suiza en Bolivia en alianza con la Agencia Sueca de Desarrollo Internacional (ASDI), implementado por Solidar Suiza.