El Fondo Concursable para Investigación Periodística sobre el Empleo Juvenil en Bolivia es una iniciativa de la Fundación para el Periodismo y Solidar-Suiza que, por segundo año consecutivo, publicó la separata “Prioridad” y fue distribuido junto al periódico Página Siete. Los reportajes que se presentan fueron seleccionados por su calidad y rigurosidad periodística en el marco del programa. Sus autores recibieron una beca para estimular su realización.
Marcelo Martínez
Panorama
Las condiciones laborales de los bolivianos y bolivianas no son buenas, pese al auge económico que atraviesa el país y que la tasa de desempleo es una de las más bajas de la región 3,2% (INE). Pablo Soto, investigador de la Universidad Mayor de San Andrés, señala que cuatro de cada cinco personas que tienen empleo en Bolivia, trabajan informalmente. Esto quiere decir que sólo uno de cada cinco tiene un contrato laboral con todos los beneficios. Bruno Rojas, investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), señala que la característica del empleo en Bolivia es su precariedad y que el Estado descuidó a sectores generadores como las pequeñas y medianas empresas, concentrándose en la exportación de los recursos naturales en hidrocarburos y minería.
Según datos del INE, la población en edad de trabajo en Bolivia, mayores de 14 años, llega a 8 millones de habitantes; de los cuales, 4,7 millones pertenecen a la población económicamente activa, que trabajan o están buscando trabajo. De esta población, sólo 3 millones cuenta con un empleo; de los cuales, el 74% trabaja en la informalidad. Esta precariedad afecta principalmente a los jóvenes. Según los datos del Censo de 2012, la fuerza laboral de personas entre 15 a 24 años en el municipio de La Paz es de 148.800; de ellos, cerca al 22% están desempleados. El resto trabaja en actividades terciarias sin beneficios laborales (CEDLA).
Artistas y empleo digno
La situación de los artistas en Bolivia, en cuanto a empleo digno se refiere, es penosa, mucho más si se trata de jóvenes. “Nadie te da pelota”, señala Lev Mendoza, artista plástico de 27 años. “Búscate un trabajo de verdad te dicen”. La escritora Lourdes Reynaga (30 años) señala: “En Bolivia hay poco empleo para artistas jóvenes. Si no hay para los jóvenes en general, mucho menos para los artistas. Y eso que usted señala como empleo digno, con aportes para la jubilación y seguro de salud, desde mi experiencia, le puedo decir que para los artistas no se da”.
Caso como el de David Santalla, artista con amplia trayectoria en el país, muestra la cruda realidad que enfrentan día a día. Hace unos meses, Santalla sufrió un derrame cerebral y no contaba con un seguro de salud, situación que obligó a su familia y amigos a organizar actividades para recaudar fondos para costear los gastos hospitalarios. Si esto pasa con un artista reconocido, ¿qué es lo que pasa con artistas jóvenes? El 27 de diciembre de 2013 falleció el joven director de cine Fernando Martínez (38 años) tras haber sufrido un accidente en su hogar. Sus familiares peregrinaron con él por hospitales de la ciudad de La Paz buscando que lo atiendan de emergencia. No lo lograron pues Fernando no tenía un seguro. Muchas horas después, al fin pudieron ingresarlo a una clínica en la que falleció días después.
Las circunstancias que atraviesan los artistas hacen que muy pocos puedan dedicarse con exclusividad a su arte. Reynaga señala: “… una tiene que trabajar en lo que pueda, incluso como profesora (risas). Tengo 301 estudiantes y me da pena no poder dedicarle más tiempo a lo que realmente quiero, leer y escribir”.
La carencia de políticas públicas que fomenten la producción artística relegó a Bolivia. “No es que en Bolivia no hayan talentos, lo que pasa es que acá la sociedad te obliga a trabajar de otras cosas para poder llevarte el pan a la boca”, afirma Mendoza. Lourdes Reynaga es licenciada en Literatura, tiene un postgrado en Educación Superior y una Maestría en Literatura Boliviana y Latinoamericana, cuenta con varias publicaciones y reconocimientos y, pese a ello, nunca ha podido encontrar un empleo relacionado con la escritura: “Fui operadora de call center de servicio al cliente y también trabajé en ventas por teléfono”. Guillermo Camacho, Doctor en Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Salamanca, afirma: “Mientras en los últimos 50 años en Argentina aparecía un Cortázar, un García Márquez en Colombia, un Carlos Fuentes en México y hasta un Vargas Llosa en Perú; en Bolivia, no aparecía, ni apareció hasta ahora, un escritor de real valía”.
Fortalecimiento de identidades
Bolivia no logró un desarrollo pleno de sus industrias culturales, con excepciones por supuesto. Los artistas y sus producciones enfrentaron y enfrentan demasiados problemas como para terminar de consolidarse profesionalmente y luego consolidar sus “productos” para el público. Muchos argumentarán que existe un fuerte movimiento de música y danza folklóricas en occidente y música barroca en oriente, entre otros. Estas expresiones cuentan con una fuerte y arraigada tradición que las consolida e impulsa constantemente. No ocurre lo mismo con la literatura, el cine, la pintura, escultura y el teatro. “Ni los mismos profesores leen, van al cine o al teatro”, afirma Mendoza.
La Constitución Política de Estado, desde 2009, promueve la descolonización, consolidación de las identidades plurinacionales, fomenta el respeto mutuo y el diálogo intracultural, intercultural y plurilingüe. Éste es un avance importante y ha dado significativos pasos. Sin embargo, no fue suficiente para ganar la batalla en el imaginario y preferencias culturales de los bolivianos, en especial de los jóvenes. Pablo Soto afirma que el papel del arte en la formación de construcciones sociales es de suma importancia, porque es con el arte cómo empieza a formarse la identidad de una nación, son los mitos y leyendas los que configuran a un pueblo. Ahí está el desafío, en generar industrias culturales fuertes pensadas desde nuestra diversidad, industrias pluriculturales, intra e interculturales que generen productos atractivos para los bolivianos y para el mundo. Pero primero, se debe visibilizar lo se tiene.
“Tarea catalogada mínimamente como de largo plazo” dice Soto, comentando el abandono en el que permanecieron las naciones indígenas. La Constitución reconoce a las siguientes: Aymara, Araona, Baure, Bésiro, Canichana, Cavineño, Cayubaba, Chácobo, Chimán, Ese Ejja, Guaraní, Guarasu’we, Guarayu, Itonama, Leco, Machajuyai-Kallawaya, Machineri, Maropa, Mojeño-Trinitario, Mojeño-Ignaciano, Moré, Mosetén, Movima, Pacawara, Puquina, Quechua, Sirionó, Tacana, Tapiete, Toromona, Uru-Chipaya, Weenhayek, Yaminawa, Yuki, Yuracaré y Zamuco.
El trabajo es titánico, mucho más si se toma en cuenta que algunas de estas naciones están constituidas por menos de 100 personas. Pero es bueno saber que instituciones gubernamentales ya están trabajando: el Ministerio de Educación creó los institutos lingüísticos para la recuperación de los 36 idiomas de las naciones; el Ministerio de Culturas promueve el proyecto de rescate y recuperación de mitos y leyendas orales en las 36 naciones y ya se trabaja en el proyecto Ley Marco de Culturas.
Proyecto Ley Marco de Culturas
Este proyecto, impulsado por el Ministerio de Culturas y Turismo, colectivos y actores culturales, busca rescatar del olvido la diversidad cultural boliviana y fomentar la producción artística en general. Citamos algunos de sus artículos a continuación:
Artículo 16. (Fomento Cultural)
I. El fomento cultural tiene por objeto promover el trabajo conjunto entre los diferentes niveles del Estado, organizaciones y personas de la sociedad civil, orientado a la creación, promoción y protección de las expresiones culturales y garantizando la participación social.
II. Los diferentes niveles del Estado promoverán el fomento a la actividad cultural, en los siguientes ámbitos:
1. Planificación y gestión cultural.
2. Creación y producción cultural y artística.
3. Desarrollo de las industrias culturales y economías creativas en sus distintas fases y procesos.
4. Investigación y estudios culturales.
5. Formación y educación en temas artísticos y culturales, tanto de cultores como de distintos públicos.
6. Prestación de servicios culturales.
7. Facilitar la circulación de cultores, bienes y expresiones culturales a nivel nacional e internacional.
III. El fomento cultural será implementado a través de:
a) Programas de apoyos, estímulos y facilidades a gestores culturales para iniciativas y proyectos culturales.
b) Programas de fomento a las industrias culturales y creativas.
c) Premios, honores, distinciones y reconocimientos a gestores y organizaciones culturales.
d) Organización de festivales, ferias, exposiciones, espectáculos, circuitos, campañas educativas e informativas y otros eventos masivos.
e) Implementación, equipamiento y fortalecimiento de la infraestructura cultural de servicio al público.
f) Investigación y estudios priorizados según la planificación cultural.
g) Programa de Cultura Digital.
h) Programa de Cultura Viva Comunitaria.
IV. Los beneficiarios del fomento cultural deberán cumplir con las condiciones según la reglamentación establecida al efecto.
Artículo 18. (Protección de los actores culturales)
I. El nivel central del Estado promoverá la creación de condiciones necesarias para una protección social efectiva hacia los artistas, cultores y gestores culturales considerando su contribución al desarrollo cultural y al fortalecimiento de las identidades del país.
II. Los artistas, cultores y gestores culturales y otros profesionales culturales por sí o a través de sus asociaciones podrán acceder al seguro social a corto plazo de los entes gestores de la salud, que será sujeto a reglamentación por el Ministerio del Trabajo y Previsión Social.
Otro hecho destacable de este proyecto de ley es que plantea asignar el 1% del Presupuesto General del Estado al fomento artístico y la cultura. Un panorama alentador para los artistas bolivianos, con derechos laborales incluidos. Esperemos que el proyecto se promulgue pronto y que los artistas estén listos para inundar de proyectos al Ministerio de Culturas, gobernaciones departamentales y municipios.