Al trabajo con mi hijo

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Fondo Concursable para la investigación periodística
La Fundación para el Periodismo, con el apoyo de Solidar Suiza, publicó por tercer año consecutivo la separata “Prioridad” que este año abordó la temática del empleo/desempleo en casos de mujeres y madres jóvenes. El objetivo de este programa es visibilizar en los medios de comunicación impresa la situación laboral, social y económica de ese segmento de la población, reflejando la problemática de conseguir un empleo digno cuando se es joven, mujer y madre.
De las postulaciones de todo el país, fueron seleccionadas las propuestas de periodistas de La Paz, Cochabamba, Oruro y Tarija.
A partir de este lunes 05 de diciembre, presentaremos los 16 reportajes que son parte de la separata “Prioridad” publicada con el periódico Página Siete, el martes 29 de noviembre de 2016.

 

Lilian Castillo

Está en el altiplano boliviano, a pocas horas de la sede de gobierno, su nombre deriva de Uru Uru, el pueblo de los Urus, establecido antes del incario, cuyos escasos descendientes se vieron duramente afectados en este año por la desaparición del Lago Poopó, principal fuente de su sustento. Los Urus, hombres del agua, están emigrando a diferentes lugares a un destino incierto.

La cercanía de Oruro con los departamentos del eje central no fue una influencia para el crecimiento de esta ciudad que tiene como sostén a la minería y el comercio; considerando la caída de los precios de los minerales, la economía está muy afectada, por lo que algunos de sus habitantes decidieron emigrar. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 2013 la población se redujo en un 6%.

El informe del INE, dado a conocer en el aniversario patrio de este año, da a conocer que en Bolivia la población joven entre 19 y 28 años es de más de 2 millones y medio. De ese total, 121 mil están en Oruro, 62 mil son varones y 59 mil, mujeres., De ellas, 22.713 fueron madres y el 22% son jefas de hogar. Indudablemente una enorme responsabilidad para todas ellas y una gran necesidad de fuentes de empleo; pero al carecer de formación, solamente acceden a puestos en el sector informal. Y es que la mayoría de las fuentes de trabajo están en este sector, que requiere personal que esté más tiempo del establecido, gane menos y no exija beneficios sociales.

Juan Tórrez, Inspector del Trabajo en la Jefatura Departamental afirma: “Si bien tenemos conocimiento de las empresas registradas legalmente y que otorgan a los trabajadores los beneficios establecidos por Ley, a la par tenemos empresas que no están registradas; por este hecho, no poseemos datos de empresas del comercio informal en las que se vulneran los derechos. Pagan por debajo del mínimo nacional, inclusive tienen turnos de 12 horas, un ejemplo son los comercios de la calle Bolívar (calle con varios negocios en el centro de Oruro), donde las empleadas trabajan todo el día con sueldos de Bs 1.200 a 1.300. En este grupo hay mujeres jóvenes con sus niños, que al no tener dónde dejarlos los llevan al trabajo cumpliendo una doble función”, afirma.

Muchas madres en su necesidad de sustento, ni siquiera pueden elegir un trabajo y se acomodan a lo que está en oferta, los beneficios y horarios se hacen a un lado.

Desde Uyuni para vender salteñas

Jennifer, llegó a Oruro desde Uyuni. Ingresó a trabajar como empleada del hogar en febrero de 2015 y percibía buen salario. Ella tenía un propósito, hacerse conocer por su dedicación en el trabajo y posteriormente pedir que le permitieran traer a su hijita de Uyuni. Los empleadores accedieron, pero al retornar con su pequeña de dos años y medio, se encontró con que ya no requerían sus servicios.

Consiguió un empleo para vender salteñas, en el que debe comerciar cada día Bs 150, recibiendo un pago semanal de Bs 200. Cada mañana recoge su carrito a las 7:00. Es una experta en la venta, pero en esta época del año su pequeña  enfermó tres veces, por lo que está en búsqueda de otro trabajo donde le permitan llevarla. “Quiero quedarme en Oruro, al año mi hijita tendrá que estudiar y estoy buscando trabajo para mantenerla, quisiera que alguien me colaborara, pero es difícil cuando conoces a pocas personas y mucho más difícil cuando quieres que tu hija te acompañe en el trabajo, por suerte mi prima vive aquí y tengo un techo, pero ella no puede cuidarla”, dice.

En una caminata por la zona central de Oruro, identificamos 52 puestos callejeros de salteñas. De los vendedores, cinco eran varones y 47, mujeres; de todas, 11 estaban con sus hijos, a quienes se hizo la consulta. Si tienen éxito en la venta se retiran hasta el medio día o antes; si no, deben quedarse hasta las 2:00 de la tarde y terminar el producto. Existen días de baja demanda.

Trabajadoras del hogar

Con relación a las trabajadoras del hogar, hace cuatro años el INE dio a conocer el dato de que en Oruro existían 1.456 empleadas en el rubro.  Según esa entidad, el salario que percibían estaba cercano al mínimo nacional, un logro en nuestro país para ese sector. En relación al trabajo de madres junto a sus hijos, Susana Mirabal presidenta de la Federación Nacional de Trabajadoras Asalariadas del Hogar de Bolivia (Fenatrahob), aseveró que sí hay afiliadas que realizan sus labores acompañadas de sus hijos previo acuerdo con sus empleadores. Mirabal, afirma que muchas de las afiliadas perciben el salario mínimo nacional de Bs 1.805, pero al conocer que las afiliadas son en promedio 40 y que asistieron a la última reunión 25, nos damos cuenta de la diferencia abismal de la información tomando en cuenta el dato el INE.

La indiferencia mamá

Sofía, tuvo a su hijo el último año de colegio. Su padre trabaja en Potosí, vive con su mamá en Oruro, aunque ésta se niega a apoyarla, por lo que no puede estudiar y debe trabajar junto a su bebé. Consiguió un empleo para vender dos días a la semana en la feria del mercado Fermín López. Miércoles y sábado ingresa a las ocho de la mañana, va con Javier de dos años y retorna al promediar las 22:30 o más.

“Los días de feria son cansadores, debo cargar a mi hijito para poder atender en la tienda. Cuando está inquieto o llora es difícil, a veces pierdo ventas. El mejor momento es cuando duerme, lo acomodo en su carrito. Por día gano 80 Bolivianos y cuando hay buena venta gano hasta 100, ese dinero debe alcanzar para cada semana”.

En nuestro país, las madres pueden llevar a sus hijos al trabajo y también donde estudian, con el fin de brindar a los bebés la lactancia exclusiva hasta los seis meses de vida, según la Ley 3460 de Fomento a la Lactancia Materna. Pero no existe una norma que apoye la creación de guarderías u otros centros donde las madres puedan dejar a sus niños seguros mientras trabajan. Según información del titular de la Jefatura del Trabajo, Arturo Alesandri, la empresa Vinto tiene una guardería, y dos facultades de la Universidad Técnica de Oruro están en el afán de contar con ese servicio para las estudiantes, aunque todavía hay muchos obstáculos.

“En Bolivia hay una discriminación sobre la condición laboral de la mujer y mucho más de la mujer en su condición de madre, es un tema que no se puede negar. Los trabajos manuales, los trabajos que involucran de alguna forma el manejo de las manos, del ejercicio físico son aquellos a los que tienen acceso las mamás con niños lactantes o con niños pequeños, pero son también las circunstancias en las que normalmente son más discriminadas”, asevera Alesandri.

En la Jefatura del Trabajo no se tienen estudios ni estadísticas sobre este tema.

Mandaco

Un día ordinario en el minibús tuve que recorrer un largo trecho. El conductor tenía junto a él a un pequeño niño que por el trato y la forma cómo le hablaba pude percatarme que era su hijo. Dos señoras que estaban sentadas en la parte posterior comentaban sobre el chofer.

– Este mandaco, mira a ver con su wawa está. – Debe ser un dominado, y las dos soltaron una risa burlesca y continuaron hablando del tema incomodando al conductor. Obviamente, aunque no en la misma cantidad que las mujeres, también hay hombres que llevan a sus hijos a trabajar con ellos, así que me dediqué a buscar estos ejemplos y encontré varios. Tal vez el esfuerzo y los días no sean en la cantidad que lo hace una madre, pero existe. Lo más interesante es que nuestra sociedad y las mismas mujeres critican este hecho y es otro tema con el que se tiene que lidiar.

Mientras, las necesidades de empleo siguen latentes en un medio que no tiene las posibilidades de ofrecerlo, mucho peor para las madres que desean desempeñarlo junto a sus hijos, la mayoría de ellas jóvenes y con la necesidad de mantenerlos, poniendo en riesgo su salud y exponiéndolos al peligro.

Hay muchas más vendedoras de salteñas, muchas más empleadas o más madres molestas con sus hijas, lo cierto es que aún hay carencia de fuentes de empleo e infinidad de necesidades y un comercio informal que crece y crece, por lo que existirán más Sofías, más Jennifers y tal vez más mandacos mientras las condiciones de vida no mejoren en el país, mientras falten fuentes de trabajo de calidad y mientras Oruro siga en el retraso.

 

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