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Con el fin de llevar adelante diversos programas de formación académica dirigidos a periodistas y comunicadores del país, la Fundación para el Periodismo (FPP) y la Universidad Privada Boliviana (UPB) realizaron la firma de un convenio de cooperación académica.

El espíritu de los medios del Estado es la promoción del desarrollo económico y social. Esto quiere decir que fueron creados como un medio de comunicación que debe servir a la sociedad difundiendo cultura, conocimiento e información plural y verás. Sin embargo, desde su creación, los medios del Estado han servido como instrumentos políticos que promocionan la imagen de las principales autoridades y difunden información sesgada con el objetivo de crear una opinión pública favorable al gobierno de turno. La ciudadanía reclama medios estatales de calidad que cumplan sus funciones y difundan información equilibrada y plural.

La radio es, en países como Bolivia, el medio de comunicación por excelencia, no sólo en las ciudades, sino también en las zonas rurales. El país tiene una amplia tradición con las radios mineras y las comunitarias que han servido como un recurso comunicacional no sólo para mantener informada a la comunidad, sino también para movilizarla en torno a objetivos comunes. La radio también trajo, a las comunidades, progreso e información valiosa que impulso el desarrollo económico y social. Sin embargo, con las nuevas tecnologías de la comunicación e información (tics), la radio pierde aquellas características para convertirse, en algunos casos, en un mecanismo de propaganda política y en otras, en un medio poco atractivo que difunde información desactualizada y descontextualizada. Además de ello, las nuevas generaciones han perdido interés en las radios. Son pocos los jóvenes menores de 30 años que acuden a la radio en busca de información.

Los medios de comunicación, por lo general, han utilizado fórmulas establecidas y convencionalmente aceptadas para generar sus contenidos. Ejemplo de ello es el periodismo impreso y tradicional que tiene bien esquematizados sus géneros. Es decir, el reportaje, la crónica o la entrevista, entre otros, tienen que tener ciertas características para ser consideradas piezas periodísticas. El traslado de estos géneros al audiovisual hizo posible el periodismo en la televisión y la radio. Sin embargo, las nuevas tecnologías (tics) han revolucionado la comunicación para dar paso a nuevos formatos, con nuevas reglas que, en muchas ocasiones, son diferentes a las tradicionales. Por ejemplo, los contenidos multimedia y croosmedia suponen un relato más complejo y la utilización de varios soportes;  o bien redes sociales como el Facebook y el Tik Tok invitan a pensar nuevas formas aceptables de difundir noticias. En este es un nuevo contexto para el que los medios no estaban preparados.

La irrupción de las tecnologías de la información y comunicación y las redes sociales ha destruido el monopolio que hasta el inicio del siglo XXI mantenían los medios de comunicación de masas con las grandes audiencias. En la actualidad, los políticos y las empresas no precisan de los medios para enviar mensajes a las audiencias y estas tampoco necesitan de los medios para expresar y difundir sus ideas. En este contexto, las fórmulas tradicionales de publicitarias que servían para el sostenimiento de los medios han quedado cortas. Sin embargo, las fórmulas sustitutas ensayadas hasta el momento no funcionan.

El surgimiento de las tecnologías de la información y comunicación representa para la humanidad una revolución similar a la industrial del siglo XIX. En un contexto de profundos cambios tecnológicos, sociales, económicos y políticos, los medios deben adaptarse a la nueva realidad. Sin embargo, la mayoría aún no ha iniciado esta transformación lo que, por un lado, los convierte en instrumentos comunicacionales desfasados en el tiempo y espacio y, por otro, los condena a una subsistencia precaria.