Tanto cívicos cruceños como grupos afines al Movimiento Al Socialismos (MAS) agredieron de manera sistemática a periodistas en las calles de Santa Cruz; los golpearon, empujonearon y escupieron, además de dañar cámaras y vehículos.
David Ovando
Amenazas, golpizas, agresiones y obstaculización al trabajo de la prensa, fueron algunas de las graves violaciones a la libertad de prensa y de expresión, durante los 36 días del paro cívico por el censo en Santa Cruz.
Tanto cívicos cruceños como grupos afines al Movimiento Al Socialismos (MAS) agredieron de manera sistemática a periodistas en las calles de Santa Cruz; los golpearon, empujonearon y escupieron, además de dañar cámaras y vehículos.
El periodista de UNITEL, Mario Rocabado, quien fue brutalmente golpeado por una turba de manifestantes, explicó que la prensa cruceña fue víctima de dos sectores sociales que se enfrentaron en el paro de Santa Cruz.
“Yo no voy a justificar ni a uno ni a otro, ambos se portaron muy mal con la prensa en el paro, ya que un medio saca una noticia y ellos lo ven desde su lado y les da rabia y vamos al otro bando y pasa lo mismo, nos agreden, nos golpean”, explicó.
El paro cívico iniciado en Santa Cruz el 22 de octubre del presente año, tras un gran cabildo realizado el 30 de septiembre, también mostró y confirmó que en Bolivia el derecho al acceso a la información es una asignatura pendiente.
“El acceso a la información volvió a punto cero, porque era literalmente imposible realizar coberturas informativas en las calles de la ciudad. Las redes sociales también sirvieron para amedrentar a periodistas y medios de comunicación”, dijo el principal dirigente de la Federación de los Trabajadores de la Prensa de Santa Cruz, Jesús Aponte.
Desde el primer día hubo ataques a la libertad de expresión y de prensa, cuando un periodista del diario El Deber y un equipo de la Red Gigavisión fueron emboscados para evitar el trabajo periodístico. Sufrieron golpes, insultos y hasta robo de sus equipos.
Estas agresiones contra periodistas se registraron el 22 de octubre en la avenida Santos Dumont y quinto anillo de la capital oriental, donde un equipo de prensa del diario El Deber sufrió un ataque que quedó registrado en un video. Parte de la escena violenta se publicó.
Los periodistas Guider Arancibia y Juan Carlos Torrejón fueron increpados por un grupo de choque afín al Gobierno, que buscaba evitar que los graben y les exigían no solo la presentación de sus credenciales, sino que también querían quitarles sus herramientas de trabajo.
Después, en la zona de Los Lotes, la periodista Gabriela Linares y su camarógrafo Fernando Ruiz, de la red Gigavisión, y el conductor del vehículo en el que circulaban también sufrieron golpes, el robo y destrozo de sus equipos de trabajo.
En otro escenario, tres periodistas del medio estatal Bolivia TV fueron agredidos el 12 de noviembre por supuestos miembros de la Unión Juvenil Cruceñista, afines al gobernador Luis Fernando Camacho, mientras realizaban la cobertura de la marcha pacífica contra el paro y los bloqueos cívicos.
“Los equipos de prensa del medio estatal fueron agredidos durante la cobertura , intentando coartar el derecho a la información. En este sentido,
trabajadores de Bolivia TV y otros medios exigimos garantías para informar”, dijo en aquel momento la jefe regional de Bolivia TV, Rosario Portillo Calderón.
Pese a los pronunciamientos y denuncias de las instituciones del gremio, nadie tomó medidas y las investigaciones quedaron en nada. Y siguieron las agresiones.
Posteriormente y otra vez en pleno ejercicio del oficio, el periodista Mario Rocabado de Unitel y su camarógrafo, Enrique Sanchez, fueron agredidos por grupos presuntamente masistas que intentaban evitar el paro en el municipio de La Guardia; esa vez estuvieron involucrados oficiales de la Policía Nacional que en vez de proteger instaron a “botar” al monte al periodista malherido, al que el médico forense le otorgó 35 días de impedimento.
El diputado del Movimiento Al Socialismo (MAS), Rolando Cuéllar, le dijo al equipo del programa Derecho a la Información y Comunicación (DIC) de la Fundación Para el Periodismo, que se debe respetar el trabajo de la prensa. “Todos, ya sean de la oposición o los militantes del MAS deben respetar la libertad de la prensa”.
Cuéllar dijo que estas agresiones deben terminar. “Se debe identificar a los agresores para que sean sometidos a la justicia ordinaria. Se debe sentar un precedente para que no vuelva a ocurrir. Son actos delictivos y deben ser sancionados, venga de donde vengan”, agregó.
Ante la impunidad y los casos que no avanzan en la Fiscalía, el diputado del MAS reconoció que existen problemas de retardación en la justicia, pero la prensa debe insistir y pedir que el Ministerio Público haga justicia.
Más de 40 agresiones
Concluido el conflicto por el censo, en conclusión, las agresiones a los obreros de la información han ascendido a más de 40 en diferentes puntos de concentración de los manifestantes. En todos los casos, no se pudo hacer hacer justicia ni se logró persuadir a los bloqueadores de uno y otro bando para que entiendan que el trabajo de la prensa no tiene otro interés que el de informar a la población de los acontecimientos que son importantes.
La Federación Departanental de la Prensa de Santa Cruz (FPSC) confirmó al equipo del DIC que al menos cuatro personas resultaron heridas de gravedad y otros 26 trabajadores de la prensa sufrieron golpes y contusiones, durante el paro cívico.
“Más lamentable aún es saber que las entidades como el Ministerio Público, la Policía y los administradores de justicia no hayan aplicado correctamente la ley. Una de las víctimas (Mario Rocabado) identificó a dos de sus agresores, se logró la aprehensión, pero fueron liberados bajo medidas sustitutivas a la detención preventiva, beneficiados con arresto domiciliario, sin escoltas y con permiso de trabajar. Tremendo revés”, dijo Aponte.
Algo parecido ocurrió con el caso Las Londras, acontecido en 2021, cuando periodistas, policías y civiles fueron emboscados, torturados y humillados; se logró la detención de dos personas que después de algunos meses fueron liberadas y el caso se ha estando.
Sin información oficial
El conflicto del censo también ha mostrado que sigue siendo muy difícil acceder a información oficial. Los periodistas siguen haciendo un trabajo de manera extraoficial, porque “las autoridades llamadas por ley no tienen la voluntad de ofrecer la información como tiene que ser”, señala Aponte.
De esta manera, la prensa ha vuelto a poner en la mesa de debate la necesidad de que Bolivia cuente con una Ley del Derecho al Acceso a la Informacion para que los periodistas y trabajadores de la prensa en general accedan a datos con transparencia, equilibrio y objetividad.
Esta investigación fue realizada con el apoyo del Fondo Concursable de la Fundación para el Periodismo (FPP) en el marco del proyecto Red de Apoyo y Protección a Periodistas (RAPP), con el respaldo The Global Media Defence Fund – UNESCO.
ENTREVISTAS
Lubomir Endara Sánchez/Periodista de Clave300/
“La cobertura periodística durante los días de paro cívico se tornó difícil y peligrosa en Santa Cruz. La intolerancia, a medida que el Gobierno hacía caso omiso a los pedidos del cabildo, se plasmó en los puntos de bloqueos donde quienes bloqueaban se molestaban. Hubo agresiones e insultos contra los periodistas tanto de los activistas cívicos como de afines al MAS.
La cifra de denuncias de agresión a trabajadores de la prensa lo resume todo. Considero que este fue el puntapié inicial para que las agresiones no cesen hacia nuestro gremio”.
Rosario Portillo Calderón/Jefa regional a.i Bolivia TV
“Bolivia TV desplazó equipos de prensa del interior de país en Santa Cruz, con el objetivo de mantener informada a toda la población boliviana durante los días del paro cívico. Sin embargo, el trabajo periodístico para los medios estatales se vio amenazado por grupos movilizados, tanto en la cobertura, como en la seguridad del personal en sus mismas instalaciones.
Equipos de prensa de Bolivia TV, frente a las amenazas de agresión en cada punto de bloqueo, algunas ejecutadas, se vieron obligados a trabajar sin identificar el medio; es decir, sin portar credenciales, chalecos y conos.
Las agresiones y amenazas se trasladaron a instalaciones de Bolivia TV, un grupo radical intentó tomar los ambientes del medio estatal, exigiendo el retiro del personal y corte de señal, bajo amenaza de una toma violenta”.
Mario Rocabado/Periodista de UNITEL
Ya pasaron varios días de la brutal agresión. La gente rompió todas las barreras del respeto y la libertad de expresión. La gente se estrelló contra mi persona y contra el medio donde trabajo. El periodista debe pensar bien antes de asumir varias situaciones. Pese a que la información y la noticia es fundamental en los escenarios del conflicto, no hay garantías para ejercer el trabajo en las calles.
Rocabado considera que la política ha manchado (contaminado) todo, porque detrás de las agresiones está el discurso de odio están los políticos… y esto también es de ambos lados. Que han apoyado y financiado. Desde mi punto de vista particular la política está rebasando todo y te hablo del antes y del después del hecho.
Se supone que el Estado debe garantizar la seguridad o la justicia para todos los bolivianos, pero hasta el momento no hay nada y es muy triste mirar esta dura realidad.
Jesús Aponte/Ejecutivo Federación Departamental de la Prensa de Santa Cruz
Se levantó el paro después de 37 días tras aprobarse Ley del censo en la Cámara de Diputados.
Mas de 40 casos de agresiones que sufrieron periodistas y trabajadores de la prensa cruceña durante la cobertura en estos 36 días del paro cívico en Santa Cruz, siendo el sector que recibió más violencia durante el tiempo que duró este paro cívico; las agresiones vinieron de todos los sectores, desde los puntos de bloqueos, policías y políticos movilizados.
Por eso el reconocimiento a estos valores de la comunicación constituido por mujeres dignas y valerosos hombres, que portando el estandarte de la libertad de Prensa, supieron afrontar con mucha humildad, valentía, profesionalismo y ética, las grescas de acoso, con reacciones agresivas, golpes, insultos y mucho más llenos de odió, rencor y humillación en contra de los comunicadores. Para las y los colegas nuestro permanente apoyo y reconocimiento, siendo los abanderados de la democracia y libertades de nuestro país.