Foto: Cristina Cotari

Porque las batallas también se ganan con una sonrisa  y  con el amor de mamá. Por lo menos, las que se libran los 57 “ángeles” del pabellón de Oncología del Hospital Pediátrico Manuel Ascencio Villarroel de Cochabamba.  El amor incondicional de las madres  hizo que las salas,  los pasillos e incluso los doce asientos  en las afueras del edificio sean un segundo hogar, una trinchera de guerra, donde la muerte se  combate sin tregua,   de día y  noche.

Son las 8:00 horas, de un 15 de febrero de 2022, el Día Internacional de Lucha Contra el Cáncer Infantil, los especialistas, autoridades departamentales y padres de familia se concentran en la puerta principal del servicio de oncología.

Rodeada de guerreras que aguantan el hambre, las lágrimas y viajan hasta 12 horas abandonando todo se encuentra, Cinthia Choque Sarzuri,  la líder, pero por sobre todo la  madre de un héroe de  cuatro años. El  primogénito  que corretea, juega y ríe como si nunca  hubiese recorrido 2.450 kilómetros en plena pandemia (2021) para someterse a una cirugía en Argentina en  el  que  le extirparon un tumor del ojo, luego de ser  diagnosticado con retinoblastoma.

“Solo por hoy queremos que se olviden de las agujas y de las quimios, hay días en el que tenemos que mentir, decir es el último pinchazo, aunque después vienen de nuevo estudios, laboratorios y más medicamentos”, afirma Choque, quién llegó con trabajo arduo y solidaridad a ocupar el cargo de presidenta de la Asociación de Padres de Niños con Cáncer Cochabamba (ASPANICC).

Aunque a sus 40 años es considerada pieza fundamental en la lucha contra el cáncer  infantil y capaz de  colaborar a más de 80 familias, ella reconoce que enfermedad  hace tres años  estuvo a punto de robarle la alegría de vivir.

Madres y niños marchan por el Día Internacional de Lucha Contra el Cáncer Infantil en Cochabamba. Foto/ José Rocha

“El momento en el que nos enteramos del diagnóstico de nuestros hijos, los papás también somos desahuciados, nos afecta emocionalmente, nada vuelve a ser igual, si antes te enfocabas a tu familia y al trabajo, con un niño en tratamiento no vuelve a ser lo mismo, la batalla es dura”, afirma.

El brillo de sus ojos comienza a desvanecerse, mientras clava la mirada en un el único pino que hay en la plaza que se encuentra al frente del servicio de oncología. Ese árbol es importante para  ella porque fue testigo del calvario que vive desde  mediados de 2019.

“Mi niño tenía un año y medio cuando  me enteré que tenía un tumor en su ojito,  el dolor hizo que me aísle de la sociedad, el primer año es el más complicado, dejas de tener tiempo para tus otros hijos y te enfocas en la enfermedad”,  contó.

Sin embargo,  el contacto con otras madres, con el  director de la Fundación La Casa de los Niños Aristide Gazzotti y la solidaridad de voluntarios hizo que a inicios del 2020 comience a sentirse parte de una nueva familia y  que le impulsó a salir de Bolivia para salvar la vida de su niño pese a las restricciones por la Covid-19.

Aunque emprendió el viaje con la meta ­­­­­ de retornar en cuestión de semanas, su estadía en Argentina se prolongó por casi un año porque la pandemia terminó afectando la atención en el Hospital Garrahan de Argentina, donde su niño de tres años pudo someterse a una cirugía y tratamiento gratuito contra el cáncer.

La experiencia de visitar otra nación y  sentir la calidez humana con la que el sistema de salud y la gente trata a los pacientes oncológicos, despertó en Cinthia el deseo de retornar a Cochabamba para ser la voz de no solo de su pequeño sino de un sector vulnerable que lucha para no ser maltratado por falta de infraestructura, medicamentos, insumos, equipamiento y especialistas.

Aliados

Para la presidenta de la ASPANICC conocer al “padre” Ari  fue  “una bendición”, porque su aporte en la lucha contra el cáncer infantil suma y es constante, especialmente en favor de familias de escasos recursos económicos.

La líder de las madres asegura que Gazzoti no solo apoya con un techo, educación y medicamentos para aliviar el dolor de niños reciben tratamiento en el pabellón de Oncología.

El brillo y la ternura con la que Choque se refiere al director de la fundación motivan a una visita al padre Ari, quien nos recibe entusiasmado y dispuesto a contar el drama de varias familias que buscan vencer cada batalla contra el cáncer.

 La muerte de cinco niños y un recorrido por un cementerio que guarda de más de veintena de víctimas menores de 12 años por cáncer un domingo, es el reflejo de las limitaciones del Estado para garantizar derechos fundamentales como de acceso a la salud, aseveró.

Un sondeo realizado a 10 madres de los pacientes pediátricos de oncología nos permite conocer que la pandemia de la Covid-19 dificultó el acceso a consultas y tratamiento al 60% de los enfermos.

Edson Y Cristina

Las restricciones para circular impidieron que niños lleguen a tiempo a los centros de salud para recibir el tratamiento, mientras que el cierre de fronteras hizo que las medicinas escasean y a eso se suma que muchos padres perdieron sus empleos, acotó Gazzoti.

Aunque el director del hospital del niño, Vladimir Rojas indicó que la atención fue regular y que el Seguro Universal de Salud (SUS) cubre el diagnóstico y los remedios, el testimonio de las madres y aliados en la lucha contra el cáncer deja al descubierto carencias.

Cinthia siente que la enfermedad la hizo más fuerte sino que le permitió conocer a otras madres que no dudan en mostrar su amor incondicional, este es el caso de Juana Choque, una mamá de dos niños con cáncer.

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