Foto: Cecilia Quintanilla
Foto: Cecilia Quintanilla

Encontré la foto entre mis recuerdos de hace poco más de tres años. No es una foto cualquiera, es una imagen que guarda dentro de sí mucha historia, sentimientos y hechos que no tienen el clásico final feliz.
Podría decirse que era una mañana cualquiera, no había salido el sol pero los ventanales de aquella habitación del segundo piso de esa clínica estaban perfectamente dispuestos para captar toda la iluminación natural que sea posible. Por la ventana se podía ver el río, caudaloso por la lluvia caída la noche anterior, y el cielo cubierto de nubes que no dejaban pasar ni un rayo de sol pero dejaban resaltar las cabinas del teleférico. Sonia y su hija estaban en esa habitación, casi hipnotizadas por las cabinas del teleférico, los pasajeros en su interior y la vida de cada uno de ellos, la vida en general, que transcurría sin detenerse, igual que aquellas cabinas. Sonia estaba postrada en cama a causa de una enfermedad incurable y pensaba en su futuro, un futuro corto sin muchas alternativas para sus últimos días de vida.

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#YoApoyoAMiMédico

El 23 de noviembre de 2017, tras una serie de manifestaciones y medidas de presión, el Colegio Médico de Bolivia determinó ingresar en paro indefinido del sector rechazando el artículo 205, referente a la mala práctica profesional, del anteproyecto de Ley del Código del Sistema Penal, el Decreto Supremo 3385, con el que se crea la Autoridad de Control de Fiscalización para todos los sistemas de seguridad social, además de los subsectores públicos y privados del país.

Con el transcurrir de los días, el conflicto se fue agravando, los piquetes de huelga de hambre se masificaban, médicos particulares y otros sectores se sumaron a las medidas de presión, incluso se inició un bloqueo en la carretera Santa Cruz – Beni.

Paralelamente, se desató una crisis que afectó la salud de miles de pacientes, la suspensión de procedimientos quirúrgicos y diagnósticos médicos. Según una evaluación realizada por el Ministerio de Salud de Bolivia, informó que a consecuencia del paro se suspendieron más de 3 mil cirugías y 50 consultas médicas por día.

Tras 47 días de paro, el 9 de enero de 2018, autoridades del gobierno de turno anunciaron que el sector médico decidió restablecer la atención médica tras un acuerdo firmado con el Gobierno.

Las consecuencias y las víctimas

El paro médico había apenas empezado y no existía ni un acercamiento para resolver el conflicto. Pasaron los días que se fueron haciendo semanas y la desesperación de los pacientes sin acceder a un diagnóstico, a una cirugía, crecía. Cualquiera que acudía a un servicio médico solo obtenía una respuesta: “ESTAMOS EN PARO”. Algunos pacientes tuvieron que acudir a las salas de emergencia para recibir atención, muchos graves porque su condición era crítica. Pero no todos tenían la suerte de ser atendidos en el servicio de emergencia, se debía cumplir una serie de requisitos para ser “candidato” a una atención médica. Peor aun cuando los médicos y clínicas particulares decidieron apoyar el paro dejando a lo que dicte el destino a los enfermos.

Sonia acudió al servicio de emergencias por un sangrado inusual, ya con 64 años este síntoma no podía tener buen diagnóstico. Pese a la insistencia, no recibió atención médica y tampoco podía acudir a un médico particular porque el paro era contundente. Días después intentó nuevamente, hasta lograr ser atendida, luego de los estudios correspondientes, el diagnóstico revelaba que existía un tumor y se recomendaba una operación para realizar una biopsia. La cirugía no pudo programarse hasta después de solucionado el conflicto entre el sector salud y el Gobierno.

Los servicios de salud, tanto públicos como privados habían restablecido la atención en su totalidad pero ¿cuán tarde sería para muchos pacientes?. La operación de Sonia, según dijo el médico, se desarrollo con normalidad, pero la paciente empezó a tener otros síntomas como sensación de hinchazón, indigestión, pérdida de apetito y fue derivada a medicina interna donde se determinó que no tenía ninguna afección y las causas podían ser “psicológicas”. Pocos días después, un dolor intenso en la pierna derivó en su internación, estaba generando coágulos que llegaron a los pulmones provocando días después una embolia pulmonar que la llevó a terapia intensiva. Los familiares exigieron la historia clínica, especialmente de la cirugía realizada por el especialista ginecólogo pero el documento jamás fue entregado a la familia.

Cuando la salud de Sonia estaba bastante deteriorada, los galenos comunicaron a la familia en términos netamente médicos, como en una intención de transmitir la información de una forma en que nadie sin los conocimientos amplios de medicina la comprendería, que padecía cáncer pero en ningún momento utilizaron ese término, se refirieron al padecimiento de manera muy científica y sugirieron que sea trasladada a su domicilio pese a que no podía mantenerse en pie y era oxígeno dependiente por los coágulos que se situaron en los pulmones.

Fue externada un par de veces como paciente de riesgo y bajo monitoreo constante, pero no pudo permanecer más de 4 días fuera del nosocomio por condición. A partir de ahí la única sugerencia de la junta médica fue recurrir a terapia del dolor y el médico que dirigió la operación no quiso dar la cara ni dar explicaciones de lo que ocurrió durante la cirugía y menos entregar un informe médico. Causa de la muerte, cáncer de ovario metastásico.

Familiar de Sonia relata lo ocurrido y asegura que fue negligencia médica

A causa del paro médico, Sonia no pudo tener un diagnóstico oportuno que hubiera facilitado una tratamiento y recuperación. Nunca se supo qué ocurrió o que encontró el médico en la operación que se realizó luego del paro, la familia tuvo acceso a informes anteriores a la operación luego de mucha insistencia y trámites, pero jamás se les entregó la historia clínica completa. Los síntomas claros de un cáncer de ovario fueron ignorados y se alegó que los malestares eran psicológicos, que la paciente quería llamar la atención.

En conclusión, en 47 días de paro, ¿Qué ocurrió con los pacientes cuya condición era delicada y no pudieron ser diagnosticados o sometidos a cirugía? No lo sabemos, nadie lo cuenta, nadie habla de ellos, las víctimas, aquellos que pagaron las consecuencias quedan en el anonimato. Sonia pasó a ser parte de las estadísticas, no de negligencia médica o afectada, como muchos, por una medida de presión protagonizada por los “guerreros de la salud” que buscaban más su propio beneficio que el bienestar y la vida de las personas.

Un especialista nos explica qué es el cáncer de ovario, cómo detectar los síntomas, prevención y tratamiento

Según datos de la OMS publicados en 2018 las muertes causadas por cáncer de ovario en Bolivia han llegado a 230 (0,37% de todas las muertes). La tasa de mortalidad por edad es de 5,20 por 100,000 de población. Bolivia ocupa el lugar número 62 en el mundo.

Cada año, en el mundo, se diagnostica a casi 250.000 mujeres con cáncer de ovario y mueren 140.000 mujeres por esta causa. Afecta por igual a las mujeres de países desarrollados y a las de países en vías de desarrollo. Según datos del CIES en Bolivia, la incidencia del cáncer es de 381 por cada 100 mil mujeres.

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