Un periodista que ha llegado de Tarija a La Paz habla sobre la inmersión que hizo en un pueblo indígena donde está prohibido enfermarse. Para llegar a esa tierra remota tuvo que burlar las fronteras del camino y la tragedia de la realidad. Yo lo oigo atento, en una sala de un lugar acogedor en La Paz, donde también hay otros periodistas que se han reunido para informar sobre los reportajes de investigación que pudieron realizar –o que aún los están haciendo– gracias al Fondo Spotlight, una beca de apoyo a la investigación periodística que viene desarrollando la Fundación para el Periodismo (FPP), con el apoyo del European Journalism Centre (EJC).
Este lugar se ha convertido en una fiesta desbordante. Cada profesional de la información habla durante media hora. Una periodista de agencia de noticias contará después sobre la maravillosa experiencia de que Spotlight permitió que, junto con 11 colegas suyos, investigue sobre la barbarie de la mortandad materna que aún existe en el país. Después, alguien dirá que viene trabajando sobre la realidad de los indígenas que habitan en territorios donde existe actividad hidrocarburífera y también saltará la voz de un colega que, gracias a su reporteo de guerra, pudo desmarañar el colapso del sistema de salud en su natal Trinidad. A esta altura de la jornada, aún me suena la voz de la periodista que abrió la saga de testimonios y alertó, a través de un trabajo de campo, sobre el ilegal y rentable negocio del placer en Bolivia.
Mientras hablan me los imagino en esos avatares del reporteo, metidos en zonas del país donde anidan seres humanos envueltos en un anonimato que solo un periodista comprometido con su oficio puede rescatarlos del olvido. La FPP ha tenido el buen ojo de invertir en proyectos que vuelan con alas propias, alejados de los temas calientes del día a día y amparados en la agenda propia, en esa que obliga a tocar las puertas de personas que no tienen nada que ocultar y sí mucho que decir. Así, el periodismo de investigación recibe importantes granos de arena en su playa, desde donde de manera silenciosa es posible zarpar en busca de historias que necesitan ser reveladas para existir.