Perfil del feminicida boliviano

Ricardo Gutiérrez/Viviana Áñez/Mijail Miranda/Osvaldo Váldez

La violencia contra la mujer en Bolivia es un flagelo que, según datos de la Fiscalía General del Estado (FGE) durante el primer trimestre de 2018, se cobra una vida cada dos días por razones de género.

Según datos de la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV), que no coinciden con los de la FGE que anota tres más, en solo tres meses de este año se registraron 25 feminicidios. Estos, por lo general, derivan de un ejercicio sistemático de violencia intrafamiliar. Un síntoma social que a pesar de tener visibilidad en los mass media, aún no es cuantificado en su verdadera dimensión. 6.908 son las denuncias que atendió la FELCV en el primer trimestre del 2018.

A los asesinatos de mujeres, además, se suman las 160 violaciones a menores de edad y las y 266 contra adultos. La abrumadora mayoría de las víctimas, una vez más, son mujeres.

Estos datos nos obligan a reflexionar sobre cuáles son los rasgos de los feminicidas bolivianos: qué edades tienen al momento del crimen, qué lugar ocupan en las vidas de las asesinadas, qué tipo de reacción tienen después de matar, qué antecedentes dieron pie al feminicidio.

Son preguntas fundamentales para saber ante qué nos enfrentamos cuando hablamos de un ejercicio continuo y socapado de violencia contra la mujer. Es también un intento por sacar del foco mediático a las víctimas y encarar la problemática desde la perspectiva realmente preocupante, la del victimario.

Solo por poner un ejemplo: de 37 feminicidios, solo en 13 se desconoce si la víctima vivió violencia previamente. En los 24 casos restantes, las agresiones van desde las verbales hasta extremos como el ser torturadas o arrojadas de un puente.

Para conocer más información de este tipo, presiona sobre la siguiente imagen y revisa el informe completo.

 

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