La crisis del agua obligó a un cambio de vida de la gente

La crisis del agua obligó a un cambio de vida de la gente

Martha Guzmán

La peor crisis de agua que vivió la ciudad de La Paz en los últimos 25 años comenzó el 8 de noviembre de 2016. A tempranas horas de ese día, barrios de la zona Sur y de la ladera Este sufrieron un imprevisto corte del servicio que trastocó la cotidianidad vecinal.

La crisis se inició con el descenso de los niveles de agua de la represa de Ajuan Khota. El horario restrictivo impuesto por la Empresa Pública Social de Agua y Saneamiento (EPSAS) fue de 12 horas (de 08.00 a 20.00), pero luego lo amplió incluso hasta 60 horas.

La gente tuvo que cambiar su día a día y algunos restaurantes redujeron sus horarios de atención y  la Alcaldía restringió el riego de jardineras públicas.

La crisis afectó a 94 barrios de la ciudad, pese a los esfuerzos de autoridades de los gobiernos central y municipal por encontrar soluciones temporales, como paliativos, para evitar un racionamiento de más horas a la población, destacaban informaciones de varios medios de comunicación local y nacional. Los factores climatológicos, como la falta de lluvia y el fenómeno de El Niño, se sumaban a los problemas de previsión de EPSAS.

¿Y qué se espera para 2018? El interventor de la empresa, Humberto Claure, manifestó el año pasado a medios de comunicación que el suministro de agua para La Paz y El Alto durante la gestión estaba garantizado y que la crisis de 2016 no se repetiría. Según EPSAS, los 22 millones de metros cúbicos de agua de reservas se incrementaron a 34 millones gracias a un aumento de lluvias. (NdE. Este reportaje fue elaborado en 2017).

Sin embargo, tres autoridades en el tema, la ingeniera investigadora Guillermina Miranda, la concejala por Sol.bo Cecilia Chacón y el doctor en ingeniería del Instituto de Hidráulica e Hidrología de la Universidad Mayor de San Andrés Edson Ramírez  coinciden en que es necesaria la implementación y ejecución de nuevos proyectos para evitar otra crisis igual o peor que la sufrida el 2016.

“El cambio climático, la falta de ejecución de proyectos, el constante aumento poblacional y una insuficiente educación en el cuidado del agua en la ciudad de La Paz son algunas de las razones por las que se podría volver a vivir una nueva crisis de agua”, aseveró Chacón consultada el año pasado.

Entre noviembre y diciembre de 2016 el panorama de las represas en la ciudad de La Paz era desolador y se asemejaba a una pequeña laguna donde peces y aves compartían la escasa agua que aún quedaba; las líneas de arena marcaban el descenso de este líquido y tan sólo se esperaba que la naturaleza actuara enviando lluvias para que el caudal volviera a la normalidad y así la ciudadanía pudiera contar con este elemento.

Pérdida de agua

Chacón considera que hubo negligencia de EPSAS en la ejecución de las inversiones destinadas a este rubro en perjuicio del servicio y de la gente.

Además, hasta 2016 un 31% del agua potable se perdía por problemas en las redes del suministro.

La analista técnica de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Agua Potable y Saneamiento (AAPS) Karina Ordóñez explica que un factor que no se toma en cuenta se refiere a que el sistema de alcantarillado y agua potable tiene una antigüedad de 30 años y fue pensado para la provisión del líquido elemento a viviendas unifamiliares. Actualmente, se ha incrementado la construcción de edificios multifamiliares con mayor número de ocupantes.

Por eso, el servicio de alcantarillado podría colapsar. Para mejorar la situación, agrega Ordóñez, es necesario pensar en una renovación gradual del sistema de provisión de agua para la población

 


La ciudad de La Paz cuenta con cuatro sistemas de agua: Pampahasi, Achachicala, El Alto y Tilata.

Todos ellos reciben el agua en un 80% de lluvias y en un 20% del deshielo de glaciares.

El plan de contingencias de EPSAS se centró en el tema de ejecución de proyectos; entre ellos la construcción de nuevas represas y perforación de pozos los mismos que son catalogados como proyectos grandes.

Como consecuencia de la emergencia presentada, el gobierno constituyó el centro de operaciones para enfrentar esta crisis.

A través del Decreto Supremo 2987 se procedió a la ejecución de proyectos para evitar que la ciudadanía se quede sin agua. Estos son:

La aducción Palcoma Hampaturi, construida por EPSAS y YPFB.

La puesta en marcha de las represas Chacaltaya, Pampalarama y Alpaquita.

El trasvase Huayllari Estrellani

La impermeabilización del Canal Milluni.

El bombeo Jankokota.

La conclusión de la represa Hampaturi Alto.

La puesta en marcha del sistema de agua Chuquiaguillo

El Gobierno invirtió en todos estos proyectos Bs 759 millones, con el solo objetivo de que se asegure la provisión de agua potable a los paceños.

 


Cuadro comparativo volúmenes de agua

 

Embalse

 Al 07/11/2016 Al 07/11/2017
Volumen (m3) Porcentaje Volumen (m3) Porcentaje
Tuni 8.897.950 41,29% 12.434.173 57,70%
Incachaca 462.482 8,96% 2.695.362 52,20%
Hampaturi 78.720 2,60% 1.707.692 56,48%
Ajuankhota 24.409 0,71% 2.053.974 59,36%
Milluni 569.729 5,25% 6.201.102 57,18%
Total 10.033.290 25.092.304

Fuente: EPSAS

Se debe tomar en cuenta que con la ejecución de estos proyectos se estaría garantizando la demanda de agua de la población e implica que EPSAS tendría la situación bajo control para evitar un posible racionamiento.

 


El golpe del cambio climático

A raíz de la presencia del fenómeno de El Niño y el cambio climático, el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI), en el reporte del periodo de lluvias de diciembre a marzo (2015 al 2016), señala que se registraron escasas precipitaciones pluviales en el Altiplano boliviano.

Danilo Pommier Fernández pronosticador del SENAMHI, explica que en el periodo de lluvia  espera una mayor cantidad de agua, pero no se tuvo la suficiente.

Según estudios realizados por el BID y la CEPAL en la serie “La economía del cambio climático en Bolivia”, el cambio climático será causa de una disminución de las precipitaciones pluviales en las tierras altas y un aumento en las tierras bajas.

La elevación de las temperaturas también incide en la falta de agua, provocando la evaporación y disminución del nivel de agua en las represas.

La Organización de las Naciones Unidas considera que para el año 2025 dos tercios de la población mundial apenas contará con poca agua dulce debido al cambio climático.

Bolivia es uno de los países que se vería afectado por este cambio, debido a que su ubicación es de extremos climáticos por su geografía y al estar la mitad de su territorio en la zona amazónica, es proclive a sufrir elevados índices de deforestación.

 


 

Algunas causas para la escasez

Al momento de explicar las causas de la falta de agua que derivó en la crisis, la ingeniera Guillermina Miranda, especialista en Climatología, coincide con el doctor en ingeniería del Instituto de Hidráulica e Hidrología de la Universidad Mayor de San Andrés Edson Ramírez, respecto a que un primer motivo es la dinámica que tiene el Valle de La Paz, en donde llueve en diferentes zonas.

El segundo motivo es el referido al componente social, en el que las autoridades y la población en general no manejaron debidamente el reciclaje del agua.

Además, la experta señaló que el arrastre de sedimentos en las represas ocasionó que éstas empezaran a llenarse de este material, lo cual fue una dificultad debido a que no se cuenta con un programa de retiro de sedimentos.

Otro factor es la calidad del agua que proviene de las zonas mineras circundantes a la ciudad y que es utilizada en el lavado de minerales. Debido a que no se cuenta con desagües, el líquido va directamente a las represas, lo que afecta la calidad para el consumo de la población.

 


 

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