Por Lorena Herrera
Era el 23 de junio, teníamos nuestra primera sesión del MediaLab, la incursión comenzaba. ¿Qué nos encontraríamos? ¿Cuál sería el método de trabajo? ¿Cuáles serían los retos que tendríamos que enfrentar? Muchas preguntas pasaban por nuestras cabezas sin saber que estábamos por vivir una experiencia maravillosa que nos permitiría acercarnos al público, que nos despojaría de nuestra mayor traba: “el ego”, para mirar desde los ojos del otro y preguntar lo que necesitaba y quería sin pretender adelantarnos a la respuesta tal cual el mejor “sabelotodo”.
Avanzamos en el proceso de “Creación y desarrollo de nuevos medios y sistemas periodísticos” de la mano de nuestro coach, “el general”, Rodolfo Huallpa que nos presentó la metodología del Design Thinking (pensamiento de diseño, en español), como forma de generación de proyectos con la perspectiva centrada en la persona.
De cinco etapas consta el Design Thinking. El primero fue empatizar: ¿Qué es eso? ¿Cómo se trabaja? ¿Se come? Hubo que desarrollar minuciosamente una profunda comprensión de las necesidades de nuestro público objetivo e involucrarlos en la solución que se desarrollaría. Este primer paso permitió a nuestro equipo, no sólo acercarnos sino, crear una comunidad involucrada en el paso a paso del método.
Segundo reto, definición: pasamos por las mismas interrogantes que en el primer reto; sin embargo, con cada paso que dábamos el panorama se iba aclarando cada vez más y más. En este punto debíamos leer la información, interpretarla y quedarnos con aquello que realmente aporte valor a nuestra propuesta y nos permita ver otras perspectivas de solución.
Tercer reto, ideación: el grupo estaba listo. Nos propusimos crear nuestra tropa para estar en primera línea de acción y la llamamos “equipo de ideación”, todos y todas jóvenes estudiantes de universidades públicas y privadas de La Paz, El Alto, Tarija y Oruro. El reto siempre fue incorporar al público objetivo en la detección del problema, sí, pero también en la solución. Trabajar de cerca con los jóvenes, nuestro target, y reunirnos permanentemente con ellos nos hizo ver muchas aristas que en algún momento las pasamos de lado, nos hizo involucrarnos en su lenguaje, en su visión, en sus deseos para ir dando forma al producto que estaría diseñado por y para ellos.
Cuarto reto, prototipo: el tiempo va pasando, ya casi estamos por terminar. Miramos para atrás y sólo hay crecimiento en función a ideas, visiones y métodos de trabajo, mientras tanto aquella imagen toma forma y cuerpo. Nuestra tropa de ideación pasa a ser el equipo de prototipado, la misión de combate es darle vida al proyecto explotando las virtudes de cada uno de los miembros del diplomado y del equipo que nos acompaña.
¿Qué nos queda por trabajar? No daré detalles, sin embargo, les contaré que tenemos mucho por hacer y que estamos con los ánimos altos, seguros que nuestra propuesta no sólo es viable, sino que tiene el espíritu de servir a la sociedad aportando en el crecimiento de las nuevas formas de relacionamiento dejando de lado la violencia y las construcciones de sometimiento en las que hombres y mujeres hemos sido educados.
¿Si creen que con esto llegamos al final del método? Les quito la duda, ¡no! Aún resta un paso más, el testeo: ¿qué es esto? Pues es uno punto crucial del Design Thinking. Presentar el prototipo al público objetivo para recibir retroalimentación e implementar mejoras al producto. Tremenda tarea la que aún falta realizar, ¿verdad?
Todo este proceso terminará en diciembre, cuando todos los grupos del diplomado realizaremos una presentación final en Cochabamba, Bolivia, junto a los otros tres laboratorios que forman parte del MediaLab. Esto quiere decir que nuestras mejores balas deberán ser lanzadas en esta presentación. Nosotros, estamos listos. Pronto habrá novedades, hasta entonces: “Cambio y fuera”.