El periodismo de datos en Bolivia se encuentra en una etapa inicial. Sin embargo, las redacciones están apostando por esta rama periodística.
Así concluye Armando Quispe, coautor del libro “Cuando las cifras hablan: periodismo de datos en Bolivia”, quien explicó a clasesdeperiodismo.com que el periodismo de datos avanza “de a pocos” sobre todo por los desafíos que plantea la evolución tecnológica que obliga día a día a cambiar la hermenéutica en la producción tradicional de noticias.
El libro “Cuando las cifras hablan: periodismo de datos en Bolivia” es el resultado del “Programa Integral para el Desarrollo del Open Data y Periodismo de Datos”, organizado por la Fundación para el Periodismo (FPP), con el apoyo de la Embajada Británica y el European Journalism Centre (EJC), para estimular el uso de datos abiertos y mejorar las capacidades de quienes ejercen la investigación periodística.
El libro es un manual boliviano que incluye teoría, análisis de situación, herramientas y recursos para aplicar el periodismo de datos. Además, presenta 10 ejemplos de productos periodísticos elaborados por 11 periodistas que utilizamos esta técnica.
¿Qué hacen los medios bolivianos?
Algunos medios de alcance nacional optaron por crear secciones exclusivas en sus portales para la publicación de trabajos de investigación periodística especializados en el análisis, interpretación y visualización de grandes cantidades de datos. Cada vez, más colegas están interesados en formarse y desarrollar capacidades para el aprovechamiento de los datos masivos con la meta de elaborar productos de mayor calidad y análisis.
Quienes incursionan en esta especialidad del periodismo acumulan conocimientos mediante la experimentación individual. Son autodidactas. En el país, no existe una carrera universitaria exclusiva enfocada sólo a formar periodistas. Si bien hay carreras de Comunicación en las casas de estudios superiores públicas y privadas, el periodismo es una materia más.
¿Qué limitaciones tienen los medios que realizan periodismo de datos?
A eso se añaden los obstáculos que deben sortear quienes tratan de incursionar en el periodismo de datos. No todas las instituciones públicas liberan datos y no todas aquellas que las liberan las hacen necesariamente en formatos amigables o en el tiempo requerido pese a las gestiones burocráticas que debe enfrentar el periodista.
Bolivia carece de una Ley de Acceso a la Información Pública, pese a que la Constitución Política del Estado, promulgada el 7 de febrero de 2009, establece que el acceso a la información, su interpretación, su análisis y comunicación libre, de manera individual o colectiva, es un derecho. Asimismo, instituye que toda persona tiene derecho a la petición de manera individual o colectiva, sea oral o escrita, y a la obtención de respuesta formal y pronta.
Entre los antecedentes legislativos que tiene el país se pueden mencionar la existencia del Decreto Supremo 27329 del 31 de enero de 2004 que tiene como objetivo procurar la transparencia y acceso a la información gubernamental. A eso se suma el Decreto Supremo 28168 del 17 de mayo de 2005 que plantea “garantizar el acceso a la información, como derecho fundamental de toda persona y la transparencia en la gestión del Poder Ejecutivo”.
No sólo las iniciativas para impulsar el libre acceso a las fuentes de información pública y generar la participación ciudadana en la forma de decisiones de interés público nacen desde los medios, existen casos, aunque no muchos, de iniciativas estatales. Por ejemplo, la Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información y Comunicación (AGETIC), entidad descentralizada dependiente del Ministerio de la Presidencia, que mediante el sitio web denominado Datos Abiertos libera datos accesibles, estandarizados y reutilizables de distintas entidades públicas. Hasta el domingo 4 de junio, contaba con 24 bases de datos de instituciones públicas distribuidas en 10 categorías y actualizadas hasta 2016.
Otra institución que apuesta por una gestión de datos abiertos es el Órgano Electoral Plurinacional (OEP) que el 20 de abril presentó en La Paz el IV tomo del Atlas Electoral de Bolivia que sistematiza todos en bases de datos digitales libres para descarga y reutilización los resultados de 45 procesos electorales desarrollados entre 1979 y 2016.
¿Cuáles son las buenas y malas prácticas?
El horizonte se amplia
Los periodistas no podemos ser transcriptores de declaraciones, debemos investigar. El periodismo de datos nos enseña que el horizonte informativo va más allá de lo que se ve o se escucha; cuanto mayor sea el análisis, la reflexión, la crítica, la comparación, la verificación y la investigación mejor será el producto periodístico. Con ese objetivo, no debemos dejarnos devorar con la inmediatez de la coyuntura. Debemos dar a cada trabajo el tiempo que se merece y ser pacientes.
Coexistencias de distintas sensibilidades
Se aprende con la práctica, sobre la marcha, con prueba y error. Los periodistas tenemos que entender que no podemos abarcar todo ni saberlo todo. Necesitamos descubrir nuevas herramientas que nos permitan hacer un mejor trabajo. Se debe acudir a la experiencia de otros expertos para lograr un producto de calidad, mejor resuelto y presentado adecuadamente. Es necesaria la coexistencia de distintas sensibilidades profesionales.
No sólo informar, sino explicar
El periodista, al manejar grandes las cantidades de datos, está obligado a no sólo a descubrir e informar los casos que se esconden entre los números y las variables, sino a explicarlos.
Pensar en las audiencias
Se deben buscar distintas narrativas adecuadas para lograr que los trabajos periodísticos consigan la influencia necesaria, porque de nada sirven los días de concentración y jaquecas entrevistando datos si el producto no será entendido como se espera. Es obligatorio pensar en contenidos amigables para la audiencia. Nuestro trabajo no acaba con la publicación, continúa con su difusión.
Compartir la materia prima
Los periodistas no debemos limitarnos a publicar sólo los resultados del trabajo logrado con la técnica del periodismo de datos, es necesario compartir la materia prima que nos permitió lograr las conclusiones de la investigación. El producto final debe estar acompañado de la liberación de los documentos y las bases de datos. Eso permitirá que cualquier ciudadano pueda corroborar los datos y reutilizarlos.
Agenda propia
Se debe aprovechar que la mayoría de los portales de los medios basa su oferta informativa en la inmediatez y en la coyuntura. El periodismo de datos nos permite tener una agenda propia debido al abanico de casos y enfoques que las bases de datos nos posibilitan.
¿Hay ejemplos destacados en algunos medios?
Por supuesto, se puede destacar los trabajos realizados por periódico El Deber de Santa Cruz mediante su sección especializada “El Deber Data” y también la labor del periódico Los Tiempos de Cochabamba mediante su sección “LT-Data”. El caso de los 10 reportajes que están incluidos en el libro “Cuando las cifras hablan: periodismo de datos en Bolivia” también son ejemplos que demuestran que más medios se suman a la tendencia de periodismo de datos.
Sofia Pichihua
Periodista licenciada de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Máster en Periodismo Digital en la Universidad de Alcalá de España. Profesora de Periodismo Digital/Community Manager de ISIL. @zophiap en Twitter