Editor mayo 27, 2022
Embarazo adolescente

La maternidad frustra los proyectos de vida de niñas y adolescentes y representa para sus hijas e hijos una escasa calidad de vida (foto: Ratna Fitry en Pixabay).

 

Un estudio de la Fundación Jubileo establece los efectos que tiene la maternidad a edad temprana para los proyectos de vida de las niñas y adolescentes; la investigación arroja reveladores datos de los perjuicios en varias dimensiones: el nivel educativo, la participación laboral, los ingresos laborales y el impacto fiscal.

 

El embarazo adolescente no solo representa un alto riesgo para la salud física, mental y emocional, sino que trunca los proyectos de vida de miles de mujeres que apenas empiezan a vivir. Un estudio desarrollado por la Fundación Jubileo estableció que solo el 21% de las mujeres que fueron madres en la adolescencia alcanzan una profesión, pero además, una mujer que fue madre a temprana edad pierde en ingresos más de 900 dólares cada año.

El análisis se realizó aplicando la metodología Milena 1.0 de medición del impacto económico del embarazo y maternidad adolescentes del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), desde las dimensiones del nivel educativo, participación laboral, ingresos laborales e impacto fiscal, cruzando con datos de la Encuesta a Hogares 2020 del Instituto Nacional de Estadística (INE).

El estudio considera a las mujeres madres entre 20 a 50 años, dividiéndolas en dos grupos de comparación: mujeres que fueron madres en la adolescencia —entre 10 a 19 años de edad— y mujeres que fueron madres en la edad adulta —entre 20 y 50 años—. Cabe apuntar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) determinan la adolescencia entre los 10 y 19 años de edad, por lo que este rango de edad fue considerado para la investigación.

A continuación, se reproducen los hallazgos del estudio y el análisis realizado por Fundación Jubileo en cada una de las dimensiones descritas líneas arriba:

 

Rezago y/o abandono de la educación

Respecto al nivel de instrucción alcanzado por las mujeres entre 20 a 50 años que fueron madres en la adolescencia, 73,9% estudió primaria y secundaria, 21,3% alcanzó estudios superiores y 3,8% no tuvo ningún tipo de estudio.

Por otro lado, de las mujeres que tuvieron hijos en edad adulta, 32,5% contaba con educación superior; 62,6% con primaria y secundaria; y 4,5% ningún estudio.

La brecha de profesionalización debido al embarazo adolescente fue de 11,2 puntos porcentuales.

 

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Crédito infografía: Fundación Jubileo.

 

En general, el ingreso laboral de las mujeres entre 20 a 50 años que son madres es mayor a medida que su nivel educativo aumenta. Por ejemplo, el ingreso de las mujeres madres con formación superior es casi el doble respecto a las que tienen solo educación primaria.

Siete de cada 10 mujeres que tuvieron un hijo en la adolescencia tiene un nivel de instrucción básico (primaria o secundaria) lo que afecta a una mayor generación de ingresos laborales para un futuro y poder mejorar sus condiciones de vida; por tanto, son más proclives a entrar a un círculo de pobreza y a tener menores oportunidades.

 

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Crédito infografía: Fundación Jubileo.

 

Respecto al costo de oportunidad de la educación, por el rezago educativo de las mujeres que fueron madres en la adolescencia se tuvo una pérdida de este ingreso estimado en Bs 553,8 millones anuales ($us 79,6 millones/año) para el 2020.

 

Participación laboral

De acuerdo con estimaciones basadas en la metodología Milena, para el 2020, se evidenciaron las diferencias en el mercado laboral de las mujeres entre 20 a 50 años que estuvieron embarazadas en la adolescencia (MEA) con las mujeres que fueron madres en edad adulta (MA) donde:

–          La tasa de desempleo de las mujeres que fueron madres en la adolescencia es mayor en 1,6 puntos porcentuales respecto a las que tuvieron su primer hijo en edad adulta (Desempleo madres adolescentes 7,8% vs. Desempleo madres adultas 6,2%).

–          La inactividad laboral de las mujeres que fueron madres en la adolescencia fue de 26%, cifra mayor en casi cuatro puntos porcentuales al de las mujeres que fueron madres en la edad adulta.

 

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Crédito infografía: Fundación Jubileo.

 

La pérdida anual estimada de ingresos de la participación laboral debido al embarazo adolescente equivale a Bs 511,4 millones al año, es decir $us 73,5 millones anuales. Este monto representa la pérdida estimada de ingresos en las mujeres por desempleo e inactividad laboral como consecuencia de la maternidad en la adolescencia.

 

Ingreso laboral

Las mujeres entre 20 a 50 años que fueron madres en la adolescencia ganaban, en promedio, 14,7 puntos porcentuales menos respecto a las mujeres que tuvieron un hijo en la edad adulta (brecha salarial por el embarazo adolescente). El ingreso laboral anual promedio del primer grupo fue de Bs 30.511, mientras que para el segundo grupo fue de Bs 35.768.

En conjunto, el costo de oportunidad del ingreso laboral debido al embarazo en edad temprano fue de Bs 1.337 millones anuales, es decir $us 192,2 millones/año.

Por otro lado, las mujeres entre 20 a 50 años que fueron madres en la adolescencia trabajan en mayor proporción en sectores donde se necesita una menor cualificación de la mano de obra, lo que afecta a sus ingresos laborales y estén más propensas a ser pobres por ingresos.

En efecto, la incidencia de pobreza por ingreso para las mujeres que tuvieron hijos en la adolescencia fue 44,3% respecto a 36,6% de las madres en edad adulta.

 

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Crédito infografía: Fundación Jubileo.

 

A partir del costo de oportunidad de participación laboral y de ingreso laboral debido al embarazo adolescente se pudo estimar el costo anual de oportunidad productiva total del embarazo adolescente que fue de Bs 1.849 millones anuales ($us 265,7 millones/año) lo que representa, en promedio, 0,73% del Producto Interno Bruto (PIB).

 

Impacto fiscal del embarazo en la adolescencia

Para el cálculo del impacto fiscal, en lo que concierne a los ingresos fiscales por impuestos no percibidos por el Estado por efecto del embarazo en la adolescencia, la metodología Milena considera el costo de oportunidad productiva que agrega el costo de oportunidad de la participación laboral (disponibilidad laboral y empleo) y el costo de oportunidad del ingreso laboral.

Se consideraron tres escenarios calculando un gasto de los ingresos en consumos gravables de 50%, 20% y 10%, considerando la alícuota de 13% del Impuesto al Valor Agregado (IVA).

 

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Crédito infografía: Fundación Jubileo.

 

Bajo estos escenarios, el Estado dejó de recibir anualmente entre Bs 24 millones y Bs 120 millones ($us 3,5 millones/año a $us 17,2 millones/año) por concepto del IVA debido a la falta de participación en el mercado laboral de las mujeres entre 20 a 50 que fueron madres en la adolescencia.

 

Impacto agregado del embarazo en la adolescencia

El impacto agregado estimado del embarazo a temprana edad (costo de oportunidad que implica ingresos no percibidos por inactividad y desempleo, menor remuneración por educación e IVA), dependiendo el escenario, va entre $us 362,6 millones/año a $us 348,7 millones/año, representando alrededor de 1% del PIB en Bolivia. Es decir, una mujer que tuvo hijos en la adolescencia pierde la posibilidad de ganar al año, en promedio, $us 910. Este cómputo no incluye la quinta dimensión “costos de salud” por la falta de disponibilidad de la información al respecto.

El análisis realizado pone en evidencia el carácter multidimensional de las consecuencias sociales y económicas del embarazo en la adolescencia. Entre los determinantes estructurales, se encuentra que muchas de las adolescentes que se embarazan deben dejar sus estudios y trabajar, en muchos casos en sectores informales. La educación es un factor determinante en el nivel de ingresos y la calidad de vida. Con un nivel de educación bajo e ingresos mermados, se disminuyen las oportunidades y se reproduce un círculo vicioso de pobreza.

“Es urgente la implementación de acciones y medidas efectivas para la prevención del embarazo adolescente por sus consecuencias sociales y económicas; por tanto, se debe trabajar en el fomento de políticas y programas sobre educación sexual integral, así como el fomento de sistemas de protección social y políticas de inclusión. Estas últimas principalmente referidas a garantizar la permanencia escolar de las adolescentes embarazadas, inclusión laboral en igualdad de oportunidades y promoción de la capacitación de mujeres, promover estrategias para el empoderamiento y fortalecimiento de la autonomía económica de las mujeres articulando la oferta pública y privada, con el fin de potenciar el empleo decente, además de intervenciones para garantizar la salud y el bienestar general de las mujeres, los niños y los adolescentes”, sostiene Jubileo a partir de su análisis.