Editor mayo 27, 2022
Niñez

Las y los menores de edad tienen derecho a crecer libres de violencia,
en hogares donde estén protegidos de toda agresión (foto: Pixabay).

 

De 40 asesinatos, el 60% (23 casos) fue cometido en contra de mujeres que eran madres. La mayoría de los huérfanos (el 70%) son menores de edad que, por lo general, pasan a ser tutelados por las abuelas y tías. El Estado aún no tiene un plan o política integral que beneficie a las víctimas colaterales de los crímenes en razón de género.

 

Red de Periodismo para una Vida Libre de Violencia
Con datos de la Coordinadora de la Mujer

 

En los primeros cinco meses de 2022, 40 feminicidios fueron cometidos en el país; el 60% de las víctimas eran madres, por lo que los asesinos dejaron a 63 hijos e hijas de diversas edades en la orfandad.

Un seguimiento realizado por el Observatorio de Género de la Coordinadora de la Mujer, con base en datos de la Fiscalía General del Estado y la Policía Boliviana, da cuenta de que 23 de las 40 víctimas de feminicidio tenían al menos un hijo o hija.

La mayoría de los huérfanos (70%) son menores de edad. La relación por departamento de los hijos e hijas en orfandad es la siguiente: 26 están en Santa Cruz; 22 en Cochabamba; ocho en Beni; seis en La Paz; y uno en Potosí.

El resto de sus familiares también se ven afectados, pues además de lidiar con el duelo y los procesos judiciales en busca de justicia, deben hacerse cargo de las hijas e hijos, labor que, por lo general, recae en las abuelas y las tías.

Así lo demuestran el caso de Jenny y Maida. La primera fue asesinada por su expareja en Cochabamba. Producto del feminicidio, una niña de cinco años y su hermanito de dos resultaron huérfanos; ahora, ambos están al cuidado de su abuela materna. En tanto que el crimen contra Maida se cometió en Santa Cruz, donde tres niños, de nueve, siete y dos años, quedaron en la orfandad. La abuela materna también se hizo cargo de los menores de edad.

Sin embargo, adultos también se enfrentan a esta tragedia cuando los victimarios les arrebatan a sus madres. La víctima que más descendientes tenía era Silveria, mujer de 73 años asesinada el 8 de mayo por su pareja en Yapacaní (Santa Cruz), cuyos ocho hijos e hijas lloran su pérdida.

 

Urge un plan integral ante la indefensión

La Coordinadora de la Mujer recuerda que “las y los huérfanos por feminicidio son las víctimas colaterales de la forma más extrema de violencia en razón de género. Organizaciones que trabajan por los derechos de las mujeres en el país exigen al Estado boliviano un plan integral de implementación inmediata que no sólo enfrente este flagelo con acciones de prevención y sanción, sino que también considere la situación de las y los hijos que quedaron en la indefensión tras la pérdida de sus madres y, eventualmente, de sus padres o padrastros, cuando éstos son los feminicidas”.

Tania Sánchez, directora ejecutiva de la Coordinadora de la Mujer, sostiene que “es necesario articular desde distintas instancias del Estado acciones integrales en beneficio de las víctimas colaterales y olvidadas del feminicidio”.

Sánchez advierte que la normativa vigente en esta materia se centra en el procedimiento para otorgar la guarda legal de las y los huérfanos menores de edad y no repara en las necesidades particulares que puedan tener a raíz de los feminicidios de sus madres.

El artículo 36 de la Ley 348, Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia, establece que, “si a consecuencia de un delito de feminicidio cometido por el cónyuge o conviviente quedaran hijas e hijos menores de edad huérfanos, éstos serán puestos de inmediato bajo custodia de los abuelos u otro familiar cercano por línea materna, con el acompañamiento de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia en tanto se establezca la guarda legal, debiendo acceder toda la familia al sistema de protección de víctimas y testigos del Ministerio Público y al sistema de atención que esta Ley prevé”.

En el pasado reciente, entró en el debate público la necesidad de que el Estado otorgue algún tipo de pensión para la manutención, crianza y educación de las y los huérfanos, considerando que quedaron privados de la protección y cuidados de sus madres y padres, según el caso. Pero esta iniciativa aún no prosperó.