DENUNCIAR LA VIOLENCIA: UN FRENO AL MACHISMO

Foto: Senadores Andrea Barrientos de CC e Hilarión Padilla del MAS.

¡Yo no discuto con señoras!, es la frase  que ha sonado y resonado en los pasillos de la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia y la variedad de medios de comunicación existentes en este país. Para muchos puede ser algo nada fuera de lo común, pues dentro de una estructura social, enraizada en el machismo, el uso de estas palabras que hacen menos a las mujeres, las intimidan y les da a entender que es inútil discutir con ellas, son aceptadas.

Hace un par de semanas el senador Hilarión Padilla, del Movimiento al Socialismo (MAS),  no quiso debatir con la jefa de bancada de Comunidad Ciudadana (CC), Andrea Barrientos, quien pidió a su par intercambiar opiniones sobre un tema relacionado con el  ex candidato presidencial, Carlos Mesa.

Por el supuesto golpe de estado de 2019, Padilla  expresó que a él no le gusta discutir con señoras,  ya que respeta a su madre, motivo por el cual  Barrientos reaccionó indignada rechazando la posición machista asumida por el legislador y anunció un proceso por discriminación.

Días después el parlamentario declaró ante los medios de comunicación que todo fue un mal entendido, ya que el fondo de la respuesta era el hecho de que no quería faltarle el respeto si es que iniciaban el debate solicitado, pues el tema era tan candente que de hombre a hombre, incluso pudo haberse protagonizado una especie de forcejeos o empujones.

A pesar de estas aseveraciones, su discurso ya no fue ni es creíble para quienes protagonizaron el hecho ,ya sea de forma directa o indirecta, puesto a que la frase es tan conocida que cualquier explicación para tratar de darle otro significado es inútil. Todas y todos  sabemos que esa frase siempre ha sido considerada como un elemento peyorativo y discriminatorio contra las mujeres.

Es difícil entender que quienes  fueron elegidos por la sociedad por considerárselos líderes y lideresas capaces de representar a determinado grupo social en la elaboración y defensa de leyes en busca de garantizar el cumplimiento de los derechos ciudadanos y ciudadanas, tengan aún  pensamientos y actitudes propias del machismo.

Es difícil entender este tipo de situaciones cuando se supone que la Constitución Política del Estado Plurinacional (que por cierto es relativamente nueva), tiene leyes y decretos que garantizan la puesta en vigencia del respeto hacia nuestros semejantes y la búsqueda constante de la igualdad y equidad de género.

Es lamentable que existan este tipo de actitudes recurrentes, no solo en determinado órgano político, sea este legislador o ejecutivo, de la oposición u oficialismo, sino en la sociedad en su conjunto, pues se ha visto incluso mujeres  mencionando estas palabras contra sus pares mujeres que quizá tienen un pensamiento diferente al suyo, pero los mismos derechos.

Sin duda son destacables los avances que nuestro país ha logrado en materia de legislación y políticas en busca de lograr la inclusión y participación de las mujeres en instancias de poder, que en otrora solo los hombres tenían la posibilidad de acceder; sin embargo, esta participación aún no es plena, ya que por un lado el pensamiento patriarcal de la sociedad no les permite ejercer sus derechos tal cual están establecidos  y, por otro, son las propias mujeres (no todas), las que se ponen esa barrera patriarcal  privándose de una mayor capacitación.

Incluso, a veces, son ellas mismas quienes evitan hacer denuncias o reclamos por discriminación contra varones que las agreden y menosprecian día a día. Si todas las actitudes semejantes a la del parlamentario Padilla fueran denunciadas formalmente ante instancias judiciales, en el país existirían miles y hasta millones de denuncias por discriminación y machismo.  

Por: Daysy Ponce Quiroga.

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