Enemigo de la igualdad de género está en las altas esferas de poder

“Al final es mujer”, son palabras condescendientes hacia una condición que socialmente está vista como inferior. Hilarión Padilla, senador del Movimiento al Socialismo (MAS), reafirma con esta frase un estereotipo social de los tantos que hay en nuestra sociedad boliviana y, que dicho por una autoridad nacional, revela que el tema de la equidad de género no es prioridad para el Estado y mucho menos para sus representantes.


Bolivia está entre los primeros países de la región sud americana en casos de violencia hacia la mujer, incluido el feminicidio. En contraparte, también es uno de los países que más normas legales tiene para erradicar este mal; sin embargo, los hechos de violencia contra la mujer no han hecho más que ir en aumento, parte de esta culpa recae en autoridades pasadas y actuales como Evo Morales e Hilarión Padilla, quienes replican y amplifican la violencia a la mujer.


Por otro lado, tenemos a Andrea Barrientos, senadora de Comunidad Ciudadana (CC), quien ni por ser representante nacional, similar en jerarquía que Padilla, quedó exenta de un comentario sexista, que le recuerda que vive en una sociedad que ha normalizado el menosprecio hacia la condición de ser mujer.


La Ley 348 garantiza a las mujeres una vida libre de violencia en nuestro país y se constituye en el ente sancionador hacia este tipo de manifestaciones, pero ¿ha cumplido con esta tarea?

Las cifras nos dicen que sí; más de un millar de mujeres desde su promulgación han sido asesinadas y muchos de los victimarios, esposos y exparejas, en su mayoría, fueron sancionados. Pero, ¿será el castigo el remedio para combatir este mal?, ¿la sociedad no esperará que se priorice la prevención y protección al castigo y sanción?


Las autoridades electas deberían ser el ejemplo para nuestra sociedad, deberían respetar a la mujer y trabajar en su expresión y actuar para erradicar los hechos de violencia y menosprecio al “sexo opuesto”. No es el caso de este Senador, que pertenece a uno de los gremios más sexistas: el minero, tradicionalmente visto como vulnerador de los derechos hacia la mujer.


Lejos estamos de la igualdad de género, mucho más de la equidad cuando estos términos necesitan ser manejados y practicados por la sociedad en su conjunto, pero con mayor rigurosidad por autoridades. Porque ellos son el reflejo de lo mal que esta Bolivia en este tema.

Si la lucha por la equidad de género promovida por la Organización de la Naciones Unidas es una condición para el desarrollo; entonces, nosotros seguimos en un nivel inferior de subdesarrollo en la región y en comparación con otros países del mundo.


Queda entonces plantearnos elegir a nuevos referentes para encaminar esta conquista social, ya que las autoridades han demostrado que están lejos de ser considerados un ejemplo a seguir. La batalla se hace más complicada debido a que se tiene al enemigo en las filas. Padilla es el estereotipo del hombre boliviano machista. Lamentable que ni las altas esferas de poder están salvadas.

Foto referencia.

Por: Marco Antonio Porco.

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