El Silencio, un cómplice de la violencia
“A mí no me gusta discutir con señoras. Yo respeto a mi mamá (…) entonces, no tengo por qué discutir con la hermana (senadora) porque al final es mujer”, dijo el senador masista, Hilarión Padilla, sin siquiera sonrojarse aludiendo a la jefa de bancada de Comunidad Ciudadana (CC), Andrea Barrientos. ¿El escenario?, nada más y nada menos que en el pleno de la Cámara de Senadores.
Esta actitud es por demás reprochable porque evidencia una clara muestra de discriminación y agresión hacia las mujeres; una posición que contradice el denominado “chacha-warmi”, como un principio de dualidad y complementariedad, como los pilares de la familia y de la comunidad, que en esta ocasión quedaron en el mero discurso.
Una acción que además fue socapada por el silencio cómplice de las y los asambleístas, que no condenaron esa posición machista y patriarcal. Aun para los medios de comunicación, el hecho fue considerado como una simple anécdota del debate político, sin pensar en interpelar, cuestionar y condenar el hecho de mandar a callar a una mujer y considerarla menos.
Por: Viviana Coronado Tirado.