Emigrar es el destino de la juventud de las áreas rurales

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El Fondo Concursable para Investigación Periodística sobre el Empleo Juvenil en Bolivia es una iniciativa de la Fundación para el Periodismo y Solidar-Suiza que, por segundo año consecutivo, publicó la separata “Prioridad” y fue distribuido junto al periódico Página Siete. Los reportajes que se presentan fueron seleccionados por su calidad y rigurosidad periodística en el marco del programa. Sus autores recibieron una beca para estimular su realización.

Yola Mamani Mamani

¿Emigrar o no emigrar? Ese no es un dilema para la mayoría de las y los jóvenes de las áreas rurales del Altiplano de La Paz. Su única duda es “a dónde”, si a la ciudad más próxima o al exterior. La falta de fuentes laborales, los vaivenes del clima y la falta de mercados, sumadas a las reducidas posibilidades de estudio, hace casi imposible su permanencia en los pueblos y comunidades, salvo que algún negocio familiar les garantice mínimas condiciones de vida o que tengan oportunidades de generar sus propios empleos en diferentes rubros.

Adolfo Quispe Pari, presidente del Centro Cultural “Acción Andina”, es uno de los pocos afortunados. Tiene 20 años y no necesita trabajar mientras estudia la carrera de Derecho en Achacachi, en una de las 13 sedes de la Universidad Pública de El Alto (UPEA) en zonas rurales. Su familia tiene una próspera tienda de abarrotes, lo que le permitirá también ejercer su profesión de manera privada, pues él ha decidido no emigrar.

Sin embargo, él sabe de la escasez de fuentes laborales para la juventud en el municipio de Achacachi, provincia Omasuyos, en especial en las comunidades distantes, ya que en la misma ciudad el comercio es una oportunidad de autoempleo para sobrevivir, puesto que no existen políticas municipales para la generación de empleo. Mientras son adolescentes muchos optan por la venta callejera, aprovechando el elevado flujo de viajeros.

“Hay en construcción esporádicamente, en la administración de la alcaldía municipal unas 15 personas, donde además no puedes ingresar a trabajar si no eres del partido o si no tienes conocidos…; también hay la empresa Lacteosbol que genera empleo para tres personas”. Añade que las y los jóvenes que viven en comunidades alejadas “sí o sí se van al exterior”, porque la producción agrícola es incierta.

Héctor Apaza Callizaya, de 17 años es estudiante de secundaria y también es parte del Centro Cultural “Acción Andina” que aglutina a jóvenes de entre 15 y 18 años que se capacitan en diferentes áreas. Él indica que la gran falencia en Achacachi es la falta de empleo para las y los jóvenes y la incapacidad del gobierno municipal para generar fuentes de trabajo. Por eso emigran a las ciudades y al exterior apenas salen bachilleres; los pocos que se quedan, se dedican a la ganadería y a la agricultura familiar.

“Acción Andina” hizo llegar un manifiesto al alcalde de Achacachi, pero no tuvieron respuesta y están gestionando una audiencia para hacerle conocer sus preocupaciones sobre empleo, salud y educación de la juventud. Apaza lamenta que las empresas constructoras que contrata el municipio llevan sus propios trabajadores. Él, al igual que otros jóvenes, genera los recursos que necesita para estudiar trabajando los fines de semana como albañil, voceador del transporte público o lustrando calzados. “Otros chicos también venden empanadas, dulces en la paradas de minibuses que salen hacia a la  ciudad de La Paz”, comenta.

Más compleja es la situación de las mujeres, puesto que incluso no pueden acceder a algunas actividades consideradas masculinas, como la construcción. Sonia Tórrez tiene 26 años y estudia Lingüística en la sede de la UPEA del municipio de Taraco, en la provincia Ingavi. Su única fuente de ingreso es la producción agropecuaria, que depende de las condiciones climáticas y del acceso a mercados.

En la comunidad Pillapi de Taraco también viven de la agricultura, pero tuvieron que cambiar la tradicional cría de ganado ovino, debido a los altos costos de las ovejas, por la crianza de vacas y la lechería. Esa transición tuvo también su impacto en la juventud y en el incremento de la emigración. “Por eso me parece que la gente joven se va a la ciudad y muchos al exterior, ya sea en busca de trabajo o bien de estudio, muy pocas veces vuelven para seguir en el trabajo de la tierra”.

La situación no ha cambiado mucho desde que Concepción Zanga Ramírez, hoy de 36 años, dejó su comunidad en el municipio San Andrés de Machaca, en la provincia Ingavi. Integrante de la Federación de Mujeres Campesinas “Bartolina Sisa” cantonal, ella relata que a sus 16 años emigró a la ciudad de La Paz, cuando cursaba tercero básico; nunca más volvió a la escuela y se convirtió en trabajadora del hogar. “No tenía ningún tipo de profesión, entonces no me quedó de otra que trabajar de empleada; ese trabajo era muy abusivo, así que ahora trabajo como albañil desde hace tres años, aunque de vez en cuando voy a hacer lavado de ropa a las casas, cuando no hay trabajo de construcción”.

Concepción cree que “podría haber empleo (en las áreas rurales) si hubiera riego, porque eso aseguraría nuestra producción en ganadería, en producción de alimentos, pero mientras los municipios no inviertan en la juventud, en los emprendimientos, la situación de la gente joven va seguir así”.

Edwin Gerardo Jiliri Blanco es secretario general del sindicato Tupak Katari en el cantón Marquirivi del municipio Colquencha de la provincia Aroma. Ser soltero y tener 24 años no fue impedimento para que la gente lo eligiera como autoridad originaria por aclamación. Su mérito fue haber elaborado un detallado mapa de concesiones mineras que acabó con las disputas por límites entre la población; la principal actividad económica de la región es la explotación de piedra caliza. “Ahora mi gente conoce de qué punto a qué punto son sus concesiones mineras”.

Su caso es particular y lo reconoce, ya que los jóvenes no suelen ser tomados en cuenta y peor si se trata de mujeres, por eso ellas emigran más. Él tuvo la oportunidad de emprender un negocio propio, tiene una librería y servicio de Internet, y desde ahí motiva a las y los jóvenes a capacitarse. Tiene también la esperanza de seguir incidiendo en el municipio para que existan políticas efectivas de generación de empleo para la juventud.

Por el lado de las entidades gubernamentales nacional, departamental y local la apuesta es la generación de autoempleo, el incentivo a la producción agropecuaria y la presión para que las empresas constructoras empleen a la gente del lugar. Sin embargo, esto es incipiente y los resultados son inciertos.

María Ángela Mamani es asistente técnica del programa Accesos del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras y devela que no están teniendo éxito con la juventud. “Casi todos los jóvenes siguen emigrando hacia las ciudades más grandes en busca de trabajo, porque ya no sabemos lo que va a pasar con este cambio climático, por eso desde esta instancia se está implementando emprendimiento en las comunidades productivas”.

Fabián Yaksic, director técnico de Servicios Departamentales de Fortalecimiento del Gobierno Autónomo Departamental de La Paz y responsable del proyecto de Ley de Unidades Territoriales, indicó que en la mayoría de los planes municipales se omitió la generación de empleo para la población en general. Por ello, entre los objetivos principales de la gobernación está el trabajo conjunto con las autoridades de los municipios para identificar emprendimientos productivos que generen fuentes de trabajo. Sin embargo, aún no se ha previsto los mercados donde se pueda comercializar la producción.

Franklin Mamani Mamani, alcalde del municipio Villa Libertad Licoma, indicó que institucionalmente no generan empleo, pero sí están presionando a las constructoras de caminos para que contraten a la gente del lugar, aunque tampoco tiene muchas esperanzas. “Eso es difícil, ya que vienen  las empresas de ABC (Administradora Boliviana de Caminos) con su gente; en producción apoyamos pero el dinero del POA es muy poco”.

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