¿Microempresarias o empleadas?

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El Fondo Concursable para Investigación Periodística sobre el Empleo Juvenil en Bolivia es una iniciativa de la Fundación para el Periodismo y Solidar-Suiza que, por segundo año consecutivo, publicó la separata “Prioridad” y fue distribuido junto al periódico Página Siete. Los reportajes que se presentan fueron seleccionados por su calidad y rigurosidad periodística en el marco del programa. Sus autores recibieron una beca para estimular su realización.

 No tienen un contrato formal, pero sí un compromiso con la empresa: el pago puntual de los pedidos, caso contrario son enviadas a un sistema de riesgos y reportadas en el sistema de créditos por no cumplir la obligación que tenían con la empresa.

Roxana Wilma Aruquipa Mollo

“La mejor propuesta de negocio”. “Emprende tu propio negocio”. “Logra lo que te propones y celebra tu historia de éxito”. “Invita a una mujer emprendedora a convertirse en consultora y alcanza tus sueños”, son algunos de los llamativos carteles que atraen la atención de jóvenes universitarias que luego se dedican a la venta de productos por catálogos.

Las características que hacen atractivas a este tipo de labores económicas se traducen en que son ventas que no necesariamente se ubican en un local comercial o que requieren de un contacto de persona a persona. Las empresas que incorporan jóvenes  a esta actividad no señalan restricción de edad, sexo, nivel educativo o experiencia previa. Lo que ofrecen son flexibilidad de horarios, las metas de cada vendedor son propias, es decir, son autoimpuestas.

Sin embargo, en dicha labor desaparece el salario fijo, el contrato regulado y las seguridades sociales (prestaciones, derechos, pensión, salud), debido a que no hay una dependencia laboral; sin embargo, prevalece una relación laboral que se materializa en la solicitud, envío, recepción, despacho del pedido, asistencia a reuniones y eventos brindados por las empresas, así como la obtención de ganancias y premios.

Las universitarias que requieren de ingresos suelen insertarse en este tipo de oficios por las ventajas ya descritas y, en ciertos casos, porque resultan compatibles con un trabajo que se lo realiza dentro de la universidad.

Trabajo que no afecte el horario de estudio

Alina es estudiante de último año de la Carrera de Medicina, Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Pública de El Alto (UPEA). Como muchas, se dedica a la venta de productos de belleza por catálogo y nos cuenta detalles de su oficio.

¿Con qué empresas trabajas?

Empecé primero con Yanbal y un corto tiempo con Esika, L´bel y Cyzone. Elegí trabajar con la primera por la garantía de los productos. Con otras empresas me llegaban productos que no los había pedido o me reemplazaban los faltantes con otros productos. Por ejemplo, por un perfume que no llegaba me lo sustituían con otro producto que no lo podía cambiar. Ya estaba facturado y tenía que hacer el esfuerzo de venderlo.

¿Cómo llegaste a trabajar con esta empresa?

Yo llegué a la empresa porque en ese tiempo me vi embarazada y necesitaba un ingreso para mi hijo y para mi estudio. Necesitaba además un trabajo que tampoco me afecte en el horario de estudio y trabajar en mi tiempo libre. Entonces, una amiga que vendía estos productos me animó a ser parte de la empresa.

¿Qué ventajas observas en tu oficio?

En los casi ocho años que trabajo, las ventajas que veo son el porcentaje de ganancias que tengo de los productos  y los premios. Todo depende del monto que inviertas porque hay boletines especiales para nosotras con los precios más bajos o vienen regalos que son como incentivos. Además, también la empresa te realiza préstamos, pero en productos no en efectivo.

¿Firmó algún documento?

Sí. Dentro de éste se estipula el lugar del domicilio que tengo, mismo que luego lo verifican. También menciona que no tengo deudas en el banco. Figura un monto de inscripción que oscilaba para entonces en 15 dólares. Este monto es como una especie de garantía que reciben, como parte de un crédito. Es decir, si yo solicito el producto hoy, ellos me entregan después de un mes previa cancelación, caso contrario se quedan con la garantía. Es un monto que nunca te lo devuelven, es como una inscripción que se paga. Además, te piden un garante que debe ser una persona cercana. Adjuntamos un croquis del domicilio, una fotocopia de la cédula de identidad y una factura de la luz o del agua.

¿A cambio, qué te da la empresa?

En el primer pedido que se hace te entregan muestras gratis llamadas “probadores”. Catálogos, un regalo, folletos, etc. Luego lo hacen en cada pedido. Ahora, si queremos catálogos adicionales los tenemos que comprar.

¿Cómo realizas el pago a la empresa?

A través del banco. Se nos da un plazo de 21 días a un mes para pagar. Si pasara más tiempo, por ejemplo dos meses y no hemos pagado te cobran un interés. La verdad nunca me ha pasado porque siempre pagué puntual.

¿Puedes retirarte en cualquier momento?

Sí. Hay veces que dejo de hacer pedidos durante dos o más meses y luego vuelvo. No me pasó nada. Pero cuanto más tiempo trabajas con la empresa, más créditos te dan; es decir, puedo pedir más productos. Yo veo el tiempo como un respaldo a mi trabajo. Pero si dejas de pedir más de seis meses o un año sé que tengo que volver a inscribirme y eso significa volver a pagar la inscripción.

¿Qué ocurre si no llegas a cancelar el crédito?

Ingreso a lo que llaman “central de riesgos del banco”. Entonces dejan de darte el crédito, no sólo la empresa con la que trabajas sino otras empresas porque estás en el sistema del banco.

¿Hay un monto mínimo para realizar tu pedido?

Sí, es de 100 dólares para adelante.  Si es menos, no ingresa el pedido y no te lo facturan.

¿De dónde son los productos?

Vienen desde diferentes lugares. Hay productos que se fabrican en Colombia, Perú, también hay nacionales como la bisutería. Son productos que deben ser cancelados, previa factura, en el banco que te destinan.

¿Cuál es la ganancia que obtienes?

Son mensuales, dependiendo del monto que hagas. Si yo hago un pedido de 100 dólares mi ganancia es del 25% y el 75% es para la empresa. Pero cuanto más alto sea el pedido, el porcentaje va subiendo hasta el 40% como máximo. También se suma productos que te obsequian como artículos para el hogar y electrodomésticos. La verdad es que mi casa tiene muchos regalos que nunca pensé comprar. Mi ganancia son los descuentos, productos, regalos, porcentajes y es cada mes. Tenemos reuniones con la coordinadora de nuestro grupo y ella es quién otorga dichos incentivos.

¿La coordinadora forma parte de una estructura de trabajo?

Tenemos una directora o coordinadora.  Cualquiera de nosotras puede llegar a ese cargo si nos dedicamos a incorporar más personas en el rubro. En la incorporación de más personas también se gana. Por ejemplo, si yo incorporo más de tres personas me dan una estrella que consiste en que si una de mis consultoras realiza un pedido yo tendré un porcentaje extra, más  ganancias o más crédito. Tengo entendido que si logro tener más de tres estrellas, o sea incorporo más de 12 personas, subo de nivel y llego a cobrar un sueldo en efectivo. Además, empiezas a postular a otros cargos como Directora Junior porque ya tienes un grupo que manejas e incentivas y la empresa te paga. En la ciudad de El Alto tenemos más directoras ya que el producto se va expandiendo debido a que el mercado de La Paz está muy saturado.

¿Has intentado hacerlo?

Sí. Logré que ingresen algunas compañeras de la universidad, pero, algunas siguen y otras lo dejaron. Pero me dedico más a vender productos aunque sea arriesgado. A veces me encuentro con personas que no pagan, entonces tengo que pagarlo yo. Es una pérdida pero se debe correr los riesgos.

Mejor Líder

Por su parte, Guadalupe es estudiante de la carrera de Trabajo Social de la UPEA y dice tener el oficio de microempresaria al ser líder. Una vez al mes saca un pequeño panel de exposición en la puerta de la misma universidad. En éste expone productos como perfumes, lociones, bisutería y otros para la venta. Además, se puede observar un letrero que dice: “Gana dinero y alcanza tus metas”, con el que atrae la atención de jóvenes universitarias que deseen ingresar a la venta por catálogo.

¿Cuál es tu oficio?

Soy microempresaria y me dedico a la venta de productos que pertenecen a las marcas de Belcorp. Elegí trabajar con ellos porque otras líneas piden montos altos en los pedidos. También incorporo a señoritas que deseen convertirse en consultoras y tener una fuente de ingreso.

¿Cómo ingresaste a este oficio?

Busqué trabajo muchos meses. Vi que por ser jóvenes hay mucha discriminación porque nos piden tener experiencia o no nos quieren contratar porque dicen que no somos responsables o no tenemos altos estudios. Por eso yo empecé con la venta por catálogo y me fue bien.

¿Cómo te convertiste en líder?

Como consultora me fue bien y la empresa me hizo la invitación para poder ser líder. Nos dan la responsabilidad de introducir a un grupo de personas y de ahí creces. Te asignan una zona o sección para trabajar. Las inscritas tienen  metas en ventas y para que se inscriban se les entrega incentivos.

¿Qué ventajas y beneficios tienes como consultora y líder?

Yo encontré beneficios en las capacitaciones e incentivos que nos dan. Por ejemplo, como mujeres generamos nuestros propios recursos, no siempre el hombre puede generarlo y eso nos lleva tener una mejor autoestima. Yo gano bien, tengo un sueldo que depende de las personas que ingresen a trabajar con nosotras y de la actividad que hagamos porque debemos tener un plus de activas. Tenemos una jefa que es la gerente de zona y ella tiene su jefa, es una red. Si te trazas una meta lo puedes lograr, no es que sólo los hombres pueden sino también las mujeres.

Trabajan pero no cotizan

Según Manuel Urquidi, especialista en mercados laborales del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la informalidad, característica de este tipo de empleos, se traduce en que los trabajadores no cotizan en pensiones. “Hay mucha gente que en Bolivia trabaja, pero no trabaja por un salario sino por una comisión, por sí mismo o depende de cuánto vende o de cuánta gente utiliza sus servicios como las consultorías o el trabajo a destajo. La gente que ingresa en la informalidad nada gana para el futuro”.

En Bolivia, según los datos del BID, habría un porcentaje de 57% de asalariados y un 43% de no asalariados (gente a destajo o consultores), de donde sólo el 3% son formales; o sea, estarían cotizando para una pensión.

Mónica Castillo, en su tesis sobre la dimensión subjetiva del trabajo en vendedoras y vendedores por catálogo, explica que el empleo informal fue y es la forma de trabajo predominante. “Como parte de este gran sector informal se encuentran el empleo a tiempo parcial o por subcontratación, que se han convertido en formas de empleo que acogen a gruesas capas de la población. Estas formas “atípicas”, aunque mayoritarias, de contratación terminan por reforzar la precariedad del trabajo en la medida que no garantizan ni cumplen con los requisitos sociales y económicos que le permitan al trabajador hacerse de certidumbres”.

Para Manuel Castells, autor del libro “La transformación del trabajo y el empleo: trabajadores en red, desempleados y trabajadores a tiempo flexible”, la precariedad laboral y la informalidad conllevan a una situación de desprotección social en la que el trabajo no permite al trabajador y a su familia cumplir las necesidades ineludibles para llevar una vida digna. “La dignidad laboral consiste por un lado en poseer pleno empleo (entendido como empleo permanente, a tiempo completo, durante toda la vida activa, sujeto a un sistema de seguridad social) y, por otro, que la actividad laboral le permita al individuo configurar proyectos de vida en el que él pueda desarrollarse como persona”.

Desde esta perspectiva, las ventas por catálogo no brindan, de manera regular, al trabajador ninguna protección laboral, menos social porque no le ofrece estabilidad de ingresos para su sustento económico. En los casos de esta investigación no se reporta ninguna seguridad laboral sino depende de la condición de la entrevistada. Es decir, que cada una de ellas es la responsable de proveerse una suerte de dignidad.

* El presente reportaje fue realizado con el apoyo del “Fondo concursable para investigación periodística sobre el empleo juvenil en Bolivia”, iniciativa de la Fundación para el Periodismo y Solidar-Suiza.

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