Ángela Ortíz, Isabella Badani y María José Montesano son estudiantes del Colegio Horizontes de la ciudad de La Paz y decidieron entrevistar al director de la Orquesta Sinfónica Nacional, Mauricio Otazo, para el programa “La entrevista que siempre soñé”; programa que es impulsado por la Fundación para el Periodismo, el European Journalism Centre, la Fundación Estás Vivo y el Ministerio de Educación.
Isabella Badani explicó que al grupo le pareció muy interesante tener a un artista como Otazo en Bolivia, que inspira musicalmente a las personas.
Ángela Ortíz, Isabella Badani y María José Montesano son estudiantes del Colegio Horizontes de la ciudad de La Paz y decidieron entrevistar al director de la Orquesta Sinfónica Nacional, Mauricio Otazo, para el programa «La entrevista que siempre soñé»; programa que es impulsado por la Fundación para el Periodismo, el European Journalism Centre, la Fundación Estás Vivo y el Ministerio de Educación.
Isabella Badani explicó que al grupo le pareció muy interesante tener a un artista como Otazo en Bolivia, que inspira musicalmente a las personas.
¿Qué fue lo que le inspiró a ser músico?
Empecé a dar clases de piano y desde entonces decidí que tenía que hacer eso. Seguía comprando discos y con el tiempo CD. Ya no pude hacer otra cosa que la música; la música me atrapó a mí, en vez de que yo la atrapase.
¿Por qué decidió quedarse acá en Bolivia y no irse a otro país?
Bueno, yo he estudiado en Alemania, he vivido 10 años ahí. Después, uno se pregunta dónde puede ser más útil. En Alemania hay 20 como yo, cada año salen de universidades alemanas con la misma formación. En Bolivia no los hay.
¿Por qué piensa que la música es importante para el desarrollo de los niños?
Creo que es una buena pregunta y es muy amplia la respuesta. Por ejemplo, en lugares como Venezuela, la música cumple un rol social. Hay muchísimas orquestas, agarran a niños de la calle, les enseñan música y les dan una estructura en su vida; les dan la sensibilidad que necesitan para formarse en la vida y creo que es un sistema social que ha dado muchos frutos.
¿Nos podría contar una anécdota de su niñez, escuchando música?
Sí. Me acuerdo bien. La Novena de Schubert. Tendría, me imagino nueve años, no más, y el señor de la tabla era un director de orquesta. Yo no sabía exactamente lo que hacía un director de orquesta, pero me gustaba moverme como un director de orquesta.
¿Qué compositor le ha inspirado más?
Me gustaba mucho Schubert y Mozart. Con el tiempo uno cambia de gustos o vuelve a los gustos anteriores; pero yo creo que Schubert y Mozart me gustan desde muy pequeño.
¿Desde qué edad empezó a enseñar con instrumentos o canciones?
Bueno, yo me he formado como pianista y en Alemania ya comencé a dar clases, no de piano, sino de dirección de orquesta. No sé qué edad tendría, seguramente 20, 22 años, algo así.
¿Cuál fue su primera obra?
La primera cosa que dirigí, como estudiante, fue una obertura de Mozart que se llama “El Rapto del Cerallo”. Es una obra muy fácil de dirigir, muy fácil de tocar y me salió muy mal. O sea, estuve nervioso tres días, sin dormir, fui y dirigí y me salió todo mal; estuve deprimido dos meses.
¿Cómo se siente el haber dirigido a muchos solistas y grupos musicales de Bolivia o del exterior?
Tiene su alma propia. Cada uno de los conciertos ha significado algo para mí. Entonces, yo creo que se puede sacar algo bueno, también algo malo. Una buena experiencia de cada uno de los conciertos y cada uno creo que es especial.
María José Montesano agradeció al Director de la Orquesta Sinfónica Nacional por la entrevista y Otazo agradeció a las estudiantes y acotó que estaban muy bien preparadas.
De esta manera, las jóvenes estudiantes concluyeron su entrevista bajo la dirección de la profesora, Monserrat Esteban, y con el apoyo del equipo de la Fundación para el Periodismo.