Editor mayo 11, 2022
Comerciante

El 70% de las mujeres con una actividad por cuenta propia se dedica al comercio (foto: Lucía Bueno).

 

Se trata de mujeres en edad adulta, con educación primaria y de origen indígena. La mayoría se dedica al comercio de diversos productos y su tiempo es compartido con las actividades de cuidados en el hogar. Ninguna recibe beneficios sociales por su trabajo.

 

Por Patricia Cusicanqui, con datos de Naciones Unidas Bolivia

 

Un estudio de caracterización de las mujeres que trabajan por cuenta propia en Bolivia revela que mujeres adultas, con educación primaria y de origen indígena componen el numeroso grupo de trabajadoras no asalariadas y que, en su gran mayoría, se dedican al comercio.

Dicho estudio —realizado por el Programa Conjunto de las Naciones Unidas “Despega tu Negocio”— fue publicado en febrero de este año, y además de mostrar el perfil de estas trabajadoras, refiere las principales brechas y dificultades que estas deben hacer frente para acceder a un trabajo digno.

La investigación detalla que el 70% de las mujeres que se han incorporado a las actividades de la economía informal se dedica al comercio de una diversidad de productos, en tanto que el 16% ha optado por la industria de la manufactura.

Acerca del primer grupo, en el sitio de Naciones Unidas Bolivia se lee que “las mujeres dedicadas a las actividades vinculadas al comercio minorista, por lo general, lo hacen en mercados, ferias rotativas y zonales, y centros de abasto donde ofrecen a la venta alimentos, artesanías, confecciones, entre otros (…). Inician sus actividades a temprana edad, desde niñas o adolescentes, pues su experiencia en el comercio se adquiere en poco tiempo y se adecua a los requerimientos del mercado”.

Mientras que aquellas que están vinculadas a las actividades productivas son, por lo general, propietarias de emprendimientos microempresariales de transformación simple de productos. A diferencia del primer grupo, estas mujeres incursionan en el ámbito productivo a una edad adulta, una vez que han desarrollado conocimiento y experiencia trabajando como dependientes en otros negocios del sector formal e informal.

“Tanto mujeres cuentapropistas productoras como comerciantes indican que su actividad es resultado de la necesidad económica y social que las impulsa a generar ingresos como estrategia de sobrevivencia”, expone Alexander Conesa-Pietscheck, coordinador nacional de proyecto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), un organismo especializado de las Naciones Unidas que se ocupa de los asuntos relativos al trabajo y las relaciones laborales.

 

Doble carga laboral y vulnerabilidad

Una de las principales conclusiones del estudio es que, al no contar con un trabajo asalariado, estas mujeres carecen de toda protección social, es decir: no solo no reciben un sueldo mensual fijo por sus actividades, sino que no tienen acceso a beneficios como un seguro médico, vacaciones, aguinaldo, bonos u otros. Asimismo, tampoco pueden aspirar a una renta de jubilación en la edad adulta mayor.

Otro factor importante es el uso de sus tiempos y la doble carga laboral que desarrollan por su condición de mujer y la asignación de los roles de género.” De acuerdo con el estudio, el 80% del tiempo de las mujeres trabajadoras por cuenta propia es ocupado por el trabajo del hogar, así como por el cuidado de sus hijos e hijas. Esta distribución inequitativa de las tareas de cuidado hace que ellas enfrenten más dificultades para estudiar, fortalecer sus capacidades y acceder al mercado laboral en condiciones de igualdad”, se lee en el portal de Naciones Unidas.

En cuanto a las necesidades que tienen estas trabajadoras para mejorar sus ingresos y los de sus familias, la investigación detalla que las demandas de conocimiento y capacitación giran, por lo general, en torno a la gestión de los negocios y emprendedurismo, marketing, innovación en productos, servicios y comercialización, educación financiera, formación en liderazgo y desarrollo personal.

Naciones Unidas Bolivia explica que desde el Programa Conjunto se buscan mitigar, a corto plazo, los impactos socioeconómicos causados por la pandemia del COVID-19 en las mujeres trabajadoras por cuenta propia de la economía informal en Bolivia, a través del diseño e implementación de políticas y programas públicos, el fortalecimiento de las capacidades y habilidades que mejoran las condiciones de empleabilidad y emprendimiento de estas mujeres, y que además garanticen su acceso a mecanismos financieros y no financieros adaptados a sus necesidades.