Relaciones tensas y cercanas
Gobierno e Iglesia ¿incompatibles?
Carla V. Mercado Pabón
Desde el inicio de su mandato, el presidente Evo Morales no tuvo una relación estrecha y menos “amigable” con la Iglesia Católica. Muchos tres los momentos más importantes que marcaron la tensión entre ambos polos; por ejemplo, la promulgación de la nueva Constitución Política del Estado (CPE) que declara a Bolivia como Estado independiente de la religión; es decir, laico.
Desde el 7 de febrero de 2009 está vigente el artículo 4 (Modelo de Estado) de la CPE, que establece que “El Estado respeta y garantiza la libertad de religión y de creencias espirituales, de acuerdo con sus cosmovisiones. El Estado es independiente de la religión”. A partir de este momento, Bolivia define un relacionamiento distinto con la religión. Una decisión que no fue del agrado de la Iglesia Católica, porque implicaba que algunos fondos que el gobierno le otorgaba para sus misiones de ayuda social habían desaparecido.
Otro de los momentos de tensión fue el de la aprobación del doble aguinaldo. El 20 de noviembre de 2013 se emitió el Decreto Supremo No. 1802, el que introdujo el segundo aguinaldo o bono navideño “Esfuerzo por Bolivia”, pagadero cada vez que el país sobrepase el 4,5% de crecimiento del PIB. Muchas micro y pequeñas empresas tuvieron problemas para cancelar este beneficio a sus trabajadores. La medida también afectó a la Iglesia, obligada igualmente a pagar este beneficio, ya que sus obras sociales funcionan como empresas privadas.
Un tercer momento complejo del vínculo entre Iglesia y gobierno se dio en 2014 cuando el entonces presidente de la Cámara de Diputados, Marcelo Elío, pidió que no hubiera obispos extranjeros en Bolivia. Esta afirmación la hizo después de que la Iglesia Católica afirmara que el gobierno realizaba gastos suntuosos, como la compra de coches y aviones, por lo que pedía que en lugar de ello se hiciera cargo del pago del doble aguinaldo de las obras sociales de esta institución.
En este gobierno la Iglesia Católica dejó de ser vista como una institución mediadora en los conflictos sociales, como era en el pasado, y pasó a ser un ente que emite criterios y posiciones sobre diversos temas de coyuntura, a través de comunicados y conferencias de prensa.
Según el analista político Franco Gamboa, el gobierno hace una “constante campaña de desprestigio no sólo de la jerarquía que conforma la Iglesia como institución sino de la Iglesia Católica en general… y es porque el catolicismo ha sido utilizado como un ejemplo de lo neocolonizador y la pugna empleada como una estrategia política para convencer a grupos allegados”.
Por su parte, el analista y estratega político Ricardo Paz afirma que “haya sido como diputado o como dirigente, existió una distancia muy grande entre la Iglesia y Evo; él no es católico, es reacio a ello y por su condición ideológica tiene sus peros con la Iglesia”. Sin embargo, el Gobierno se dio cuenta de que la mayoría de la población es adepta a la religión católica, por lo tanto no le queda más que ser parte él también de este movimiento y debe ceder un poco. Un ejemplo de las concesiones que realiza es el respeto de los feriados religiosos.
Pero mucho más importante es el acercamiento de Morales con el Papa Francisco. En una ocasión, Evo declaró: “Yo diría que de verdad siento que ahora tengo Papa, comprometido con su pueblo, con pensamiento revolucionario, con sentimiento social y, sobre todo, con propuestas para cambiar y acabar con la injusticia, la violencia y la guerra”, dijo tras el Primer Encuentro Mundial de Movimientos Populares en el que participó en el Vaticano, a finales de octubre de 2014. En esa ocasión tuvo una reunión, que fue calificada como “informal”, con el Papa, luego de la cual anunció la posible llegada de Su Santidad a Bolivia en 2015.
Para Paz esta proximidad se debe a que desde parroquiano, Bergoglio estuvo “ligado al peronismo en Argentina, le tiene una simpatía particular a Evo Morales, lo que permite que él instrumentalice esta relación… e incluso pueden hablarse en español”. Por su parte, Gamboa asevera que es una estrategia del equipo de asesores del Presidente: “es una pantalla que utiliza para poder consolidarse como el impulsor de la demanda marítima, la cual se toma como una promesa electoral”[1]. Hay que tomar en cuenta que Evo Morales se reunió con el Papa Francisco seis veces y que incluso logró que su anuncio se convirtiera en realidad, pues el Papa Francisco llegó a Bolivia del 8 al 10 de julio de 2015. En esa ocasión sostuvo reuniones diplomáticas, dio misas y participó en un congreso de organizaciones sociales.
Aun así, Morales cuestiona y critica a la Conferencia Episcopal Boliviana hasta hoy. Por ejemplo, en su discurso de celebración por su reelección en 2014, exclamó desde el balcón de Palacio: “Creo que están Erbol, Fides por allí… Hay dos medios de comunicación radiales que son administrados por los padres de la Iglesia Católica. Son los primeros enemigos de Evo Morales”.
El segundo punto es la cercanía que existe entre el Cardenal boliviano Toribio Ticona y Evo Morales. Para el diputado oficialista David Ramos, se debe a la esencia humilde de la nueva autoridad: “Es una muestra de que va a haber afinidad en los objetivos, en la visión con este Gobierno que siempre ha estado trabajando con los pobres… por supuesto la Iglesia Católica tiene también esa misión en Bolivia, pero hace rato la había dejado de lado”. Ramos también expresó que el prelado Ticona “tiene afinidad con el proyecto político del Gobierno, porque también conoce las necesidades del pueblo boliviano”.
El Presidente acompañó a Ticona al Consistorio Ordinario público para la creación de nuevos cardenales que se realizó el 29 de junio de 2018 en el Vaticano. Poco antes, el Cardenal había declarado a un medio de prensa escrita: “yo voy a estar más cerca de Evo, es mi amigo”.
Para Paz, este nuevo vínculo indica que Morales “hace un uso instrumental de su relación con Toribio Ticona, que es una persona de la tercera edad que no tiene la claridad mental para diferenciar las cosas”.
Por su parte, la Iglesia realiza fuertes críticas a la institucionalidad democrática. Por ejemplo, monseñor Gonzalo Castillo dijo: “Aprendiendo de las anteriores elecciones, queremos recordar que es necesario garantizar siempre la igualdad de reglas para los comicios”, una insinuación de respeto al uso, por parte del Gobierno, de la maquinaria estatal para imponerse en las elecciones nacionales.
La Conferencia Episcopal de Bolivia (CEB) emitió un comunicado restando valor a las declaraciones del cardenal Ticona, tras los encuentros de éste con el Presidente Morales: “Es bueno entender que la palabra oficial de la Iglesia la da la colegialidad de los obispos. Cuando la CEB dijo que el cardenal no es la palabra oficial de la Iglesia sólo ha expresado lo que es su institucionalidad. Él puede dar su pensamiento personal, tiene todo el derecho, pero también debería estar en comunión con sus hermanos obispos, porque lo que él diga también influye en la población”, explicó el representante de la Conferencia Episcopal.
El analista Gamboa piensa que la Iglesia no debería emitir criterios acerca de la coyuntura o la acción del gobierno: “La Iglesia tiene que ocuparse de los aspectos espirituales, de la cultura religiosa. Pasar a otros ámbitos rebasa sus facultades y sus principios institucionales”.
[1] Este artículo se redactó antes de la lectura del fallo de La Haya el 1 de octubre de 2018.