admin marzo 7, 2019

El presidente Juan Evo Morales

El Poder detrás del trono

Evo Morales: Intuitivo, visionario y vivaz pero, después de casi  trece años en la Presidencia de  Bolivia, se muestra autoritario, irrespetuoso de la democracia, de la justicia  y de su pueblo por su apego al poder. Así lo describen sus actuales amigos y ex compañeros.

Roxana Cadima

Autoritario

“Evo Morales, antes de ser Presidente, no tenía elementos culturales indígenas visibles en su vida: aimara creo que ya se olvidó, a pesar de que es el idioma en que aprendió a hablar, y el quechua lo habla sólo cuando le es “indispensable” porque le desagrada. Jamás se puso sombrero, menos chullu (gorro) o chuspa (bolsa), no acullica (masca coca) y cuando hay un rito y es absolutamente de rigor, masca dos hojitas para cumplir”, explicó Alejandro Almaraz, asesor durante la conformación del partido político Movimiento al Socialismo (MAS) y exviceministro de Tierras durante la primera gestión del presidente Morales.

Es decir, explicó que su rechazo hacia lo étnico fue siempre evidente: “Y resulta que, cuando el hombre ya tiene cuarenta y tantos años de vivir para blanquearse, el mundo, no su comunidad o país, “el mundo, la humanidad”, lo reconoce positivamente como “indígena” ¡aquello de lo que pasó toda la vida tratando de deshacerse! Por eso no termina de encajar en su propia imagen, es un presidente “indígena-no indígena”. Cuando habla espontáneamente se identifica como dirigente sindical, no se refiere a su experiencia como comunario o indígena, y cuando se ve forzado, dice: ‘Indígena originario campesino’”.

Alejandro Almaraz, quien fue asesor legal para la conformación del MAS, señaló: “Inicialmente (entre los campesinos) no existía un proyecto social ni político, sólo había una simple extensión de los sindicatos al campo electoral; es decir, que los sindicatos se ponían como organización política que participa en una elección para lograr sus mismos objetivos reivindicativos: tener tierra, servicios públicos, etc. Luego recibieron y adecuaron el regalo que les hizo el falangista David Añez Pedraza: la sigla del MAS”, recordó.

Alejandro Almaraz rememoró al primer mandatario como una persona ansiosa, hiperkinética  que no puede sentarse a escuchar a otra persona y menos aún a estudiar, razón por la cual a pesar de la disposición de ambos, no le fue posible conocerlo mejor.

“No recuerdo a una persona verdaderamente cercana al hoy Presidente”, señalaba el cofundador del MAS, “no tuvo madre, ésta murió siendo él muy chico, lo criaron entre su hermana, que es un poco mayor, y su padre, quien parece haber sido un buen hombre porque se ocupó de los tres hermanos…”, reveló.

Contradiciendo  al vicepresidente Álvaro García Linera, Almaráz señaló que el poder no ha sido trasladado de las tradicionales élites criollas a los indígenas, “el poder en estos tiempos del proceso de cambio está en la autocracia de Evo Morales y en un entorno subalterno, con cierta cuota de poder, que es evidentemente criollo y “q’ara”(blanco).  Eso son García Linera, Juan Ramón Quintana,  Carlos Romero, Sacha Llorentti y uno o dos más, ésa es la camarilla”, señaló.

Aclaró que: “Esa camarilla “no lo tiene secuestrado”, pues él, (cuando) a cualquiera de ellos les señala sus zapatos, ellos se arrodillan a amarrárselos. Es la relación del monarca con sus  cortesanos, de acatamiento total y humillado. Entonces, hay un entorno criollo y los indígenas están más allá. A David Choquehuanca lo tenían más allá, arrinconado en la Cancillería”, sostuvo el abogado Alejandro Almaraz.

“Entonces, todo lo que se ha hecho obedece a la voluntad de Evo Morales. Más aún, si se hubiese podido imponer la voluntad de este entorno, a mi juicio -explica el exviceministro- el gobierno habría sido mejor en varios momentos, pese a las grandes debilidades de ese entorno”.

Evo ha tomado algunas decisiones que no obedecen al razonamiento político, sino a una extraña emotividad autoritaria, como por ejemplo en el conflicto del Tipnis (el año 2012 la marcha de los pobladores de la Reserva Nacional Isiboro-Sécure fue duramente reprimida) que marcó el comienzo del fin para el gobierno y que fue enteramente culpa del Presidente, concluyó.

“Una persona en construcción”

Juan Carlos Pinto, Director de Fortalecimiento de la Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, explicó que la mayoría de la gente de este país, “la del campo”, se ve reflejada en la vida de Evo Morales. Dentro de ellas, la del cocalero con una identificación campesina ligada a la coca. Identidad  que es a un mismo tiempo aimara (de niño), quecha (Chapare) y que en su juventud se desenvuelve hablando castellano como cocalero, señaló.

Para el cocalero la coca es un sistema de sobrevivencia porque “la fruta no me da para vivir, piensan”. Y se enfrentan a la Policía y a los norteamericanos que asesoran la erradicación de los cocales, explicaba el sociólogo Juan Carlos Pinto recordando los tiempos, de gobiernos anteriores, en los que la política de erradicación de la coca era mucho más dura, llegando incluso a enfrentamientos y muertes, sobre todo de cocaleros.

Sobre el liderazgo del presidente boliviano, afirmó: “La diferencia de Evo como líder es que supo sumar, se presentó como un boliviano más, con una propuesta de cambio y no desde el indianismo como Felipe Quispe o desde las concepciones de izquierda, en las que el indio siempre quedaba abajo. Así con un mensaje intercultural logró incorporar a sectores de izquierda campesinos… pero ya no desde la clase media”.

En lo que se refiere a la relación del presidente Morales con su familia, Juan Carlos Pinto señaló: “Para Evo, su mundo y su familia es lo político” y aclaró que “el propio Evo les ha dicho a sus hermanos que no se metan porque parecería que estuvieran actuando a nombre de él”. Añadió: “Yo creo que tiene alguna relación, pero no es como la de una familia cualquiera”.

En cuanto a su personalidad afirmó: “El Evo es una persona del pueblo con muchas características que son el lastre que tenemos muchos, es muy machista, patriarcal y quizá no asume sus debilidades como el protocolo manda: Se enoja en un partido de fútbol y va y lo agarra a patadas al jugador. Y la prensa dice: ¿Cómo un presidente va a hacer eso? Pero cualquiera en un barrio lo hace… él es así… o con toda ingenuidad, habla sobre las mujeres e hijos que ha tenido”. “…Es una persona en construcción”, definió.

El presidente toma decisiones  basándose en intuiciones, “ésa es su fortaleza y quizá también una debilidad” señaló. “Él asume que su intuición es muy importante y por ello es una discriminación racista el pensar que lo asesoran porque no piensa”, sostuvo. Escucha y después decide intuitivamente. Por ejemplo, en el caso del Banderazo escuchó y decidió: “Esa –idea- quiero que trabajen”, y da encargos para su realización, argumentó.

Autocríticamente se puede decir que son decisiones que se tomaron intuitivamente pero se desarrollaron técnicamente, como en el caso de las decisiones económicas, argumentó el director de Fortalecimiento Ciudadano de la Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia.

En la visión de Juan Carlos Pinto: “El poder en sí mismo no es negativo, te da la capacidad de imponerte o de crear; es decir, que el mundo ha cambiado, los que no tenían ahora lo tienen… y se comportan de distintas maneras… Pero se debe discutir. Así Evo tiene las dos formas de poder: Por un lado, está junto a la gente y; por el otro, se siente importante, por ejemplo, por el número de discursos dados”.

Sobre nuevos liderazgos, el sociólogo Juan Carlos Pinto declaró que en estos doce años se ha trabajado sobre un solo líder. Quizá se debió trabajar en otros nuevos liderazgos que debieron salir de los movimientos sociales, pero ellos fueron absorbidos por el Estado en los organismos públicos, perdiendo así su posibilidad de convertirse en nuevos liderazgos y causando la falta de institucionalidad.

Entonces, explicaba, muchos de los actuales funcionarios pudieron haberse convertido en líderes si hubieran permanecido en la sociedad generando ideas, pero ahora trabajan para un Estado que no termina de ser liberal y republicano pues actualmente el Estado boliviano no es Plurinacional y genera reglas con la misma perspectiva de antes y eso a nombre de la institucionalidad, definió.

Lo anterior, puntualizó, es una traba importante para seguir pensando en la renovación y la ruptura de varias estructuras todavía. “Evo se mueve entre las dos formas de Estado: a veces busca el cambio pero, en otros momentos, es profundamente estatista. Por ejemplo, en el tema de la materialidad de los edificios del Estado dice: “El poder me ha dejado aquí, pero vengan también conmigo”, Juan Carlos Pinto finaliza explicando que el presidente se siente dueño del poder y se corrige invitando a la gente a su Casa del Pueblo al mismo tiempo.

Visionario

Iván Iporre, director de la Escuela de Gestión Pública Plurinacional (EGPP), explicó que cuando Evo era diputado, le preguntó “¿Soy muy autoritario?” a lo que Iván Iporre le contesto: “No eres autoritario sino disciplinado”, porque para construir un proceso tan complicado como el que estamos viviendo se necesita ‘disciplina’”.

“Él tiene una capacidad impresionante para ver las actitudes de las personas, identifica las mentiras inmediatamente, él llama y confirma si es evidente lo dicho. No acepta la mentira blanca (como sucede en la clase media). Para él es un tema de confianza y respeto entre las personas y al darse (cuenta) de la mentira es duro”. Por ello los citadinos lo consideran duro y desde fuera empiezan a calificarlo mal cuando en realidad es transparente y lineal, puntualizó.

El director de la EGPP destacó el logro de “la soberanía como eje fundamental de desarrollo del país” porque, en su opinión, antes de la implementación de este concepto, el campesino, la mujer y los niños eran objeto de políticas sociales de beneficencia y no sujetos de desarrollo como ocurre actualmente con una soberanía económica, política e incluso tecnológica.

En este sentido, Iván Iporre sostuvo que ya no existe la  tutela de los Estados Unidos al que le interesa apropiarse de nuestras riquezas. Y que también con Cuba o Venezuela, la relación es “entre gobiernos amigos”. Citó, como muy importante la donación cubana, ofrecida por Fidel Castro, de 5.700 becas para estudiantes de provincias en carreras como medicina, economía y agronomía.

Sobre el temperamento del mandatario Iván Iporre, quien conoce al presidente desde cuando era dirigente sindical, explicó  que éste tiene mucha presencia y energía y una capacidad de convencimiento muy fuerte lo que en aimara se denomina “Quamasa”.

“Tiene una capacidad de convencimiento muy fuerte. Recuerdo que cuando era diputado, nos reuníamos con economistas y él mostraba una capacidad de articulación del conocimiento muy fuerte y una memoria increíble. Cosas que le permiten articular, construir, dialogar y convencer”, concluyó.

Un recuerdo ingrato

El abogado Juan Del Granado exalcalde de la ciudad de La Paz, exdiputado, político muy conocido y quien llevó a cabo el juicio que llevó a la cárcel  de Chonchocoro al expresidente y dictador Luis García Mesa, explicó: “Yo conocía a Evo Morales cuando él era dirigente de la Federación de Cocaleros y yo era parlamentario, presidente de la Comisión de Derechos Humanos, entre los años 1993 y 1997”.

“Yo era diputado del Movimiento Bolivia Libre (MBL) que hizo un acuerdo de gobernabilidad con el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada… En una época en la que no había Defensor del Pueblo y una de las políticas, de ese gobierno estaba muy vinculada a la erradicación de la hoja de coca, tarea que llevaba a cabo con gran dureza el entonces ministro de Gobierno Carlos Sánchez Berzaín”, recordó.

El entonces presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento explicó que tomó con total entereza esta protección porque la violación de estos derechos era una constante, especialmente en la erradicación de la hoja de coca, y que asumió personalmente la defensa de muchos casos.

“Después de una, dos o tres  intervenciones, Evo Morales asumió que yo no era parte del gobierno, que yo tenía una función absolutamente institucional comprometida con la defensa de los Derechos Humanos… y ahí es donde lo conocí”, señaló del Granado.

“En varias oportunidades me pidió que fuera al Chapare… entonces ya no iba, sólo por el mandato institucional contra atropellos, asesinatos de productores de hoja de coca. Establecimos una relación personal, horizontal, respetuosa y comprometida. Yo en la defensa de los Derechos Humanos y, por supuesto, él protegía a su gremio”, aclaró.

Contó cómo en dos o tres oportunidades apresaron a Evo Morales: “Me buscaba Esther Morales, la hermana de Evo, que se preocupaba mucho por él. Me decía: `doctor otra vez lo han traído al Evo´. Yo le pedía una frazada a mi esposa y con ella (Esther) nos íbamos a la entonces Policía Técnica Judicial (PTJ)… Al día siguiente, yo lograba la libertad de Evo Morales”.

Recordó claramente cómo en una de esas oportunidades “lo encontramos en una celda, de ahí adentro, eran las 11 o 12 de la noche (no dejaban entrar a nadie pero yo era autoridad). Estaba sentado en el somier de un catre que no tenía colchón, con un rostro muy apesadumbrado y me dijo: “Jefe, el Sánchez Berzaín me ha dicho que hay un avión de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) en el Alto para sacarme mañana a Estados Unidos”. “Se lo veía realmente abrumado y  yo le dije: Falso, mentira, no hay nada de eso, mañana vas a estar en libertad”. Y se le transformó el rostro, le volvió esa mirada vivaz que siempre lo caracterizó”.

“El recuerdo inicial que tengo (de él) es de una persona muy vivaz, con una mirada muy abierta, muy perspicaz, muy inteligente y de un trato personal muy cordial… Es un tipo que calibra a las personas desde el primer momento y entonces, claro, se mueve bien. En sus primeros cuatro años (de mandato) me llamaba los domingos en la tarde y allí discutíamos a solas sobre muchos temas”, comentó.

“Hay quienes dicen que el poder no cambia sino descubre, desnuda a las personas… Quizá detrás del Evo humano, inquieto, de repente estaba el Evo autoritario que conocemos. Cuando tú gobiernas hay muchísimos problemas que resolver y la gente te pide que los resuelvas para ayer… Entonces, te agobian los problemas y quieres escuchar buenas noticias y los que te dan las buenas nuevas, que además son falsas, son los adulones…”, afirmó.

El rompimiento

Juan del Granado recordó que la última vez que vio a Evo Morales fue en octubre del año 2009, a las seis de la mañana. “Él se molestó mucho conmigo por las críticas que yo hacía a su gestión -observaciones que él repitió sobre la primera y mejor gestión de gobierno-”, comentó.

“Él había llegado, posiblemente a las dos de la mañana, de una proclamación.  Se lo veía absolutamente cansado y estaba Álvaro García Linera que se dormía… Le dije no te preocupes por la campaña, vamos a ganar. Preocúpate por la próxima gestión, especialmente por el desorden y la improvisación. Es probable que le haya molestado, no la repetición, sino la presencia de Álvaro García Linera, me imagino. Rompimos y nunca más he vuelto a hablar con él”, afirmó.

Continuó, “luego intentó quitarnos la alcaldía, tuvo una paliza soberana, siendo Lucho Revilla el candidato, no yo. Desde ese entonces me tomó un resentimiento y creo que me asumió como adversario político… Me ha tratado como tal, me hizo doce juicios… `Pese a que para mí nunca será un adversario´”.

Es difícil saber qué pasó entre octubre del año 2009 y octubre de 2018, comentó. “Este proceso era un gran cántaro que acumuló muchísimas reivindicaciones… Yo creo que se han propinado cinco fracturas: Uno, la corrupción que dañó la ética. Dos, el autoritarismo que fragmentó los derechos humanos. Tres, el hegemonismo (sic) que quebró la institucionalidad. Cuatro, el despilfarro que desechó las posibilidades económicas. Y cinco, la represión indígena que rompió el contenido plurinacional”, precisó.

Explicó que “Por esas fracturas se ha chorreado todo el contenido, se ha vaciado, agotado y este gobierno se ha convertido en un proyecto de reproducción de poder y, claro, le han aplicado la séptima fractura que rompió totalmente al cántaro: la fractura de la Constitución, el desconocimiento del voto popular”.

Para el exaliado del proyecto del Movimiento al Socialismo es absurdo pensar que hay  responsabilidad de esta gestión en gobiernos como el cubano o venezolano: “Sólo son influencias, la responsabilidad la tienen ellos”, sentenció.

Contó que “uno de esos domingos en que charlábamos con Evo, debió ser en septiembre del 2007, Evo me dijo “Jefazo: Tus constitucionalistas no quieren aprobar la reelección indefinida” -durante la preparación del nuevo texto constitucional-. “Yo le dije: ¿Cómo vamos a aprobar la reelección indefinida Evo? ¡De ninguna manera! y discutimos sobre la alternancia. Me escuchaba, a ratos se aburría, y me dijo ¿Tú no vas a ir a la reelección en la alcaldía? Le dije ¡Por supuesto que no! he cumplido diez años, tiene que venir otra gente. Le dije: A ver ¿tú eres de origen indígena, o no eres?, ¿sabes lo que es el Muyo (cambio)? Y él me dijo `pero eso es para las comunidades´”.

El presidente Morales llegó a la presidencia con muchísimo apoyo; sin embargo, éste fue disminuyendo poco a poco debido a que sus grandes condiciones de liderazgo se vieron menguadas por la improvisación, la carencia de formación intelectual que dio lugar al autoritarismo y la terquedad, aspectos que fueron menoscabando las instituciones y la moral de los funcionarios públicos por donde grandes recursos económicos se despilfarraron.

El gobierno del “indígena” Evo Morales era una necesidad para los bolivianos, después de los desaciertos de una élite gobernante que se turnaba en el poder. Fue una gestión que forjó cambios positivos e importantes. Sin embargo, por la improvisación, la falta de preparación y el exceso de poder de este gobierno, se ha convertido en autoritaria y corrupta. Ocasionando el rechazo de la mayor parte de la población que busca una nueva alternativa mejor preparada y que, sin despilfarro, sea capaz de encauzar la economía y justicia en el país.