Editor mayo 29, 2022
Masculinidades Pixabay

Que los hombre reconozcan la opresión y los estereotipos que les impone el sistema es parte de la deconstrucción en las nuevas masculinidades (foto: Pixabay).

 

Promover el desarrollo en igualdad y equidad de condiciones entre hombres y mujeres, sin violencia ni discriminación y en un ambiente de armonía y respeto son algunos de los preceptos de las masculinidades alternativas. Cada varón debe trabajar en ello para liberarse del modelo de masculinidad hegemónica impuesto por el patriarcado.

 

Por Josué Daza
Edición: Patricia Cusicanqui

A lo largo de siglos, el patriarcado construyó la idea de la masculinidad como el único modelo de “ser hombre”, con privilegios y poder respecto al sexo femenino y reprimiendo necesidades y sentimientos básicos como el miedo y el amor. En contraposición, la teoría de las masculinidades alternativas o nuevas masculinidades promueve la reconstrucción de los hombres para propiciar una convivencia en igualdad de derechos y deberes con las mujeres, libres de violencia y con la misma valía y dignidad.

“La masculinidad es un modelo que se impone y reproduce como práctica de identidad de género obligatoria para todos los hombres”, explica Paulo Bustillos, comunicador social especializado en derechos humanos, coordinador regional de la Red Iberoamericana de Libertades Laicas y responsable de la Mesa Nacional de Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos (DSDR).

Es producto de constructos culturales vigentes durante miles de años. Lo hegemónico, mayoritariamente establecido y aceptado por la sociedad, dice el experto, limita al hombre a cumplir con un solo estándar y un único rol en la sociedad.

En contraposición a esa masculinidad, y a partir del estudio feminista de los años 60 y 70, se propone el reconocimiento de la pluralidad de masculinidades, es decir de diversas formas de ser hombre, que no respondan al rol único de virilidad y hombría, añade Bustillos.

Además, las nuevas masculinidades impulsan a los varones a renunciar a los privilegios de los que gozan y a erradicar al hombre machista, misógino, opresor y violento, tanto contra sus pares como contra las mujeres.

 

Checklist de la masculinidad hegemónica: el hombre promedio y su valor

  • Cultura de la desigualdad, ellos ejercen el poder: el hombre se muestra superior a la mujer.
  • Competencia por estatus, incluso entre ellos, con la existencia de dependientes. El hombre tiene la última palabra.
  • Se basa en la agresividad y la violencia, el hombre es rudo.
  • El hombre es opuesto al rol de lo femenino, nunca igual a la mujer.

Se trata de normas que establecen todo: la vestimenta, la actitud y el comportamiento de hombres y mujeres, y niegan las diversidades reduciéndolas a minorías.

Entre otras cosas, en la masculinidad, el valor del hombre se mide por su virilidad, su fuerza, su deseo sexual, su erotismo y capacidad de cosificar a la mujer.

 

Masculinidades alternativas libres: propuestas y cualidades

  • Apuestan por la horizontalidad, el consenso y las relaciones iguales.
  • Renuncian a toda forma de violencia y a la mirada misógina.
  • No descalifica las cualidades femeninas, sino que las reconoce.
  • Promueven trabajar y construir la nueva sociedad en equipo.
  • Promueven la paz.
  • Todos y todas tienen los mismos roles, con la misma valía y dignidad.
  • La masculinidad alterna desarrolla su imagen desde lo interno de manera equilibrada.

Las masculinidades alternativas favorecen la libre expresión de las ideas, los pensamientos y los sentimientos y promueven una vida con respeto a la dignidad de las personas, libre de estereotipos.

 

Efectos negativos en materia de DDHH

Construir masculinidades libres y reconocer críticamente la vigencia de una masculinidad hegemónica se traduce en el ejercicio pleno de los derechos humanos de hombre y mujeres, con impacto positivo en todas las esferas, como la apertura de espacios políticos para las mujeres, la promoción de la mujer en las esferas laborales y el asumir las tareas del cuidado del hogar y la crianza de los niños en igualdad de condiciones.

¿Qué nos ha heredado la idea de masculinidad hegemónica hasta la fecha en el mundo? Varios son los efectos adversos de la supremacía masculina; a continuación, detallamos algunos:

  • Que un tercio de las mujeres del planeta sean víctimas de violencia física o sexual, generalmente desde muy jóvenes, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ONU Mujeres.
  • Que de ese total, 736 millones de mujeres hayan sufrido este flagelo a manos de su pareja, y que una de cada cuatro jóvenes de entre 15 y 24 años que haya tenido alguna relación íntima lo habrá padecido al llegar a los 25.
  • Que la cifra de mujeres y niñas casadas antes de cumplir 18 años alcance, a la fecha en todo el mundo, a 650 millones. El 21% de las mujeres jóvenes (de entre 20 y 24 años) fueron obligadas a casarse siendo niñas. El matrimonio infantil también se practica en países desarrollados.
  • Que la brecha salarial entre hombres y mujeres sea del 23%, es decir que ellos ganen más que ellas por hacer el mismo trabajo, solo por su condición de hombres.
  • Que las probabilidades de no disponer de alimentos sean más altas para las mujeres (11 puntos por encima) que para los varones, entre otros perjuicios y desigualdades.
  • Que en el último tiempo, más de 80.000 mujeres hayan sido asesinadas cada año, la mayoría a manos de sus parejas y miembros familiares. En Bolivia, el promedio de feminicidios es de 100 por año en el último decenio. El feminicidio es la mayor expresión de odio hacia la mujer

 

El fin de realizar un autoanálisis sobre lo machista que puede llegar a ser un hombre es, según Bustillos, el “entender que la construcción de masculinidades alternativas favorece a las libertades y al desarrollo en armonía y con respeto, así como al reconocimiento de las diversidades, para poder transformar la sociedad”.